En menos de un año cambió totalmente su mix de importaciones de soja .
Se dijo que era una bofetada dentro de una guerra comercial. Los números que ahora se conocen indican que se trató, más bien, de una llave de wu-shu en un plan estratégico de largo alcance. Sutil. Entre enero y julio de este año China redujo sus compras de aceite de soja argentino en un 89% respecto a 2009 (de 1,3 millón de toneladas pasó a sólo 149.864). Pero, sorprendentemente, sus adquisiciones de porotos de soja (también argentinos) crecieron un 181,1%, alcanzando unos 7,4 millones de toneladas. Lo cual cubre el 80,6% de las exportaciones del país en ese rubro. Antes de bloquear las exportaciones argentinas de aceite, “China tenía más de un 50% de su capacidad de molienda (crushing) sin utilizar, producto de grandes inversiones”, explica Mauricio Claverí, analista de comercio exterior de la consultora Abeceb, en Buenos Aires.
¿El país oriental quiere apoderarse de la industria del aceite de soja? Ya pasó con el acero: eran importadores netos de manufacturas de acero y ahora son grandes exportadores. “Irónicamente, dado que Argentina procesa mucha más soja que Brasil, con el fortalecimiento chino, la especialización argentina podría cambiar”, dice el experto.
Dado que la India compró el remanente argentino de aceite, a que los precios de la soja “cruda” están en alza y las cantidades totales exportadas de poroto de soja casi se triplicaron (de 3,4 millones a 9,2 millones), por ahora todos sonríen. Los chinos, más.