Los padres pueden ayudarlo haciéndole sentir que es parte de un grupo.
Mamá no puedo ir a la escuela, estoy “enfermo”, dice Paulo, de ocho años, quien sabe que esta excusa lo libera de asistir al colegio. No es el único, otros niños utilizan una variedad de pretextos, se ponen caprichosos y hasta provocadores con tal de no ir a clases. Esto puede acabar y aunque no lo creas puedes lograr que tu pequeño vaya a su escuela con gusto. Todo dependerá del estímulo que reciba tanto en el nivel inicial como en primaria y secundaria.
Adaptarse al prekínder o kínder puede ser difícil para cualquier pequeño, más si no pasó tiempo conviviendo con sus pares. Es probable que algunas actividades como merendar y hasta jugar con los demás le resulten complicadas. Por ello, los padres pueden ayudarlo haciéndole sentir que es parte de un grupo.
Por ejemplo, la madre puede reunirse con otras mamás cuyos hijos tienen edades similares para que compartan. Otra alternativa es inscribirlo a una clase de arte, música o baile, se lee en Espanol.baby-center.com
“Es normal que un niño pequeño de dos o tres años tenga la angustia de separarse de sus padres y lo manifieste con llanto. Por ello, es importante motivarlo. Más que decirle algo, es cómo se lo dice y que esas palabras de aliento, como ‘es lindo’, ‘te va a encantar’, ‘jugarás con otros niños’, vayan con una actitud positiva y de entusiasmo”, recomienda Alejandra Martínez, directora de la carrera de Psicopedagogía de la Universidad Católica Boliviana San Pablo.
Si una madre llora delante de su retoño cuando lo deja en el colegio le transmite miedo y pena, lo que significa una actitud negativa.
“El adulto debe explicar al menor que es una etapa en la que tiene que aprender para desarrollarse en la vida y que será divertida”, señala la psicóloga Mónica Mendizábal, quien recalca que la participación de los padres es una forma de acompañar a sus hijos en este periodo.
Si los progenitores son activos y se muestran contentos, los infantes interpretarán esa actitud y se sentirán motivados desde la casa. En primaria, el niño comprenderá mejor el objetivo del colegio. Martínez remarca que el ingreso a la escuela no tiene que ser traumático, porque ya pasó esa etapa de separarse de sus padres en kínder.
Los adultos deben señalarle que el colegio es una continuación de sus actividades y que ya tiene deberes y responsabilidades que cumplir.
Unos días antes del comienzo es bueno recordarle anécdotas pasadas o acontecimientos divertidos que haya vivido en clases. “Y si no quiere ir es un indicador de que algo no está bien en su vida, los padres deben indagar lo ocurrido”, prosigue.
Para secundaria, los adolescentes entienden con mayor racionalidad y los progenitores deben motivarlos a que asuman sus estudios con proyección de vida, dice Mendizábal.
Algunos padres optan por regalar premios a su hijo antes de que comiencen las clases o al finalizar el año. Para las profesionales esto no es positivo, ya que el joven verá sus estudios como un camino a la recompensa y no así como un objetivo de vida.
Educación inicial
1. Actitud positiva. Si los padres están de mal genio o tristes, no es aconsejable que lo exterioricen delante de su hijo. No se puede pedir positivismo y buen ánimo de retorno a clases con esa actitud.
2. Proporciónale información previa. Al igual que les pasa a los adultos cuando cambian de compañeros, jefe u oficina, el niño se siente inquieto y ansioso al ingresar al nuevo curso y todo lo que ello implica. Entonces, se le debe proporcionar toda la información posible sobre el tema antes de ir al colegio.
3. Un ritual para despedirte. Si es la primera vez que tu niño se separa de ustedes, quizás se ponga ansioso y piense que no regresarán. Es aconsejable inventar un ritual especial que hagan padres e hijo cada vez que se lo deje en el kínder. Por ejemplo, cantar una breve canción, chocarle con las manos (¡choca esos cinco!) y decirle que al finalizar la clase estarás esperándolo para ir a casa. Educación primaria
4. Habla sin agobiar. Los padres deben estar siempre accesibles para cuando el niño quiera hablar de sus sentimientos y experiencias con relación a la vuelta al cole, pero no se le debe agobiar ni atosigar con preguntas.
5. Vuelta paulatina a lo cotidiano. Durante la vacación, el niño come a deshora o duerme más tarde. De regreso a clases, debe estar físicamente preparado; por ello es conveniente ir reinstaurando las viejas rutinas escolares, una o dos semanas antes y hacérselo notar.
6. Preparar su escritorio de estudio. Además de organizar el material escolar, es positivo que días antes se organice, limpie y ordene su mesa de trabajo.
7. Nuevos propósitos. Para que el pequeño se sienta motivado es importante hablar con él de los retos que le gustaría conseguir este año, como aprender a hacer una manualidad, terminar antes los deberes, entre otros. Los padres deben apoyarlo en ese propósito y mostrar toda su confianza en que lo logrará. Educación secundaria
8. Recordar anécdotas divertidas. Unos días antes del inicio de clases es bueno recordarle experiencias pasadas o acontecimientos divertidos que haya vivido en el colegio.
9. Apoyo en casa. En un hogar donde se fomentan la curiosidad, las preguntas y la exploración, un menor recibe el mensaje de que los estudios valen la pena y que son una fuente de satisfacción y desarrollo personal.
Fuente: Collegeboard.com. Onmeda.es y Babycenter.com.
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