Por Francisco Javier Garrido, director Escuela de Negocios Universidad Mayor.
El sentido de dirección resulta un imperativo del mundo en que vivimos y aceptar la incertidumbre que nos rodea, puede ayudarnos a encontrar el mejor camino. Tal como indica Gigerenzer, en ciertas condiciones, "disponer de conocimiento parcial ayuda a tomar decisiones" sobre la base de reglas sencillas.
En efecto, el sentido de dirección responde a las capacidades propias del estratega y se desprende de la necesidad de trazar límites concretos en la función de asignación de recursos (en tiempo y espacio) sobre los estados futuros de la compañía. Tal sentido de dirección se convierte en un ordenador del actuar y por tanto, es una alta responsabilidad de quienes tenemos a nuestro cargo el designio de la toma de decisiones.
Es cierto que en los escenarios y la suma de coyunturas en que estamos y estaremos inmersos, resulta más fácil decir "es el momento de tomar decisiones", que hacerlo. No obstante, la responsabilidad que no puede eludir un manager es justamente la de la tomar decisiones y además, la mejor.
Las faltas de previsión y planificación afectan el sentido de dirección y en la suma de ambas se evidencia la falta de objetivos, planes de acción y densidad en los análisis, relaciones emergentes y síntesis, como para soportar el mediano y largo plazo (nada tan nocivo como los errores en la carta de navegación o la ausencia de la misma).
Las señales de largo plazo que se traducen en sentido de dirección para las empresas, responden a diseños estratégicos de arquitectura compleja, flexible y creativa. Esta condición colabora a su naturaleza y soporte ante los vaivenes del entorno, tales como los altos índices de incertidumbre que ponen hoy en jaque las capacidades de análisis estratégico y planificación de los managers a nivel global. Y frente a esto no es posible esconderse en la incómoda incertidumbre, sobre la que se realimenta el promedio del mercado.
Para esto hay que tomar decisiones, es para eso que nos han contratado y esto es lo que esperan quienes nos acompañan: es el sentido de dirección que impacta en nuestras organizaciones y en las vidas de nuestros colaboradores.