Por ser el órgano más grande del cuerpo y su principal barrera natural, es más vulnerable a las enfermedades. Usar jabón con pH neutro o ácido, bajarle al estrés y priorizar alimentos de color verde, rojo y amarillo, son algunas de las recomendaciones.
Cuidar el órgano más grande del cuerpo, el más visible y la primera barrera natural no sólo es importante por la apariencia física —una piel opaca delata la edad de cualquier persona e incluso puede sumarle años—, sino porque es la señal más evidente de salud y bienestar.
Consciente de que muchas veces el tiempo y el presupuesto no alcanzan para acudir con frecuencia a un especialista o consentirse con algún tratamiento, Luz Marina Díaz, médica experta en antienvejecimiento, comparte seis consejos prácticos que sólo exigen constancia y un par de productos.
“La rutina diaria es igual para todos los tipos de piel, la única diferencia es que dependiendo del nivel de grasa o resequedad varían las características del producto y su método de aplicación”, aclara.
Evitar el jabón
Para limpiar la piel, la recomendación es no usar jabón convencional, porque tiene un pH alcalino y el de la piel es un pH ácido. En su reemplazo se pueden utilizar los syndets, barras limpiadoras que no contienen grasas animales y tienen un pH neutro o ácido que conserva el de la piel y no lo afecta, o aguas micelares para limpiar cuello, cara y escote.
Cero estrés
Al igual que la contaminación y el tabaco, el estrés es un enemigo de la piel que deja efectos adversos. Cuando tenemos ansiedad de manera frecuente, se genera una mayor producción de cortisol y adrenalina que, a su vez, afecta la producción de estrógenos y testosterona, lo que origina alteraciones en la piel.
Cuando ésta se inflama es más probable que se presenten signos como dermatitis, acné o psoriasis. Por eso la recomendación es buscar técnicas de relajación que ayuden a reducir la liberación de sustancias químicas responsables de una mayor o menor tolerancia a momentos de tensión.
Una buena alimentación
Lo ideal es comer cinco veces al día, especialmente frutas, verduras y productos ricos en vitaminas, minerales y oligoelementos. También se aconseja elegir alimentos de distintos colores, principalmente verde, amarillo y rojo, para garantizar la cantidad de antioxidantes y micronutrientes necesarios.
Primero el descanso
Dormir lo suficiente es importantísimo para la piel. Ocho horas es lo aconsejable. Lo ideal es no interrumpir el sueño, para que no se entorpezcan procesos que puedan alterar el crecimiento o acelerar el envejecimiento. Además, el descanso permite que haya una regulación hormonal adecuada que ayuda a oxigenar la piel y a eliminar los radicales libres.
Masajes
Los masajes ayudan a que la piel se vea más suave y tersa, pero no deben ser muy vigorosos porque producen flacidez. Lo ideal es hacerlos con la yema de los dedos siempre de forma ascendente y por corto tiempo. De esta manera se garantiza que tonifican y ayudan a la circulación.
En manos de un experto
Consentirse semanal o mensualmente con tratamientos como hidrataciones, mascarillas con vitamina C y ácido hialurónico.