El megayacimiento de hidrocarburos de Argentina desata fiebre del oro.
El yacimiento de petróleo y gas shale argentino “Vaca Muerta” poco a poco se va convirtiendo en una entidad casi con vida propia. En términos económicos ya lo es. Durante el primer cuatrimestre de este año, la dotación de empleados en el sector privado se expandió un 7,9% en la provincia en que se encuentra, Neuquén. Durante los últimos tres años, las actividades del yacimiento crearon unos 25.000 empleos, con sueldos que oscilan entre los US$5.000 y los US$10.000 mensuales.
Por comparación, el aumento de puestos de trabajo en todo el país en igual periodo fue casi nulo: 0,3%. Otro dato decidor fue el despacho de cemento que, en el mismo periodo mejoró 17,7%; por lejos muy arriba del promedio nacional.
Lo anterior es apenas una muestra modesta de lo que se aproxima, según un informe del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG), entidad en la que participan las compañías del sector petrolero. El trabajo revela un ángulo hasta ahora poco difundido: el impacto de las inversiones necesarias para sacar el petróleo y el gas fuera de Neuquén. De entrada habrá que construir –asevera– algo más de 4.000 a 8.000 kilómetros de gasoductos nuevos, lo que requerirá de una inversión anual promedio (solo para esa tarea) de US$1.100 millones. A esto tendrán que sumarse otros US$620 millones por año en diversas puestas al día en los sistemas de distribución. Lo anterior debido a que, de acá a veinte años, se estima que la cantidad de usuarios de gas en ese país subirá 63%, llegando a más de 13 millones de personas. ¿Y la inversión en la provincia? Este año debieran llegar a US$5.000 millones.