El secretario general de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas (ALIFAR) explica los principales problemas que afectan a la industria, da claves sobre cómo fomentar la producción locales de fármacos y cómo enfrentar los altos precios de los medicamentos.
El alto precio de medicamentos es un tema que afecta a muchos países de Latinoamérica y es por eso que constantemente el cómo regularlos está en el debate público. Los valores de los fármacos se definen por diversas variables entre las que están los costos de producción de los laboratorios, la posterior venta de las farmacias y la cobertura de los seguros de cada país.
La industria es regulada y analizada por los gobiernos para reducir el precio de estos medicamentos y mejorar el acceso a la población, como el caso chileno, donde está en discusión la llamada Ley de Fármacos II, proyecto que modifica el Código Sanitario para regular los fármacos bioequivalentes genéricos y prevenir la integración vertical de laboratorios y farmacias.
En este sentido, Cluster Salud conversó en Santiago con el secretario general de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas (ALIFAR), Rubén Abete, organización que agrupa a las empresas de capital local de 15 países latinoamericanos, sobre el proyecto chileno, sus disputas con los laboratorios multinacionales y otros temas que aquejan a su sector.
"Esto de regular a este sector que somos nosotros los que producimos los medicamentos genéricos y similares, y que son los económicos, es como regular sobre lo regulado", indica Abete.
- ¿Qué ocurre con el acceso a los medicamentos en América Latina?
- Como industria en general buscamos mejorar el acceso de los medicamentos de la población, eso es lo más importante, y obviamente no solo eso, sino que garantizar el acceso como medicamento de nivel y de calidad adecuado y a precio justo. Ese siempre ha sido el criterio de este sector que contrasta un poco con el tema de los fármacos que proporcionan las empresas internacionales, con patentes y que son carísimos. Entonces hoy lo que está ocurriendo en la mayoría de los países es que el presupuesto de cada nación está cubriendo los costos para poder tener el acceso a estos fármacos de alto valor, donde se utiliza gran parte de su presupuesto. Y respecto al resto, que son los que la mayoría consume en el país, prácticamente no hay ningún incentivo, apoyo ni alternativa.
- ¿Se debe regular entonces para evitar este problema?
- Esto de regular a este sector que somos nosotros los que producimos los medicamentos genéricos y similares, y que son los económicos, es como regular sobre lo regulado. Entonces pretender seguir bajando los precios en este sector es casi imposible, porque somos los que ofrecemos los medicamentos más baratos en Latinoamérica. En los países de la región, la mayoría de las veces las autoridades entran en contradicción con normas regulatorias y debo aclarar que la industria farmacéutica es una industria hiper regulada, un exceso de regulaciones que no son casualidades. El exceso de regulación es una barrera técnica para el acceso a medicamentos... si yo aumento el umbral por encima de las exigencia que me asegura la calidad, lo que estoy haciendo no es más calidad, estoy limitando la entrada de competidores al mercado.
- ¿Uds. creen entonces que no es necesario ordenar la industria, en el caso chileno, por ejemplo?
- En los años ‘90 estando Presidente don Patricio Aylwin, se dictó la ley de propiedad industrial, intelectual donde efectivamente toda la industria farmacéutica firmó y aprobó esa ley que regula las patentes y que protege a las multinacionales en sus patentes. El Presidente llamó al compromiso de toda la industria de seguir produciendo medicamentos de calidad, de innovación acá en Chile para la población, todos se comprometieron, pero al año siguiente cerraron todas las plantas productivas de las multinacionales y se fueron del país, dejando oficinas de representación para traer productos importados y comercializarlos en el país. De esa fecha hasta ahora es la industria local la que ha logrado abastecer en más de un 70% los medicamentos a la población, lo que obviamente lleva a Chile a ser el país con mayor expectativa de vida de Latinoamérica.
- ¿Ha respondido bien entonces la industria local?
- Si tú analizas, con esas expectativas de vida, no podrían ser malos los medicamentos que han estado abasteciendo el mercado durante más de 60 años. Por eso, encontramos absurdo no apoyar a la industria local, porque en todos los países la industria local es estratégica. Estas medidas que se están llevando a cabo, en la práctica, apuntan justamente a lo contrario, a que desaparezca la industria local. La producción nacional médica asegura soberanía sanitaria, asegura acceso de la población a medicinas y genera trabajo y empleo, porque aglutina recursos muy especiales, hay gente muy preparada y mucha inversión... el metro cuadrado de costo de una planta farmacia oscila entre los US$ 6.000 y US$ 8.000 sin promoción de ningún tipo comercial, financiera, impositiva, arancelaria ni promoción inversiones, ni subvención del Estado.
- La competencia con los laboratorios internacionales se hace difícil...
