Las aguas termales de Balde y de San Jerónimo se encuentran a poca distancia de la capital provincial y son muy recomendables para combatir el estrés y mejorar la salud.
Las termas de Balde y de San Jerónimo, con sus saludables propiedades y en el marco del paisaje de salinas, se convirtieron en el atractivo preferido de los turistas que llegan a territorio puntano en estas vacaciones de invierno.
Un análisis de demanda turística realizado por el Ministerio de Turismo y las Culturas de la provincia determinó que, esta temporada, esas aguas termales fueron el centro de atracción de los visitantes.
En ese rubro, San Luis ofrece un original circuito donde las saludables propiedades del termalismo se unen a la blanca inmensidad de las salinas de la región.
Las aguas termales de Balde y de San Jerónimo se encuentran a poca distancia de la capital provincial y son muy recomendables para combatir el estrés y mejorar la salud.
Estas propiedades resultan un atractivo importante no sólo para los visitantes, sino también por los habitantes de esta provincia.
La localidad termal de Balde, a 33 kilómetros de la capital puntana, posee aguas termales de características alcalinas, cloruradas, bicarbonatadas y sulfatadas, estériles, no contaminadas que emergen de una meseta subterránea, desde una profundidad de 600 metros.
Estas aguas, cuya particularidad es que se pueden beber, surgen a 43 grados durante todo el año y son recomendadas para el tratamiento de afecciones dermatológicas y nutricionales, reumatismo, diabetes y trastornos hepáticos.
Balde cuenta con un complejo termal municipal, dos hoteles, un complejo de cabañas y camping, en los que el visitante puede alojarse o ir sólo a disfrutar de los baños termales.
A 5 kilómetros de Balde y a 42 kilómetros al sudoeste de la ciudad de San Luis, el turista tiene la posibilidad de visitar las Salinas del Bebedero.
Se trata de un extenso desierto blanco de unos 5 kilómetros de ancho por 15 de largo, totalmente cubierto de sal, que junto a la Laguna del Bebedero integran un paisaje único.
En el modesto poblado del Departamento Juan Martín de Pueyrredón, donde viven unas 50 familias, su planta industrializadora de sal da trabajo a más de 120 personas.
Las Salinas del Bebedero son un importante yacimiento de cloruro de sodio, con 6.500 hectáreas de explotación minera, en una depresión tectónica de la era Cenozoica, enmarcada por cuatro fallas geológicas.
Hace millones de años, las grandes lluvias llenaron esta depresión dando forma a una inmensa laguna de aguas salobres, que al evaporarse por las altas temperaturas dejó allí la cristalina sal en estado sólido.
Las termas de San Jerónimo, que le dan notoriedad a esta pequeña localidad, tienen una temperatura de 39 grados, surgen desde 451 metros de profundidad, y poseen efectivas acciones terapéuticas, tónicas, reconstituyentes y revitalizantes, que aumentan positivamente el bienestar personal.
También, por sus propiedades, es visitada por familias con niños que padecen enfermedades linfáticas, diatésicos o de endebles constitución física.
Este centro termal, ubicado a 26 kilómetros de la capital provincial, posee hostería, cabañas y balnearios, con piletas al aire libre y piletas cubiertas, para que los visitantes disfruten y se relajen en sus aguas revitalizantes.