El hambre es mala consejera, por lo que idealmente hay que decidir antes de que la necesidad se transforme en urgencia.
Una de las cosas en las que menos nos fijamos al “ahorrar” es en la comida que consumimos diariamente.
Sin embargo, puede convertirse en uno de tus gastos hormiga más problemáticos. ¿Cuántas veces no hemos comprado algo por “antojo”?, muchos pensamos que al final, como “nos alimenta”, no es un gasto necesariamente grave.
Lo cierto es que “un café”, una hamburguesa muy costosa –que al final no resulta ser tan buena como lo esperabas-, o cualquier cosa comestible, no siempre resulta una buena compra. Personalmente soy amante de la buena comida, y en mi búsqueda por encontrar lo mejor, sin necesidad de gastar una fortuna, he encontrado algunos trucos que les pueden ser útiles.
1.- “Bonito” no significa bueno
Un montón de veces he comprado comida que luce increíble, y al final es un mal ensayo de hamburguesa. Ocurre a menudo con los lugares de comida, y por recomendaciones de gente, que generalmente no es experta.
Nunca te dejes guiar por lo que luce bien. Es cierto que en la cocina, la apariencia es un elemento muy importante, pero no quiere decir que el platillo que compras sea necesariamente bueno.
2.- Establece un límite de precio según el tipo de alimento
Una regla básica reside en que un filete nunca cuesta lo mismo que una sopa de verduras (disculpen la mala comparación). Para evitar un gasto en comida innecesario, debes establecer cuánto pagarás por un alimento con ciertas características.
¿Tu presupuesto es de 500 pesos para una comida con barbacoa texana de dos personas?, siempre revisa los precios en la carta antes de pedir y sentarte. Si “sientes” que los costos están por encima de lo que tienes proyectado, recapacita si lo vale.
3.- Hacerlo en casa siempre es más barato
Una comida hecha en casa cuesta hasta una tercera parte de lo que gastarás en un restaurante. Hace algunos meses preparé una costilla al carbón en casa y me di cuenta que aunque los ingredientes no son necesariamente baratos, me costaba mucho menos que en cualquier comercio.
Y comí porciones más grandes, así que si se te da la cocina, aprovéchalo.
4.- Revisa recomendaciones en apps como Foursquare
¿Tienes ganas de conocer el restaurante de moda? Las experiencias de usuario suelen ser una guía valiosa para descubrir si deberías ir a un lugar, o no.
Una vez fui a un restaurante japonés en el que la comida me costó mucho dinero. Por dos personas gasté poco más de mil pesos, y lo cierto, es que no quedé satisfecho.
Al revisar en sus redes sociales y en Foursquare descubrí que mucha gente se quejaba de lo mismo, e incluso de la atención al cliente (que tampoco me pareció una maravilla).
Aunque no son realidades tajantes, puedes tomarlas como un aviso de lo que podrías esperar en el lugar.
5.- Nunca decidas dónde ir con hambre
El hambre es una mala consejera. Muchas veces he comprado un combo de comida enorme por tener mucha hambre. A final no lo puedo terminar y descubro que parte de mi gasto fue desaprovechado.
Sincérate y piensa: ¿No lo he terminado antes?, entonces quizá es suficiente con un combo mediano. Verás que esos 20 pesos que te ahorras te servirán de algo.
6.- Se vale repetir lugares que te gustaron
Si encuentras un lugar que te encanta, y además va acorde con tu presupuesto, no dudes en convertirlo en un lugar común.
La variedad en la buena comida, también puede venir de la mano de cosas que conoces. Algún día aparecerá un nuevo platillo.