Por más de 170 años, en la Bolsa de Metales de Londres se han transado los metales producidos a nivel mundial. Con un aumento sostenido de volumen en los últimos años, la bolsa se precia de ser un mercado líquido donde nadie puede tener un control absoluto.
Día a día los precios del cobre chileno y peruano, el acero brasileño o el cobalto de la República Democrática del Congo se mueven al ritmo de la campanilla que abre puntualmente las sesiones de la London Metals Exchange (LME). Ubicada en el distrito financiero de la City de Londres, la apariencia de la bolsa refleja la austeridad victoriana que caracteriza a Leadenhall Street. No es el barrio financiero de Manhattan, con rascacielos en cada cuadra. Desde 11:40 a.m. hasta 5 p.m., en la LME se transa en horario continuado y sólo con recesos de 15 minutos cada 40 minutos.
Los 12 caballeros. Como en una de las metáforas metalúrgicas de J.R.R. Tolkien, la bolsa tiene su epicentro en el llamado anillo de transacción (Ring). Éste es el espacio físico donde los corredores transan los precios de los metales a cada minuto. Son 12 las compañías autorizadas para sentarse en el anillo, en un proceso denominado Ring Dealing. En este selecto grupo hay siete empresas británicas, dos francesas y una estadounidense.
Luego vienen los miembros de las otras cuatro categorías, que no pueden operar en el ruedo y pueden o no acceder a los distintos privilegios y servicios de la LME. Los de la tres, por ejemplo, no pueden emitir contratos a clientes y son productores de minerales como la noruega Hydro Aluminum o la holandesa Hunter Douglas, que produce materiales de construcción y arquitectura. Los de la cuatro son empresas financieras autorizadas para emitir contratos, pero que no son miembros de la cámara de compensación, mientras que los de la categoría cinco son 49 compañías que operan simplemente como clientes sin derechos como corredores ni acceso a la cámara.
Glencore International, la empresa creada por el polémico Marc Rich y manejada hoy por Ivan Glasenberg, es miembro de esta última categoría, lo que no se contradice con el poderío financiero que se le reconoce en el mercado.
“Esa categoría de miembros puede sentarse en los comités formados por la LME”, señala Christopher Stobat, managing Consultan de CRU Strategies. “Hay un comité para cada metal y esas compañías pueden contribuir con sus voces cuando hay un tema en particular referido a los contratos en los metales que les interesan”, sostiene.
¿Y América Latina, donde se produce el 44% del cobre del mundo, el 24% del molibdeno y el 23% del zinc? Están las chilenas Antofagasta Minerales SA y Chile Copper Ltd (filial de la estatal Codelco), y la canadiense Vale Inco (filial de Vale), las que por cierto no forman parte de los doce del anillo y se encuentran en la misma categoría de Glencore.
Desde 2000, la bolsa es parte del LME Holding, empresa cuyos accionistas son los propios brokers de la bolsa, más los corredores que participan de ellas y empresas de otros sectores que adquirieron acciones en su momento. Tiene un consejo directivo y comités encargados de áreas clave, como el almacenaje. Como muchas bolsas que transan commodities, la LME tiene un sistema de bodegaje con empresas licenciadas en Asia, Europa y América del Norte.
Precio y cobertura. Otra función de la bolsa es el manejo de riesgo de las fluctuaciones en el precio de los metales mediante contratos futuros. A juicio de Stobat, ésta ha sido una de las razones que permitió el aumento de volumen de las transacciones durante los últimos años. En 2011 en la bolsa se transaron 3.500 millones de toneladas de material, por un valor estimado en US$15.400 millones. Un nuevo récord.
“Más gente reconoce el riesgo de los precios de los commodities y entiende que pueden usar la bolsa para cubrirse de ellos. El aumento en los volúmenes de transacción en la bolsa ha sido una combinación de producción física, de más metal producido, con uso de instrumentos financieros” explica Stobat.
La demanda de metales de países BRIC, como China, India y Brasil, ha guiado la demanda dura por metales. El cobre es uno de los más transados, junto al aluminio. Paul Dewinson, BME de Cobre-Intierra Business explica que el cobre está influenciado por la demanda de China en todas las variedades, ya que concentra el 40% del mercado. “Se espera que durante el primer trimestre de 2012 China continúe importando cobre refinado a niveles récord. Lo negativo son sus enormes niveles de reserva.”
Stobat agrega que el precio del cobre sigue siendo fijado por todos los actores que usan el mercado. “Ninguna compañía puede arreglar los precios del metal en la bolsa. Todo el mundo está comercializando en cobre o níquel, etc., y es imposible para una compañía influenciar el precio”. Opinión similar tiene la experta en commodities del Oxford Economic, Kiran Ahmed, quien indica que la gran cantidad de actores en la bolsa la convierten en un mercado muy líquido. “Hay muchos compradores y vendedores. Es un mercado muy liquido donde ningún individuo es capaz de influir en los precios”, afirma.
Algunos lo han intentado, como Marc Rich en 1994, cuando intentó incidir con Glencore en el mercado mundial del zinc. Fracasó, y hoy está retirado de los negocios, dicen.