Los resultados de la última Encuesta de Factores de Riesgo de Enfermedades, realizada a 5.760 personas de 18 a 69 años en diferentes regiones de Bolivia, evidencia que solo el 12% de los varones encuestados realiza algún deporte de manera regular. Y si bien entre las mujeres este porcentaje aumenta un poco (23%), sigue siendo alarmantemente bajo.
Días atrás se presentaron los resultados de la última Encuesta de Factores de Riesgo de Enfermedades, realizada a 5.760 personas de 18 a 69 años en diferentes regiones de Bolivia. Entre otros hallazgos, este sondeo evidencia que solo el 12% de los varones encuestados realiza algún deporte de manera regular. Y si bien entre las mujeres este porcentaje aumenta un poco (23%), sigue siendo alarmantemente bajo.
Y es que, no sobra recordar, la actividad física, junto con una dieta balanceada y nutritiva, resulta fundamental para garantizar la salud de la población. Una de las razones de esta elevada tasa de sedentarismo sería la ausencia de parques y áreas verdes que permitan practicar deportes de manera frecuente, especialmente en ciudades del occidente como La Paz, El Alto, Potosí y Oruro. A ello se añadirían factores culturales como el “apego” al trabajo, a la fiesta y a la política, particularmente en la sede de gobierno. Lo cual incidiría en el poco interés que la población manifiesta por las actividades recreativas al aire libre, así como el desinterés de las empresas e instituciones por fomentar estas prácticas.
A esta falta de interés o de imposibilidad para practicar deportes se suma el consumo creciente de comida chatarra en el país. Una peligrosa combinación que se estaría traduciendo en mayores índices de sobrepeso y obesidad, así como problemas de salud, físicos y mentales. Para ponerle datos a este escenario, el sondeo antes mencionado alerta que el 66,3% de las personas encuestadas manifiesta sobrepeso, y el 31,8%, obesidad, siendo las mujeres las afectadas por estas dolencias.
Cabe resaltar que las consecuencias del sedentarismo y de la obesidad van más allá del tema estético, ya que están directamente relacionadas con dolencias crónicas como la diabetes tipo 2; una enfermedad silenciosa con terribles efectos para la salud, responsable de la mayoría de los casos de ceguera en el país, amén de causar la muerte en sus etapas avanzadas.
Por otro lado, los expertos alertan que el excesivo consumo de bebidas azucaradas, así como de alimentos ricos en sal y grasas saturadas (pollos a la broaster, papas fritas, sopas instantáneas, hamburguesas, helados y comidas procesadas en general), está detrás de padecimientos tan graves como los infartos, la hipertensión arterial o problemas en los riñones.
Como se puede observar, no es poco lo que está en juego. Estamos hablando de la salud de las personas y de la economía en general; ya que de continuar esta tendencia, los sistemas de salud podrían sobrecargarse por la atención creciente de las dolencias crónicas antes mencionadas. Por ello, resulta cada vez más imperioso invertir recursos estatales orientados a impulsar programas que inculquen en la población, desde la niñez, la importancia de realizar ejercicios físicos de manera frecuente y de mantener una dieta nutritiva y equilibrada; junto con alternativas reales para poder vivir de manera saludable.