Dentro de las escuelas de negocios, cambia la visión estratégica y las perspectivas académicas respecto a cómo educar a un ejecutivo capaz de lidiar exitosamente con los desafíos presentes y futuros. Iñiguez, presidente de IE University, responde sobre cuestiones relacionadas a estos cambios, sus manifestaciones, causas y consecuencias.
The Learning Curve es el libro más reciente de Santiago Iñiguez, presidente de la española IE University. En este volumen, Iñiguez analiza los cambios que se concretan dentro de la educación universitaria, mientras pone especial énfasis en cómo influyen estos sobre las escuelas de negocio.
AméricaEconomía le preguntó sobre cómo se manifiestan estas transformaciones en las escuelas de negocios, cómo se reajusta el rol social de ellas, dada su alta responsabilidad al encargarse de la formación de los profesionales que se ocupan de trazar las rutas y poner en marcha las acciones que influyen y definen las economías nacionales e internacionales.
Usted analiza a fondo los cambios que se suscitan dentro de las escuelas de negocios globales. ¿Cómo se manifiesta esto en los planes de estudio de los MBA?
Pienso que el profesional ya no sólo debe contar con una preparación técnica que le permita incorporarse al mercado laboral. Estos tiempos le demandan que alimente un espíritu creativo, innovador. Y para ello se impone un conocimiento mayor y una visión más global de los contextos.
La experiencia nos dice que la mejor manera de mantener este tipo habilidad entrenada, además de la formación continua, es tener una formación "well-rounded" o integral. La investigación demuestra que la enseñanza y el aprendizaje de las humanidades y las ciencias sociales generan una serie de habilidades en los estudiantes que los hacen mucho más empleables, porque adquieren otras formas de inteligencia además de la analítica, como la emocional, la relacional, que son tan importantes en el ejercicio profesional como las habilidades técnicas.
En este contexto, la mayor parte de las escuelas de negocios tenemos por objetivo crear no solamente buenos directivos desde el punto de vista técnico, sino ciudadanos globales, personas comprometidas que creen empresas con un valor social además de económico.
Al menos en IE, varios módulos específicos se centran en la discusión de temas relacionados con la ética empresarial, la deontología profesional, cuestiones de sostenibilidad, responsabilidad social corporativa, entre otros.
Por ejemplo, al comienzo del programa los alumnos desarrollan un módulo para aprender cuestiones de diseño. Esto les permite entender la importancia del desarrollo de habilidades de observación para tomar mejores decisiones. Así, practican habilidades que normalmente los managers no desarrollan, porque son personas con una orientación hacia la acción y menos reflexivos. Lo interesante es que un manager se vea obligado a detenerse y observar una situación desde varios ángulos, tal como hace un arquitecto con los planos de un edificio. Es forzarlo a desplegar otro tipo de habilidades más espaciales y artísticas con las cuales tomarán mejores decisiones en el futuro.
Lo mismo sucede con la historia. Es relevante entender cómo la historia es cíclica, cómo hay maneras de utilizar el aprendizaje del pasado para comprender mejor cómo superar en el presente errores similares a los ya cometidos. Igualmente, son útiles las disciplinas que cubren las diferencias culturales. Incluso se ofrecen módulos más relacionados a la filosofía, como el "critical thinking", para desarrollar en los participantes una tendencia a ser más críticos y cuestionar suposiciones básicas.
Además, el sentido ético y el compromiso deontológico forman parte de prácticamente todos los cursos. Hay que tomar en cuenta que más allá de la ética, la ciencia empresarial es aún muy joven, apenas cuenta con 100 años.
Necesitamos investigar más, entender mejor cómo funcionan las organizaciones y cómo las personas interactúan en sociedad. Por qué reaccionan de manera extrema en los mercados bursátiles ante noticias del desempeño de una empresa, o de política internacional. Todavía no se conocen ni se han analizado a fondo muchas de estas cuestiones.
