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Rosette: Cómo son vistas las mujeres negras en el poder
Martes, Febrero 14, 2012 - 16:22

La investigadora Ashleigh Shelby Rosette realizó una investigación enfocada a examinar la percepción sobre mujeres negras en posiciones de liderazgo. Los resultados fueron sorprendentes en tanto indican que las afroamericanas, al igual que los líderes hombres y blancos, pueden exhibir sin ser castigadas conductas dominantes por cuales se censura a las líderes blancas.

Ursula Burns es afroamericana, de 54 años, hija de madre soltera y criada en Nueva York. Trabaja largas horas en su oficina y en casa, trata de mantenerse al tanto de los estudios de su hijo Malcolm. Su historia sería como la de otras tantas afroamericanas si no fuera por la cantidad de ceros en su salario y por la posición que ocupa como CEO de Xerox. Burns es de hecho la única mujer negra al mando de una de las 500 empresas que integran el ránking de Fortune

AméricaEconomía, al conocer sobre el estudio “Can an Agentic Black Woman Get Ahead? The Impact of Race and Interpersonal Dominance on Perceptions of Female Leaders”, de Robert W. Livingston, Ella F. Washington y Ashleigh Shelby Rosette, quiso indagar más a fondo sobre cómo la raza influye en la percepción de las líderes mujeres. La profersora Ashleigh Shelby Rosette, de la Fuqua Business School de la Duke University, aceptó responder a nuestras preguntas.

Su investigación registra una correlación entre la percepción de hombres blancos y mujeres negras líderes. Sin embargo, la imagen del hombre blanco y líder se ha visto afectada negativamente, en tanto se le culpa por provocar la crisis. ¿Podría concluirse que las mujeres negras líderes son castigadas por mostrar las mismas características que reprochan a los hombres blancos líderes?

Creo que existe, especialmente en Estados Unidos, una diferencia enorme entre mujeres negras y hombres blancos. Cuando se piensa en el prototipo de la figura del líder, nadie piensa en una mujer negra, sino en un hombre blanco. Y como esas son nuestras expectativas, no creo que una mujer negra sea percibida como un riesgo al ocupar una posición de poder, o sea culpada por no prevenir todas las fallas económicas. Y es que en primer lugar, ellas no han ocupado esas posiciones desde donde se tomaron tales decisiones fallidas. 

Supongo que lo que quiero decir con esto es que las mujeres negras pueden comportarse de modo similar a los hombres blancos sin temor a ser evaluadas negativamente. Pero, antetodo, las mujeres negras tienen que estar ubicadas en esas posiciones de alto mando para beneficiarse de este tipo de comportamiento y lamentablemente, las cifras no las sitúan ahí. Si nos referimos al ránking de los 500 líderes de Fortune, solamente encontramos una mujer negra que ocupa tal posición al frente de una compañía de ese calibre, y ella es Ursula Burns, la CEO de Xerox

Por demás, si atendemos al Congreso de Estados Unidos, no hay muchas mujeres negras, tampoco recuerdo que haya alguna en el Senado. Por eso no pienso que las mujeres negras sean vistas de la misma forma que los hombres blancos, porque simplemente ellas no están ocupando las posiciones que mantienen ellos.

Con la crisis económica varias mujeres se han colocado al frente de instituciones económicas globales, como Christine Lagarde en el FMI, o de gobiernos, como Jóhanna Sigurðardóttir, primer ministro de Islandia. ¿Cree que es un factor coyuntural o es resultado de un cambio de mentalidad?

Creo que en determinados momentos las mujeres líderes pueden tomar la ventaja y es eso lo que vemos ahora. Por eso el incremento de mujeres como Lagarde en puestos prominentes. Pienso se debe a que existe más respeto por cualidades que en términos de management y liderazgo se han considerado como femeninas. Esto tiene que ver con que la conceptualización de un “liderazgo exitoso” está cambiando, al incorporar habilidades “comunales” que han sido calificadas como femeninas, y que se comienzan a evaluar positivamente. 

Se le está dando valor a las relaciones que esta “comunalidad” instaura, como consecuencia de un liderazgo que nutre, que alimenta más. Y mientras se devalúa el estilo autoritario y dominante. Por tanto pienso que se trata definitivamente de una tendencia hacia la feminización del management, al margen de si el líder es hombre o mujer, o si se encuentra en Estados Unidos o en otros países.

Al mismo tiempo se empieza a valorar más las habilidades que las mujeres pueden aportar, las cuales antes no eran del todo apreciadas.

¿Tiene conocimiento sobre investigaciones que se enfoquen a mujeres líderes de organizaciones de negocios, pero que no sean ni blancas ni afroamericanas, sino asiáticas, americanas nativas o latinas?

En nuestro caso, contemplamos específicamente cómo la percepción de mujeres negras en posiciones de alto management se separa de la apreciación de las mujeres blancas. Y mientras investigábamos, no encontramos ningún estudio que se enfocara a mujeres de otras razas que no fuera la blanca. De hecho, nuestro estudio puede considerarse como pionero en este sentido.

Ahora bien, sólo como opinión personal, podría decir que sospecho que las conductas dominantes serían castigadas en mujeres asiáticas como lo son en mujeres blancas, mientras que las latinas podrían compararse más cómodamente con las afroamericanas, las cuales pueden mostrar tales comportamientos con mayor con mayor espacio de permisividad.

Y eso es simplemente en base a la cultura, a las expectativas que una cultura en específico puede imponer sobre el juicio del comportamiento de las mujeres.

¿Podría describir con mayor detenimiento cómo el entorno cultural de una organización o un país puede afectar la percepción de las mujeres líderes?