- La industria compite a nivel global con jugadores de mayor escala, entonces que un país tenga una industria nacional es fundamental para asegurar la competencia en el mercado, que va a haber provisión y abastecimiento de medicamentos, a precios razonables, competitivamente con los importados o producidos en el país por los laboratorios extranjeros. Además, asegura empleo nacional, una red de aprovisionamiento de lo que llamamos, la red secundaria de personal contratado e industrias que trabajan con la industria nuestra como soporte de nuestras operaciones. La industria, también, genera todo un valor agregado, la tonelada de medicamentos exportados oscila entre los US$ 29 y US$ 30.000. Estamos hablando de una industria de calidad y que debe ser mirada por los gobiernos como un sector estratégico, por eso creemos que la mirada del gobierno de Chile es una mirada que atrasa, porque no está teniendo en cuenta estos puntos de vista.
"No conozco a un país que no tenga una política de salud y medicamentos. Dentro tiene que haber un plan de medicamentos de abastecimiento", señala el secretario general de ALIFAR
- ¿Cuál es la relevancia de contar con una política de abastecimiento de medicamentos?
- No conozco a un país que no tenga una política de salud y medicamentos. Dentro tiene que haber un plan de medicamentos de abastecimiento. Por más que los productores locales no puedan abastecer todo el mercado local, si están en condiciones de proveer el 90-95% de productos necesarios para la vida humana. Qué pasa si no estuviesen esos laboratorios nacionales, es lo mismo que si un país no tuviese un recurso natural, que Chile, Argentina, Brasil no tuviese agua, gas o ningún tipo de energía y alguien de afuera manejara el abastecimiento de eso. Y aparece otro problema, que son los medicamentos innovadores o únicos en el mercado que significan avances en la humanidad, pero tienen un costo muy alto. Hay, por ejemplo, un medicamento que salió recientemente al mercado que el costo del tratamiento son US$ 700.000. ¡Qué sistema público o privado puede sostener la atención de tres o cuatro pacientes de eso! Ninguno. Entonces hay que administrar el reconocimiento de la propiedad intelectual para aquel que investiga pero no podemos dejar de lado, de darle acceso a medicamento a aquel que lo necesita. Entonces hay que ser justos en la balanza, tengo que darle un reconocimiento al investigador, pero tengo la obligación de darle a la persona que necesita el último medicamento que haya. Ahí se arma el problema y los gobiernos de la región dicen que los medicamentos son caros, los caros son los “únicos” y son los que se están llevando los recursos finitos que dispone la salud pública, y los medicamentos tradicionales, ambulatorios, para enfermedades crónicas existentes, cardíacas, hipertensión, diabetes, les queda una poca porción de dinero y hay que repartirla entre todos.
- ¿Cómo se podría solucionar el alto precio de los medicamentos?
- Uno de los grandes problemas que existen en el mundo, es la administración de esa difícil ecuación, entre reconocimiento de propiedad intelectual y acceso a medicamentos. Es falso el argumento de que las empresas innovadoras necesitan miles de millones de dólares para sacar un medicamento. Hay trabajos presentados que establecen que ni siquiera llega a la mitad de los que ellos dicen que cuesta. Así, si el numero original con que yo arranco (farmacéutica), es US$ 2.000 millones, cuántos años necesito para amortizar mi inversión… y tratan de sostener que son 20 años de explotación de la patente y muchas veces le agregan recursos para extender esos 20 años mucho más. Por eso hay que cambiar la lógica del sistema de administración de patentes, tiene que haber un reconocimiento al innovador sin ninguna duda, pero tiene que ser en su punto, equitativo entre que sea un reconocimiento y que le permita al resto de la población tener acceso al medicamento. El ejemplo más claro es la competencia, cuando el innovador pierde el derecho de la explotación monopólica de una patente y sale la contraparte genérica, el precio del innovador se derrumba a menos de la mitad...en la primera salida, al cabo de unos meses y años que salen otros, se derrumba a un cuarto. Por lo tanto, acá tiene que haber competencia para que no existan esos precios excesivos.
Ley de Fármacos II
Actualmente el proyecto de ley para regular los fármacos bioequivalentes genéricos y que también busca terminar con la integración vertical de laboratorios y farmacias, entre otros puntos, está en discusión en el Congreso. De la futura ley, son varios los aspectos que preocupan a ALIFAR.
- ¿Cuáles son las principales críticas que tienen con el proyecto?
- El hecho de que en el proyecto ley se pretenda exigir que el médico prescriba exclusivamente medicamentos genéricos es una medida que atenta contra la industria y el ejercicio profesional del médico, que es inconstitucional por el derecho que tiene este profesional y la potestad de poder definir y prescribir de acuerdo a su experiencia clínica. Lo otro es respecto a los acuerdos internacionales que Chile tiene, como los Tratados de Libre Comercio (TLC). Esos compromisos significan que el Estado debe responder a las inversiones que hacen los extranjeros en el país y en este caso, por dar un ejemplo, el laboratorio Abbott que compró Recalcine, que era uno de los laboratorios grandes en Chile, no compró precisamente las máquinas, compró las marcas, sus productos, de éxito en el país y toda Latinoamérica. El hecho de que hoy los médicos en Chile no puedan prescribir sus productos, eso significa que la inversión que hizo Abbott en Chile tendría que ser compensado por el Estado. Son dos medidas que lapidan totalmente la situación d los derechos. El tercer elemento que consideramos aberrante es prohibir la publicidad totalmente y a los visitadores médicos. Se atenta contra libertad laboral del visitador médico, porque hay más de 6.000 en el país, y se atenta con la forma de comunicar una innovación a la población y al cuerpo médico.
