El siguiente relato evidencia los beneficios de tomar vacaciones y hacerlo en distintos lugares. Conoce cuáles son a continuación.
Un viaje reciente a Sri Lanka, con una parada inesperada en Tailandia, me llevó a pensar más profundamente sobre el impacto positivo de las aventuras que nos desafían.
El primer beneficio es un aumento de la agilidad emocional o la capacidad de no reaccionar de manera inmediata a las emociones, sino observar las que surgen, recolectar con cuidado información para entender sus posibles causas y luego decidir intencionalmente cómo manejarlas. Al pasar tiempo en pueblos, ciudades o países desconocidos, puedes hacerte tolerante e incluso aceptar tu propia incomodidad, así como sentirte más confiado respecto de tu capacidad de vadear situaciones ambiguas.
Experimenté este crecimiento durante mis dos semanas en Sri Lanka. De pie en medio de un montón de hombres de baja estatura y más viejos, vestidos con túnicas de los colores del arcoíris y que hablaban cingalés, me sentí más extranjero que nunca. Sabía que no sería capaz de transitar por las estrechas calles llenas de mototaxis, ciclistas y transeúntes en un auto rentado y la posibilidad de comprar el transporte, la comida, ropa u obras de arte sin indicación alguna de su precio era sobrecogedora.
Sin embargo, finalmente me adueñé de mi situación. Después de unos cuantos días en el lugar, incluso me atreví a tomar una clase de yoga completa en cingalés. Ahora sé que cualquier ansiedad inicial es solo una reacción, que se disipará en cuanto comience a actuar al respecto.
La empatía también se incrementa cuando tus viajes te empujan a nuevos territorios. La gente que viaja más desarrolla una mayor tolerancia y confianza hacia los extraños, lo que altera sus actitudes no solo hacia estos sino también hacia sus colegas y amigos cuando regresa a casa. Aprecia más a las personas con conocimientos, filosofías y habilidades nuevas.
En Sri Lanka me percaté de una estatua de Buda de ébano dentro de un contenedor de vidrio rodeado por llamativas y parpadeantes luces de neón en una calle de la ciudad, algo que para mí no encajaba, pero que los lugareños no percibían así. Cuando fui al gimnasio para ejercitarme en la caminadora elíptica, los tres televisores que colgaban del techo mostraban un juego de kabaddi, lo que a mí me parecían doce personas que jugaban a “las traes”.
El tercer beneficio es la creatividad. Un estudio realizado con 46 trabajadores holandeses descubrió que después de unas vacaciones internacionales de dos a tres semanas, eran capaces de generar ideas cada vez más diversas sobre maneras alternativas de usar objetos cotidianos, tales como ladrillos, llantas, cucharas y lápices. Los investigadores de Singapur también encontraron que una mayor exposición a otras culturas a través de los viajes, amigos de otros países, el estudio de otros idiomas o el consumo de música o comida de otros países se relaciona con la solución de problemas no convencional.
Este artículo se inspiró en una expedición que tuve la suerte de experimentar. Sin embargo, creo que es posible lograr un crecimiento similar viajando más cerca de casa: a nuevos estados, ciudades e incluso hogares, de urbanos a rurales, de norte a sur, de este a oeste. Siempre y cuando pases tiempo en un entorno desconocido, con gente cuyos antecedentes y sistemas de creencias no coincidan totalmente con los tuyos, tendrás éxito en expandirte.
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