Cada organismo es único. El desarrollo de la melatonina es un aspecto clave para llevar adelante una rutina efectiva de ejercicios.
Elegir el momento del día para hacer ejercicio depende, en general, del trabajo, la familia y las otras actividades sociales que se desarrollan a diario. Sin embargo, ¿existe algún momento más propicio que otro?...
Es sabido que es necesario combatir el sedentarismo y hacer ejercicio para definitivamnete llevar un estilo de vida más saludable. Y aunque esto suena muy bien, la realidad es que muchas veces cuesta encontrar el momento adecuado o hacer el tiempo necesario para establecer y mantener una rutina de ejercicios.
Seguramente cuando se tiene la intención de hacer ejercicio se cruzan muchas actividades que suelen ocupar tiempo, como el trabajo, la familia y las amistades. Probablemente cualquiera de ellas o todas resultan más atractivas, incluso.
Sin embargo, para los expoertos todo esto no son más que excusas. El hacer ejercicio es cuestión de voluntad. Además, es posible invitar a otros a que compartan la experiencia, invirtiendo colectivamente el tiempo para compartir y entrar en un círculo de actividades sanas.
Superada esa primera fase, ¿existe algún momento del día que sea mejor que otro para los ejercicios? En realidad, no hay una respuesta universal y absoluta a esa pregunta, ya que cada organismo es diferente. El mejor momento debe ser encontrado en la práctica.
Es más. Hay muchos casos de personas que optan por hacer ejercicios durante la noche, para luego acostarse cansados. Sin embargo, logran el efecto contrario: sufren más con el insomnio.
El cuerpo maneja su propia agenda interna, denominada reloj biológico o circadiano, que funciona con ciclos de 24 horas y envía señales al organismo para que funcione de acuerdo al momento del día. Por eso, por ejemplo, a veces surge el sueño y en otras el hambre.
En el caso de no conciliar el sueño luego de hacer ejercicios, lo que puede pasar es que luego del trabajo el organismo comienza a generar una hormona llamada melatonina, que es la que prepara al cuerpo para el descanso o la actividad y encuentra su momento más alto por la noche (provocando el sueño). La actividad física, por su parte, demoraría la producción de esta hormona (y así la aparición del sueño).
Un estudio publicado en el American Journal of Physiology – Regulatory, Integrative and Comparative Physiology detectó que, tanto los adultos jóvenes (de entre 20 a 32 años de edad) como los adultos mayores (de entre 55 y 73 años) experimentaron retrasos en sus niveles de melatonina luego de hacer ejercicios durante la noche, antes de acostarse.
Ante ello, el momento del día más indicado para realizar alguna actividad física debe ser la mañana. En este caso, hay investigaciones que sugieren que realizarla en este momento del día ayuda a dormir mejor y, de ese modo, bajar de peso. Otros estudios también muestran que hacer ejercicios por la mañana permitiría realizarlos de una manera más eficiente, ya que las personas tienden a ejercitarse mejor en ese horario.
Por otro lado, hay personas que por la mañana les cuesta mucho levantarse y no se imaginan ni en una caminata paseando a su mascota cuando comienza el día. A ellos se los conoce como “aves nocturnas” y, en general, están más despiertos de noche. En ese caso, lo mejor -entonces- es seguir la agenda interna del cuerpo.
En realidad, no se conoce a ciencia cierta si existe algún momento más propicio para hacer ejercicio que otro. Cada persona es diferente y hay otros factores que también pueden influir, como el estrés, la cafeína ingerida y la cantidad de horas dormidas el día anterior, entre otros.
Por todo ello, cada uno es quien mejor sabe el momento del día para ejercitarse y la mejor manera es probando diferentes cosas y determinando cuál funciona bien para cada uno.
Los expertos subrayan que lo ideal es ir probando hasta encontrar el momento propicio y cómodo para desarrollar una rutina de ejercicios, un paso esencial para llevar adelante una vida saludable.