Si nos quejamos todos los días, nos podemos hacer mucho año. La solución: cambiar los pensamientos que tenemos acerca de nosotros, especialmente los negativos y aquellos infundados que controlan nuestras acciones.
La vida ese lo que pasa mientras nos quejamos. Lo malo es que si hacemos esto todos los días de nuestra existencia, al final de ella habremos querido regresar el tiempo y darle unos cuantos consejos a nuestro “yo de la juventud”.
Sin embargo, como esto no va a suceder, es mejor comenzar ahora para que nuestro “yo del futuro” esté en paz consigo mismo. ¿Cómo? Sólo basta con cambiar los pensamientos que tenemos acerca de nosotros, especialmente los negativos y aquellos infundados que controlan nuestras acciones.
Estas son las creencias que debes eliminar de tu vida:
“Estoy solo”
No pases tus días pensando por qué no llega esa persona a tu vida. Si estás sin pareja, puedes darte cuenta de que estar “solo” es algo bueno, porque es una oportunidad para encontrar la paz que necesitas y que llega sin tener a otra persona junto a ti.
El problema de estar solo no es el hecho de estarlo, sino de sentirse. El inconveniente es estar con uno mismo y con los pensamientos, dudas y problemas propios.
Cuando comienzas a pasar tiempo solo, comienzas a disfrutar tu propia compañía y a entender por qué a otras personas les gusta estar contigo.
“No me gusta mi cuerpo. Mi cuerpo no está bien”
Para empezar, ¿bien para quién?, ¿para otra persona?, ¿para el mundo entero? Pregúntate qué ha hecho tu cuerpo para que pienses así de él. Nunca olvides que es el único vehículo con el que cuentas para conectarte, probar, sentir y vivir lo que más amas y que el solo hecho de tenerlo es un milagro como para condenarlo por no ser como los de revista.
Si no te gusta, puedes hacer mucho para mejorarlo, pero insultarlo o creer que “no es bueno”, no te llevará a ningún sitio. Acéptalo: sin él y sin su funcionamiento correcto estás perdido, así que cuídalo y ámalo porque nadie más lo hará.
“No estoy feliz con mi carrera o trabajo”
Es importante amar lo que hacemos, pero ¿qué tal si le damos un giro a la perspectiva? Antes el trabajo se veía como algo colaborativo que hacía a la sociedad funcionar, hoy es un aspecto egoísta, enfocado sólo en el individuo y en lo que puede parecerle divertido o en lo que puede generarle más dinero.
Sin embargo, con un cambio de perspectiva, podríamos preguntarnos ¿qué habilidades tenemos para ayudar a otros y al mismo tiempo sentirnos seguros de que somos parte de una solución?, ¿qué podemos hacer para dar más?
La felicidad también está en dar y no sólo en recibir. Piensa menos en el dinero o en el trabajo en sí, sino en cómo éste te permite mejorar el mundo en que vivimos.
“No soy una persona digna de amor”
¿Nadie me quiere, todos me odian…? Mucho de lo que creemos sobre nosotros es producto de lo que asumimos que los demás piensan de nosotros. Suena ilógico, ¿no? ¿Cómo podemos saber todo lo que alguien piensa?
Ya que tú eres la única persona que pasa más tiempo –toda su vida– contigo mismo, es lógico que verse como alguien sin mucho qué ofrecer o como alguien aburrido, pero ¿qué tal si cambiamos esa perspectiva?
Recuerda los momentos buenos de tu vida, aquellos en los que te has caído, pero te has levantado y en aquellos que simplemente has triunfado, ahora ¿qué piensas de ti?
Si alguien en algún momento te hiere, no puedes creer que porque esa persona no te quiere, nadie más lo hará. Deja de confiar tu autoestima en otras personas que no te conocen en realidad.
“No tengo suficiente dinero”
La solución a tu vida no es tener más dinero, sino utilizarlo de forma inteligente. Así que comienza por elaborar un presupuesto, ahorrar y pagar tus deudas. Luego, empieza a invertir.
No te enfoques en la cantidad, sino en todo lo que puedes hacer con lo que tienes (y si puedes conseguir un trabajo mejor, no está de más).
“Mi vida es aburrida”
Sí, claro. La vida no es justa ni está llena de felicidad, así que deja de esperar la “magia” que te hará sentir bien y mejor sé responsable de tu propia situación y reconoce que tienes mucho poder: el poder de ser más saludable, una mejor persona, de encontrar una mejor pareja o de salvar tu relación.
Sin embargo, aceptar ese poder puede resultar intimidante. Recuerda que sólo tú tienes el poder de cambiar tu situación y volver más “interesante” y productiva tu vida si es que crees que no lo es.
Además piensa en esto: Facebook y otras redes sociales son la mejor oportunidad de mostrar nuestra mejor cara y de “vendernos”, así que es claro que nadie dejará pasar el momento para decirle a todos lo bien que nos va o lo “hermosa” que es nuestra vida.