Líderes de varios países se reunieron ayer en Santo Domingo para coordinar la asistencia al país caribeño.
Puerto Príncipe. La entrega de ayuda a los damnificados del terremoto de Haití sigue con dificultades, a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional, que celebró ayer en República Dominicana, una reunión preparatoria para una cumbre mundial para coordinar la ayuda al devastado país caribeño.
La cita, que tuvo como sede Santo Domingo, fue convocada por el presidente dominicano, Leonel Fernández y contará con la presencia de su homólogo haitiano, René Preval, y de la vicepresidenta primera de España, María Teresa Fernández, cuyo país ejerce la presidencia de la Unión Europea (UE).
Además, asistieron el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, mandatarios y representantes de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Centroamérica, América Latina y funcionarios de organismos internacionales.
El tema central de reunión fue coordinar la cooperación internacional dirigida a Haití y establecer una fecha para realizar una cumbre mundial con el objetivo de fijar proyectos para la reconstrucción del país caribeño a corto y mediano plazo.
El pasado martes un sismo de 7,3 grados en escala de Richter literalmente destrozó el 90% de la capital haitiana, Puerto Príncipe, y varias comunidades circundantes. En un balance preliminar las autoridades y organismos de socorro han dado cuenta de más de 50.000 fallecidos, pero estiman que la cifra de muertos podría superar los 200.000 y al menos 1,5 millones de damnificados.
La situación de miles de personas que vagan por las calles de Puerto Príncipe, sin tener a dónde ir es desesperada, mientras otras tantas siguen atrapadas bajo los escombros y los hospitales no dan abasto para atender el permanente flujo de heridos, explicó ayer el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, llegó hace dos días a Puerto Príncipe, para evaluar personalmente la magnitud de los daños del seísmo e intentar acelerar la distribución de la ayuda internacional a Haití.
Ban Ki-moon se entrevistó en la sede provisional de la misión de la ONU (Minustah) con el presidente de Haití y con la vicepresidenta del Gobierno español.
El secretario propuso que la UE organice una misión especial a Haití, bajo el amparo de la ONU para llevar a cabo labores humanitarias y de reconstrucción urgente en Puerto Príncipe, capital devastada por el terremoto.
La ONU está evaluando la apertura de un corredor humanitario por tierra entre la República Dominicana y Haití, para multiplicar los cauces de distribución de la ayuda exterior, puesto que el aeropuerto de la capital haitiana está desbordado por la gran cantidad de aviones que llega de todo el mundo.
No obstante, la gran dificultad es desbloquear las carreteras dañadas por el seísmo y garantizar la seguridad, ya que debido a la desesperación de la gente, que no tiene qué comer, se registran brotes de violencia, robos y saqueos.
Estados Unidos también ha reaccionado con prontitud al desastre de Haití y envió a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para atestiguar de primera mano los efectos del devastador seísmo.
La funcionaria llegó el sábado en un avión cargado con suministros de emergencia y anunció para hoy la llegada de un contingente de 6.800 uniformados que se sumarían a las tareas de rescate de otros 4.200 militares estadounidenses que ya están operando en el país.
La secretaria rechazó las críticas de que la ayuda internacional se acumulaba en el aeropuerto debido a la falta de organización de Estados Unidos y aseguró que su país está dispuesto a ayudar a Haití “hoy, mañana y en el futuro”.
Mientras el ex presidente estadounidense Bill Clinton viajará hoy a Haití como enviado especial de ONU para entregar ayuda y reunirse con líderes del país y sobrevivientes.
La situación que vive Haití es la peor crisis humanitaria a la que se ha tenido que enfrentar la ONU, tanto por la magnitud de los daños en el país como por la ausencia de autoridades que puedan gestionar los proyectos de recuperación.