Los inversionistas ángeles y el capital semilla se han convertido en los mejores aliados de los empresarios, a la hora de emprender nuevos negocios.
Libertad para innovar, alta tolerancia al fracaso y reconocimiento en el caso de éxito son, a grandes rasgos, las herramientas que un emprendedor necesita para llevar adelante una idea de negocio. Sin embargo, aunque la voluntad y las ganas de emprender estén presentes, la falta de recursos económicos suele ser uno de los principales obstáculos a la hora de concretar un proyecto.
Pese a esto, cada vez existen más alternativas para quienes buscan crear una empresa. Es el caso de varias instituciones, entre ellas universidades y fundaciones, las que a través de incubadoras de negocios, han ayudado a los emprendendores a llevar a cabo sus iniciativas.
"Cuando una empresa tiene una idea de potencial debe tener opciones para conseguir los recursos existentes", dice Diego May, director de Avantica Technologies e inversionista ángel en dos ventures capital. El experto sostiene que en EE.UU. el ecosistema ofrece muchas alternativas, pero en el caso de América Latina, los emprendedores deben acudir a fondos de capital de riesgo tradicionales o corporativos, a inversionistas ángeles o a bancos, según el estatus de la empresa.
Ramón Molina, director de la escuela de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, aclara que "para la primera etapa de incubación y despegue existen los amigos, familiares, inversionistas ángeles, subsidios de capital de riesgo y capital semilla".
Los inversionistas ángeles son personas o entidades con experiencia en los negocios que tienen interés por promover la iniciativa empresarial. Su forma de trabajo consiste en aportar capital en empresas en la etapa de formación o consolidación justamente durante la organización y, si se da el caso, ofrecer su experiencia en los negocios para apoyar a quienes están liderando los proyectos que están financiando. De allí su nombre de "ángeles". "Los inversionistas ángeles adecuados aportan dinero, conocimientos, contactos y experiencia", dice Diego May.
Fundaciones y entidades gubernamentales también juegan un papel importante en el lanzamiento de un proyecto, aportando capital semilla, que se refiere la cantidad de dinero necesaria para implementar una idea. Este fondo constituye una inversión para cubrir los costos de creación de la empresa, compra de activos y capital de trabajo hasta alcanzar el punto de equilibrio, es decir, el momento a partir del cual la empresa ya genera suficientes ingresos como para cubrir sus costos.
Correr el riesgo y movilizar los recursos. Para Claudio Baradello, gerente de empresas globales, en la etapa de incubación de una empresa, lo primero que hay que tener en cuenta es el riesgo. "Si no hay riesgo, no hay ni innovación, ni actitud emprendedora en los mercados abiertos a participantes globales", dice.
Una vez que los emprendedores están dispuestos a arriesgar, el siguiente paso es buscar inversionistas, empresas o empresarios que deseen subsidiar la idea en cuestión. Sin embargo, más allá de las técnicas tradicionales, Alejandro Ruelas-Gossi, miembro del equipo de académicos del programa Crecer con Nuevos Negocios, del Centro de Innovación y Emprendimiento (CIE) de la UAI, la mejor forma de emprender es "plantearse la situación, analizar las complicaciones, cuestionarse, y responderse". Partiendo de esta estructura, el experto mexicano explica que, "generalmente, cuando uno piensa en una idea innovadora piensa automáticamente en tener que pedir dinero a alguien, pero la clave no es pedir, sino movilizar los recursos de otros", dice. Y agrega: "no necesito tener dinero de entrada para hacer algo, necesito participantes, y cuando tenga los participantes, llegarán los inversores".
Kristie Seawright, directora ejecutiva del GEM opina que cada cultura y ambiente es diferente y en cada región, por consiguiente, el emprendimiento se llevará a cabo de distinta forma. "Algunos ambientes son más favorables que otros a la hora de emprender, pero depende de factores como los niveles de desarrollo económico, los gobiernos y las diferentes culturas, entre otros", sostiene.
En definitiva, con recursos económicos o sin ellos, todos los expertos coinciden en que, para financiar una idea innovadora, es importante tener buenos contactos y ser lo suficientemente persistente para llevar a cabo el proyecto emprendedor, con la ayuda de inversiones externas.