La venta directa generó en 2011 a nivel mundial US$ 153.700 millones, un 9% más respecto a 2010.
En 1886 David H. McConnell, un vendedor de libros de puerta a puerta, se dio cuenta de que el negocio estaba más bien en los perfumes que regalaba y fundó la que acabaría siendo una de las mayores empresas de cosméticos, Avon. Desde entonces el negocio de venta directa no ha hecho más que crecer. Ha demostrado ser resistente a las crisis y los desafíos de las nuevas tecnologías: en 2011 generó US$153.700 millones en todo el mundo, un 9% más que en 2010.
Así lo asegura la Federación Mundial de Asociaciones
de Venta Directa (WFDSA, por sus siglas en inglés), cuya directora ejecutiva, Tamuna Gabilaia, visitó Lima con motivo de la convención anual de asociaciones latinoamericanas. Según ella, el número de personas dedicadas a este rubro también creció 9%, situándose en 91,5 millones de profesionales. Por regiones, Asia-Pacífico, con un aumento de las ventas del 12%, fue la que más creció, seguida de Américas, con un 8%, y Europa, con un 4%. Así, para sorpresa de muchos, ni los vaivenes económicos ni el auge de las ventas por internet parecen poder con la venta directa que, según la WFDA, es “la primera red social”.