- ¿Creen que en el Congreso puedan modificarse estas indicaciones en la ley?
- Ahora está en la Cámara de Diputados, pero tenemos la confianza de que en el Senado cuando vuelva a discusión este proyecto, no tengo duda de que tendría que rechazar estas indicaciones porque no creo que las comparta. El proyecto de ley Fármacos II surgió del Senado, donde una de las indicaciones más importantes era para regular los medicamentos genéricos bioequivalentes y terminar con la integración entre laboratorios y cadenas de farmacia. Luego entró ese proyecto a la comisión de Salud de la Cámara y se sacó ese artículo aunque quedó en el rótulo e incorporaron 195 artículos nuevos, lo que cambió absolutamente el objetivo del senado. Es probable que se rechace y termine en comisión mixta.
- ¿Por qué consideran malo el que el doctor deba prescribir sólo medicamentos genéricos?
- Chile es el único país en Latinoamérica y no sé si en el mundo, que una cadena de farmacia ya tiene más del 56% de venta de medicamentos, con integración vertical de su propio laboratorio y con genéricos propios. Entonces cuando le das al paciente por ley, un medicamento genérico y le das la receta, la idea del gobierno es empoderar al paciente, pero ese paciente va y le pasa la receta al dependiente de la farmacia, y le ofrece el medicamento de la casa, de ellos. Entonces, si le dice que le den uno de otro laboratorio, te dicen, no, no la trabajamos, es la nuestra. Y respecto al precio, en otra farmacia, pueden tener el mismo de ellos a la mitad. Entonces el hecho de controlar la distribución de los medicamentos en un país donde existe este 56% de la venta, les permite tener a esa cadena un abuso de posición dominante completo. Por eso la ley que decía que decía que había que evitar la integración entre cadenas de farmacia era tan importante.
"Es cierto que existen médicos que pueden recibir dinero de la industria, pero debo recalcar que dentro del gremio, la mayoría de los doctores son buenos y los que desarrollan malas prácticas son pocos", comenta Abete.
- La prescripción de genéricos y el fin de los visitadores médicos, ¿no busca acabar con las malas prácticas, como el pago de incentivos irregulares a médicos, por ejemplo?
- Es cierto que existen médicos que pueden recibir dinero de la industria, pero debo recalcar que dentro del gremio, la mayoría de los doctores son buenos y los que desarrollan malas prácticas son pocos. Lo mismo ocurre en cualquier profesión Y por culpa de unos pocos médicos que tienen estas malas prácticas, ¿vas a hacer una ley que contemple a todos los médicos? No me parece. No aceptamos eso, porque la mayoría de los médicos son buenos y no aceptan dinero de la industria.
Bioequivalencia
- ¿Cree que con la bioequivalencia se puede mejorar la calidad y precio de los medicamentos?
- Las autoridades a veces confunden que bioequivalencia va a brindarle al mercado productos de mayor calidad, pero eso es falso. La bioequivalencia no tiene nada que ver con calidad, ya que la calidad de un medicamento se asegura por las buenas prácticas de manufactura, de fabricación, la trazabilidad. Pero, ¿para qué sirve la bioequivalencia? Sirve para la intercambiabilidad, para cambiar un producto por otro. Otro concepto errado de las autoridades es que la bioequivalencia me va a llevar a abaratar el precio de los medicamentos, puesto que la bioequivalencia lleva un aumento del precio de los medicamentos, ya que los costos para hacer bioequivalencia a un producto son altísimos. El promedio de costo de un estudio de bioequivalencia mas o menos en la región está alrededor de los US$ 100.000.
- Uds. han declarado que las multinacionales cuestionan la calidad de los medicamentos bioequivalentes que genera la industria local…
- Hay empresas en la región que están haciendo biosimilares sin ningún tipo de inconveniente, cumpliendo todas las normas de buena práctica y obteniendo productos de buena calidad a mucho menor precio, pero como no tienen las pruebas científicas y sí los laboratorios que los fabrican para demostrar que están haciendo un medicamento de calidad, aducen que los biosimilares no tienen la misma calidad que el producto de origen, pero no termina ahí esto. Es tan desleal la competencia que crean grupos de consumidores (de pacientes) y los organizan para requerir a la autoridad sanitaria que le provea o tengan acceso solo a productos originales, no bioequivalentes. Son grupos de afinidad en el consumo y se les prepara diciendo que lo que quiera dar la autoridad sanitaria son productos de mala calidad. Le exigen que pague ese medicamento al costo que sea y el financiador dice que tiene los recursos y en su norma regulatoria no se le obliga a proveer ese fármaco. Tras esto, automáticamente ese mismo grupo se conecta con un grupo de abogados que tiene el mismo origen y hacen medida cautelar, se la presentan al juez, aduciendo que la no administración del medicamento que están solicitando pone en peligro de vida a ese paciente. Ningún juez se resiste a semejante presión. Todo eso hacen las multinacionales para mantener esa explotación monopólica de sus productos.