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San Ignacio, un pueblo colonial lleno de historia y arte
Martes, Agosto 30, 2016 - 08:38

Caminatas, paseos en cuatrimotos, kayak y buceo, avistamiento de ballenas y aves en el estero en Baja California Sur.

Localizado a 73 kilómetros de Santa Rosalía y a 142 de Guerrero Negro, el pintoresco pueblo de San Ignacio es un oasis pletórico de palmeras datileras a la orilla del arroyo, donde una pequeña presa forma una laguna en el río. Nombrado por indígenas cochimíes, sus habitantes del pasado como “Kadá Kaamán” (Arroyo del Carrizal), fue descubierto en 1716 por el padre Jesuita Francisco María Piccolo y fundado en 1728 por el jesuita mexicano Juan Bautista Luyando.
 
Este poblado tiene entre sus más importantes atractivos la famosa Misión de San Ignacio de Loyola que se ubicada frente a la actual plaza principal, la cual data de 1740, cuando comenzó su construcción por el jesuita Fernando Consag, un gran explorador de las Californias, terminando en 1786 por el fraile dominico Juan Crisóstomo Gómez.
 
Este importante monumento fue construido con bloques de piedra volcánica de 120 centímetros de espesor, lo que le ha valido conservarse casi intacta. Resalta su fachada ornamentada con bajorrelieves y nichos con esculturas de santos. En su interior destaca el gran altar de madera labrada y chapada en oro, con siete óleos y una estatua de San Ignacio de Loyola, joya del arte religioso del siglo XVIII.
 
 
A unos pocos pasos de la Misión se encuentra una sala de exposición que exhibe una réplica de una pequeña parte de la Cueva Pintada, una de las pinturas rupestres más grandes de la zona con fogones, corralitos y fotografías que ilustran una parte de la labor evangelizadora en la región. 
 
Sobre este arte plasmado en rocas, no existe ningún otro ejemplo en nuestro continente, donde sus espectaculares murales con fuerte sentido mágico-religioso están representadas por enormes figuras humanas con  los brazos extendidos, grupos de pumas, reptiles, serpientes con cabezas de venado, así como manos, todos ellos pintados en colores ocre, rojo y negro, donde algunas hipótesis sugieren unos 10 mil años de antigüedad. Centro del pueblo se pueden contratar excursiones para visitar la las pinturas rupestres más antiguas del continente en abrigos rocosos y cuevas de la Sierra de San Francisco, el poblado próximo.
 
A los alrededores de este histórico pueblo se encuentra la Laguna San Ignacio, a una distancia de 55 kilómetros, donde se ubica un espléndido santuario al que arriba la ballena gris para aparearse y dar luz a sus crías. De enero a abril el lugar es visitado por miles de turistas de todas partes de México y el mundo, para atestiguar el imponente espectáculo. En el sitio operan organizadores de campamentos ecoturísticos que cuentan con lancheros bilingües especializados.
 
 
Además del espectáculo natural de los cetáceos, las características de la zona se prestan para llevar a cabo un sinfín de actividades como caminatas, paseos en cuatrimotos, avistamiento de aves en el estero, kayak, y buceo. 
 
Por otro lado, a los alrededores de este lugar habita el borrego Cimarrón, una especie prioritaria, considerada bajo protección especial. En México vive en terrenos montañosos áridos y semiáridos del noroeste, en los estados de Sonora, Baja California y Baja California Sur. Este borrego del desierto es uno de los cuatro borregos de Norteamérica y es la especie cinegética más cotizada del mundo.
 
Por su naturaleza, historia y biodiversidad, el poblado de San Ignacio es un lugar obligado a conocer al recorrer el maravilloso estado de Baja California Sur, donde  la Secretaría de Turismo Estatal sigue trabajando en fortalecer la oferta turística de cada uno de sus más recónditos lugares a lo largo de sus cinco municipios; La Paz, Los Cabos, Loreto, Comondú y Mulegé.
 
San Ignacio cuenta con buenas opciones de hospedaje y alimentos, además de tours bien organizados al santuario ballenero, campamentos de verano para niños, entre otras actividades.

Autores

Agencias