Hoy entendemos mejor que hacen falta herramientas más rigurosas a la hora de evaluar los instrumentos financieros. Comprendemos las condiciones de la economía y su carácter cíclico, el papel de los bancos centrales y de los reguladores. De manera que cada una de las crisis que hemos pasado y superado, nos dejan mayor conocimiento. Pero en todo caso, el estudio de la empresa, aunque todavía cuenta con reglas de oro y aportaciones científicas sólidas que se utilizan de manera consistente, aún tiene mucho que ofrecer y desarrollar.
Pienso que la incorporación de esas asignaturas es un proceso ya irreversible dentro de las escuelas de negocios.
Otra causa del cambio es el impacto tecnológico. ¿Cómo se transforma el rol del profesor? ¿Cómo reciben los alumnos los nuevos métodos pedagógicos? ¿Cómo se maneja el conocimiento y su transmisión?
Hoy en día, el acceso a contenidos es virtualmente infinito. El conocimiento se genera a partir de múltiples fuentes. Sumado a que su transmisión ocurre través de multicanales, se revoluciona la manera de aprender y el proceso de aprendizaje en su totalidad.
La gran ventaja del entorno online es sobre todo que ofrece herramientas asíncronas. Estas permiten un grado de acceso al conocimiento y de conexión con colegas y profesores que rebasa las limitaciones geográficas y temporales. Además, también influye en que el momentum educativo se mantiene mucho más allá de la hora de la clase. Así el aprendizaje trasciende el espacio físico, lo cual me parece un logro interesante.
Posiblemente cambie también el concepto de la clase tradicional y el trabajo desde casa. Ahora los deberes o tareas, esos ejercicios para hacer luego de clase, ya forman parte también de la clase misma. La gran ventaja es que el tiempo de aprendizaje se expande y se genera interactividad.
Pero eso no quita que piense que la mejor solución es la que integra modalidades de clases presenciales con la formación a distancia. Impartir módulos exclusivamente online, o presencial, no provee de las condiciones ideales para la enseñanza. Lo ideal es combinar ambas. La necesidad de tener un feedback y tocar físicamente al resto de los participantes persiste. Es lo que completa de alguna manera el proceso de aprendizaje.
De hecho, en la IE Business School la experiencia ha sido muy positiva en cuanto al empleo de metodologías "blended", que combina ambas formas de impartir el conocimiento.
En cuanto al perfil del alumno, igualmente se transforma. Sabemos que los jóvenes operan de una manera natural en el entorno de las nuevas tecnologías. Aprenden a socializar, a conocer nuevos amigos en las redes sociales, saben encontrar información a través de múltiples canales, manejan y ordenan su conocimiento según las aplicaciones disponibles en todo tipo de plataformas.
Por tanto, la educación tiene que adaptarse a esos múltiples canales y plataformas. De lo contrario, la educación se quedaría en los clichés y modelos del pasado y se haría poco atractiva para ellos. Si ese es el entorno natural de los estudiantes, los docentes también deberían ser capaces de participar de forma natural en esos ámbitos.
Y cada vez contamos con más profesores que han desarrollado ese perfil anfibio. Saben impartir con éxito sesiones de clases presenciales tanto como pueden saltar al entorno online y actuar interactivamente con los alumnos. Eso es resultado de que aprenden a usar los distintos canales y aplicaciones digitales para hacer el proceso de enseñanza más rico.
De todos modos, la figura del profesor sigue siendo central, pivotal, en todo el proceso de enseñanza. De hecho, Bill Gates en su primer libro ya decía que las máquinas no podrán sustituir al profesor. Pero sí es cierto que su papel ha cambiado, sigue siendo el facilitador del proceso, sigue siendo el orquestador de la clase, pero se exige que tenga un perfil mucho más interactivo con el alumno. Eso significa que debe familiarizarse con las nuevas tecnologías de la información y aprender cómo integrar tecnología y pedagogía, dos elementos que cada vez más ganan igual peso en la enseñanza.