En general, en ciertos países se tiende a aceptar la figura de la mujer líder más que en otros. Y tiene que ver con que los distintos estereotipos relacionados con la mujer que están en pie en cada lugar. En determinados países, al margen de la raza, la religión o la clase social, una mujer está descartada de plano del rol de liderazgo. No así en otras culturas, donde las mujeres ocupan cargos de dirección con mayor o menor espacio de maniobra.

El hecho por ejemplo de que estemos sosteniendo esta conversación sobre la percepción de las mujeres en posiciones de poder, ya significa mucho en comparación con lo que podría haber sido décadas atrás. 

Creo sin dudas que la cultura juega un papel muy importante en relación a los hallazgos de nuestra investigación. En primera instancia, estos se circunscriben al entorno de Estados Unidos, como está especificado en el informe. La cultura es el lente a través del cual miramos al mundo, por tanto diferentes escenarios culturales van a mirar a la mujer líder de distintas formas. 

Cada cultura se sostiene sobre un espectro variado de valores. En este sentido, existe un espectro amplio de consideraciones que determinan lo femino y lo masculino en materia de liderazgo. Con frecuencia pensamos en cuán colectivista o individualista puede ser una cultura, cuán jerárquica, o cuán igualitaria es una cultura en comparación a las fuertes diferencias de clase que se aprecian en otras. Pues del mismo modo que contamos con ese amplio rango de valores para clasificar culturas, también hemos concebido un espectro de valores para reconocer y graduar la feminidad o masculinidad en el rol de liderazgo.

La religión es parte importante de la cultura. ¿Observó alguna relación entre la religión y la percepción de los líderes? ¿Hasta qué punto puede ser relevante la religión en la manera de evaluar a los líderes dentro de Estados Unidos?

Aunque nuestra investigación no contempló la variable religión, sí pienso que es un elemento potencialmente influyente en la manera en que son percibidas las mujeres en puestos de poder.

Por ejemplo, John F. Kennedy como primer presidente católico marcó un hito en Estados Unidos, y su credo fue relevante en cómo fue juzgada su acción política. Igualmente, la religión está jugando un papel importante en estas elecciones presidenciales. Pero en nuestro estudio, no fue una variable a ser considerada explícitamente.

La elección de Obama como presidente de Estados Unidos rompió el paradigma clásico del líder. Teniendo en cuenta el peso del entorno sociocultural, ¿cómo es percibida por el público su gestión en el poder? ¿Puede su presencia en ese cargo implicar un cambio en las expectativas de la gente?

El hecho de que llamemos a Barack Obama el primer presidente negro es un indicador de que su cultura como hombre negro, como mulato, influye sobre la forma que se percibe su desempeño. Al insertar la etiqueta “primer negro” a su posición como presidente, se está sumando todo lo que en nuestra cultura se asocia a ser negro, todo ese background sociocultural apunta a cómo él va a ser evaluado distintamente porque ha roto el patrón.

Ahora bien, el hecho de que él rompió el patrón tradicional no significa que nuestras expectativas vayan a cambiarsobre cómo se concibe la figura del líder. Si me preguntan quién creo será el próximo presidente de Estados Unidos, y cuál será su raza, diría que probablemente sea un hombre blanco. 

¿Por qué? Pues porque esa es la imagen prototipo que hemos conocido como presidente, excepto por este último. Pero, si después de Obama nuestro presidente resulta ser un latino, y después un asiático, y más tarde de nuevo un presidente negro, y seguidamente un hispano, entonces cuando me preguntaras cuál creo que será la raza del próximo presidente, entonces no sabría qué responder. No podría decir porque ya estaría en pie un patrón de diferencia. En resumen, una sola persona no cambia necesariamente nuestras expectativas. Se necesita implantar un nuevo patrón para que esto suceda. 

¿Pero cómo afecta a un líder que ha roto el paradigma el hecho de ser diferente? ¿Qué sucede si se equivocan? ¿Sus errores son valorados como producto de no estar preparados para el cargo o son juzgados negativamente porque no ser como los líderes clásicos?

Ese es el eterno dilema. Es el peso que los líderes de razas, géneros, y religiones diferentes cargan. Fundamentalmente, porque ellos no pueden hacer esa pregunta. Nadie responde sinceramente a esa pregunta. Aunque sí pienso que en parte, ese juicio negativo la gente lo atribuye a la diferencia. 

Pero es que es algo muy ambiguo que no puede medirse con encuestas o entrevistas, porque nadie reconoce que esa es una motivación de su juicio, incluso cuando esa diferencia pesa en sus mentes. Todos rechazan esa posibilidad. Con todo, aunque me gustaría pensar que estos líderes van a ser juzgados por sus propios méritos o actos, la historia dice que ese no suele ser el caso.

¿Cómo espera que se desarrolle el campo de investigación sobre la percepción del liderazgo dentro de la academia?

Nos guste o no, nuestro país está cambiando. Cambian nuestra fuerza de trabajo, nuestros managers, la gente con la que trabajamos, todo se vuelve más diverso. Por lo tanto, se impone la necesidad de entender cómo la diversidad afecta el trabajo en nuestras organizaciones, nuestras corporaciones, nuestros estados y nuestro país entero.

En consecuencia, vamos a necesitar más estudios que consideren estas variables, y no sólo cada una de estas de forma aislada, sólo género o raza o clase social, sino de forma transaccional. A medida que el país se diversifica, nuestras identidades sociales se interceptan y vamos a necesitar entender cómo estas identidades híbridas y metamorfoseadas influyen sobre nuestra fuerza laboral, o sobre cómo se percibe el liderazgo, o sobre cómo influyen en la productividad del trabajo dentro de las estructuras organizacionales. Espero ver más investigaciones que dentro de la academia se concentren en estos fenómenos.

Autores

Jennifer P. Roig