Según los expertos, al menos son nueve aspectos los que dan una pista de que el tema se pone complejo. Lo bueno es que, una vez identificados, se pueden cambiar y mejorar.
Las rutinas son geniales cuando ayudan a organizar nuestra vida, pero son algo terrible si se instalan en nuestra vida sexual. Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta… hasta que es demasiado tarde.
El pijama que usas. La idea de usar algo sexy para dormir y dejar de ponerte la pijama más vieja y grande que tienes. Busca prendas que sean cómodas pero hot.
¿Sexo en la ducha? La última vez que tú y tu pareja tuvieron sexo fuera de la cama, fue cuando salieron de viaje. Dale espontaneidad a tu relación y aprovecha la mesa de la cocina.
La comida en la cama ya no es para jugares literal para comer mientras ves una película en el computador con tu chico al lado.
Cuando se trata de posiciones sexuales, digamos que has cambiado más tu cabello que tus movimientos. Los pequeños cambios pueden hacer maravillas.
La última vez que trataste de levante temprano para tener sexo antes de empezar el día… apagaste la alarma.
¿Tu mejor técnica de seducción es quitarte el bra? Saca a la diosa del sexo y condimenta las cosas entre las sábanas.
No recuerdas la última vez que masturbaste, rompe con esa mala racha y reconéctate con tu cuerpo.
¿Súper orgasmos? ¡Falso! Uno de las señales más grandes de que tienes que comunicarte con tu pareja.
Casi tuviste sexo… pero te dio frío en la mañana y preferiste ponerte la pijama.