''Sé libre, sé tú mismo'': la regla de los berlineses para vestir a la moda
Viernes, Octubre 7, 2016 - 12:27
Turistas que visitan la capital de Alemania se nutren de las tendencias en barrios como Mitte y Neukölln.
La gente de Berlín no se viste igual que la gente de Múnich o de Hamburgo. En absoluto. ¿Pero cuál es la diferencia? La vida en la capital alemana, mucho más ajetreada, bulliciosa y en permanente recambio, va generando sus propios estilos. Es más, podría decirse que las modas que adoptan sus calles se basan en cinco parámetros básicos que nutren precisamente cierto eclecticismo:
1) No hay convenciones. Leyla Piedayesh, diseñadora, comenta: "En Berlín cada uno puede vestir realmente lo que quiera". Leyla, que está al frente de la marca Lala Berlín, nota que lo que en muchas otras ciudades puede llegar a ser un tabú allí no lo es. Se puede ir a la ópera en zapatillas, ir de compras al centro comercial en ropa deportiva y combinar un vestido de noche con botas de motociclista.
En materia de colores tampoco hay muchos límites. Todo se combina con todo. "Las mujeres de Berlín suelen llevar más colores y vestir de un modo más experimental que las mujeres de otras metrópolis", observa Leyla.
Pero atención: todo está permitido, pero no todo da igual. A pesar de que no existan las convenciones, las berlinesas suelen querer estar en la vanguardia y siempre están buscando tener cierto estilo o elegancia llamativa.
De todos modos, no todos lo entienden. "En Berlín nunca veo a nadie que esté medianamente bien vestido", dice la especialista en modas de Múnich Bárbara Vinken. "En mi opinión, el estilo berlinés es desolador, se lo mire por donde se lo mire", comenta.
Pero la capital alemana recibe todo el tiempo turistas de todas partes que vienen precisamente a mirar qué se viste en las calles del barrio Mitte o Neukölln.
"A nadie se le ocurrirá decirte algo porque entres con piercings, rastas, tatuajes y zapatillas a un restaurant de nivel", dice el fotógrafo Ashkan Sahihi, que publicó un libro con retratos de 375 berlinesas. "En cambio, si llevas corbata y traje seguro ligas algún comentario", bromea.
2) Segunda regla: No a las marcas. A las mujeres de Múnich les gusta invertir en carteras de Louis Vuitton o en jeans de Versace, en cambio a las berlinesas las marcas no les mueven ni un pelo. "No suelen vestirlas, salvo que las encuentren en una tienda de segunda mano", dice Sahihi.
Pero eso no implica que no les gusten las prendas especiales. Siempre están a la pesca de algo fuera de serie, distinto, pero de diseñadores desconocidos.
3) Todo debe ser práctico. Tacones prácticamente no se ven. Los trechos en Berlín son larguísimos y las aceras no suelen ser perfectas, por lo que se usa el calzado cómodo como las zapatillas y toda la ropa debe ser práctica.
Piedayesh cree que esa tendencia a la comodidad se ve en todas partes. "La globalización hace que las modas de las ciudades sean cada vez más parecidas", opina. "La diferencia entre lo que viste una mujer de Berlín, de Tokio o de Nueva York es cada vez menor". Lo que quizás es algo distinto en la capital alemana es que las mujeres suelen estar poco dispuestas a no vestir lo que no quieren o les calce algo incómodo.
4) La moda berlinesa depende en gran medida de la ciudad, que funciona como un escenario. Si uno se desplaza pocos kilómetros, a Potsdam, los códigos de ese "chic" berlinés ya no funcionan. Si no está esa urbe como telón de fondo, la moda que rompe con las convenciones queda rápidamente fuera de lugar. Al menos eso opina Vinken.
5) Relax. Sólo la gente recién llegada a Berlín se esmera por parecer distinta y extravagante. En realidad es prácticamente imposible llamar la atención con una moda, y las mujeres que ya viven hace tiempo en Berlín ni lo intentan. Por lo general tienen un look cool, relajado, y no están reinventándose todo el tiempo. Al contrario, suelen mantenerse fieles a un estilo, tal vez porque los cambios en la ciudad ya de por sí son vertiginosos.
Además, al final no existe un único estilo. Todo depende de la edad, la profesión y el barrio que se transite. Pero sí flota todo el tiempo una promesa en el aire: "Sé libre, sé tú mismo, como quieras ser".