En definitiva, el profesor debe ser quien identifica las tendencias, las ideas y las sabe transmitir con eficacia. Cada vez es menos el maestro que ocupaba una posición central en el encerado como en las clases antiguas.
El modelo de enseñanza muta de estar centrado en el profesor a centrarse en el estudiante. ¿Cómo se expresa este cambio en las metodologías de enseñanza de IE Business School?
En IE se estimula un estilo de enseñanza participativo. Algo fundamental en el tipo de metodologías que se desarrollan dentro de este modelo centrado en el estudiante es la facilitación del trabajo en equipo. Se estimula la interacción entre los participantes en clase, se busca que colaboren y debatan sobre los temas de las exposiciones preparadas para la clase, tanto antes como después de la sesión.
Es un método de enseñanza antiguo que casi se remonta a lo que Sócrates hacía. El método peripatético, de la discusión, más efectivo que la conferencia magistral.
La diversidad de los grupos de estudiantes influye en cómo se desarrollan estos esquemas participativos. ¿Cómo se manejan las diferencias culturales de los participantes?
La diferencia cultural es parte del aprendizaje. No solamente tiene que ver con el estilo de relación social y las prácticas de etiqueta o de respeto. Tiene que ver con algo más importante, con las distintas visiones del mundo.
Esas visiones de mundo, complementarias o distintas, pueden incluso afectar la manera de pensar, de razonar. Por eso en algunas culturas como la china, no se trabaja con un método de razonamiento causal, como es el que utilizamos habitualmente en países occidentales. Allá piensan de una manera mucho más inductiva. Hay muchas diferencias en todo lo que afecta las maneras de pensar, visiones del mundo, etiqueta, protocolos, y entre eso, la participación en clase.
Creo que en IE promovemos la tolerancia y el respeto a los distintos puntos de vista, a las particularidades culturales o religiosas. Y es vital hacerlo así porque en la universidad conviven más de 87 nacionalidades. El porcentaje de participación internacional en el programa MBA es de más de 97%. No hay una cultura dominante o un grupo sobrerrepresentado.
Claro que estimulamos el trabajo en equipo. Pero antes explicamos sobre la historia de varios de sus países y abordamos el valor de la diversidad. Lo hacemos sobre la base de que ese conocimiento lleva al respeto. Por algo se dice que detrás de la intolerancia existe una ignorancia, un desconocimiento de otras culturas.
En todo caso, sí es cierto que existen roces, choques, a veces desentendimientos. Pero eso forma parte del aprendizaje. Lo importante es canalizar esas divergencias en discusiones que se puedan conducir en clase y se resuelvan como se resuelve un caso práctico sobre finanzas. Es decir, mediante el uso de la razón. Pero de hecho, es notable que no observamos características muy distintas entre los grupos culturales en cuanto a su comportamiento o costumbres.
Con respecto a acciones específicas que llevamos a cabo para poner a los alumnos en contacto con expresiones culturales distintas, una de ellas es la celebración anual de la jornada del Global Village. En este evento, todos los grupos de alumnos exponen sobre los aspectos más idiosincráticos o folclóricos de sus nacionalidades y culturas. Independientemente de la procedencia de los expositores, todos actúan de manera muy extrovertida e integradora.Es un evento en el cual se perciben a flor de piel estas diferencias culturales, al tiempo que se manifiesta el respeto mutuo.
En este sentido, hemos observado que no es cierto el cliché de que los chinos participan menos en clase. Quizás la gente de nuestras culturas, por preparación, tiende a participar más de manera natural, pero también le corresponde al profesor el orquestar adecuadamente la participación tanto por equipo como individual.
De nuevo, una arista interesante de las metodologías combinadas es que permiten la participación online, y ahí esas diferencias culturales, que a veces se expresan en la participación en público, se borran porque los alumnos se deshiniben más.