Antes de decidirnos por un MBA, debemos dilucidar qué buscamos conseguir con el programa. Lo importante es tener un plan.
Es esa brillante medalla anhelada por todo ejecutivo latinoamericano. Un MBA abre puertas y palabras como excelencia, liderazgo y prestigio, las que rondan cada vez que se menciona uno de estos programas. Sin embargo, antes de matricularnos debemos pensar por qué lo queremos. Y si es lo más adecuado para el actual momento de nuestra carrera o es sólo un capricho.
“Es común que algunos aspirantes decidan tomar un MBA porque muchos amigos o conocidos lo han hecho, sin tener claro lo que este programa implica”, dice Sonia Zurita Erazo, directora académica del MBA de ESPAE-ESPOL. “Alinear las expectativas de lo que se espera de un MBA y lo que éste en realidad ofrece es la primero que se debe realizar antes de decidir”, agrega Zurita.
Un punto central es que un MBA está diseñado para personas con años de experiencia laboral, que confronten sus conocimientos académicos y sus desafíos laborales con el programa. Por eso, no es recomendable para personas recién egresadas de pregrado que esperan especializarse en su área, para lo cual deberían preferir una maestría específica. Un MBA es para obtener competencias de administración para trabajar en alta gerencia en cualquier industria o área del conocimiento. Por ejemplo, un músico que quiere ser gerente de un teatro en Medellín, un periodista que quiere dirigir un medio de comunicación en Monterrey o un ingeniero que anhela hacerse cargo de una minera en el norte de Chile. Todos pueden cursar el mismo programa y el que puedan compartir sus experiencias es una de las grandes virtudes de un MBA. “Si se dice que un grado universitario te enseña a aprender, un MBA te cambia la manera de pensar”, dice Cristina Sassot, directora de Admisiones del MBA full time de ESADE. “Y un MBA de los mejores te cambia totalmente la percepción del mundo”, agrega.
En América Latina es un requisito tácito en la mayoría de las industrias tener un MBA para acceder a la alta gerencia. Por eso, si ese es el plan de vida que se ha trazado, el MBA es un prácticamente un deber. “La mejor inversión personal es en el propio capital humano”, dice Marcos Singer, profesor del MBA de la Universidad Católica de Chile. “Este capital depende del conocimiento, los contactos, la integridad y todos los atributos que demanda el mercado del trabajo”, agrega el académico.
Si quieres asegurarte de que no es un capricho sino una decisión estratégica para tu carrera, te entregamos las principales razones para cursar un MBA:
-Promoción profesional: como mencionamos antes, en gran parte de la industria latinoamericana se requiere un MBA para aspirar a altos cargos gerenciales. Puntualmente, un MBA nos entregará habilidades y competencias valoradas por los headhunters que reclutan ejecutivos, como pensamiento estratégico, comunicaciones y liderazgo. “Un MBA es un complemento indispensable que nos brinda una mirada holística y más profunda del management de negocios”, dice Aldo Aszyn, MBA de ORT Uruguay y director de Global Finance Operations para América Latina de The Coca Cola Company.
-Desarrollo de nuevas habilidades: “Un MBA es un programa de desarrollo de liderazgo, que desarrolla las capacidades de los participantes para sus futuras vidas personales y profesionales”, comenta Itziar de Ros, directora de Admisiones del MBA de IESE. América Latina es una tierra en constante evolución, por lo que un ejecutivo latinoamericano con MBA no sólo ayuda a mejorar los índices de capital humano sino que tiene muchas oportunidades en este mercado en expansión.
-Marcar una diferencia en la propia industria: con el surgimiento de nuevas multilatinas, quedarse en una empresa en crecimiento es tentador. Pero para eso es necesario capacitarse y un MBA permite estar preparado para esos cargos gerenciales que surgen cada día en la región con el crecimiento e internacionalización de las empresas. “En mi caso particular, mi título de grado es Ingeniero Biomédico. Luego de transitar mis primeros años como profesional, caí en la cuenta que a mi formación le faltaba un complemento. Además, a medida que iba ganando responsabilidades, sentía que determinadas herramientas de gestión no me eran naturales y que mi visión de la empresa era acotada”, dice Daniel Budasoff, alumno del MBA de la Universidad Torcuato Di Tella. “Por todo eso deduje que mi desarrollo profesional se vería limitado si no hacía algo al respecto y el MBA fue la solución”, recalca Budasoff.
-Cambio de carrera: según Phillippe Oster, director de Admisión del MBA de HEC Paris, los postulantes se dividen entre cazadores y exploradores. Los primeros serían quienes están satisfechos en su industria, pero tienen bloqueado el paso en su carrera y necesitan competencias para ascender. “Los exploradores, por su parte, son los que buscan un cambio radical”, dice Oster. “Ya sea en industria, zona geográfica, lengua o estos tres elementos juntos”, agrega. Por eso, para ejecutivos latinoamericanos que quieren aventurarse y cambiar, un MBA entrega el conocimiento para transformarse en ese ejecutivo cosmopolita que se sueña ser.
-Mejorar salario: tras realizar un MBA los profesionales egresan con un nivel que les permite dirigir y administrar negocios de alto rango. Por eso, el retorno de la inversión se paga con creces cada mes. El sueldo de un MBA suele ser superior al de un ejecutivo con otro título de posgrado, aunque determinar ese porcentaje varía en función de la empresa, mercado local o variaciones de monedas. Según Martin Boehm, vicedecano de IE Business School, es un hecho innegable que todo el esfuerzo de cursar un MBA siempre tiene su recompensa, “Un mejor trabajo y un incremento salarial le siguen como consecuencia”, dice Boehm.
-Emprender con negocio propio: es común que los emprendedores latinoamericanos tengan una idea insuficiente de lo que necesitan para administrar sus proyectos, como también de la alta tasa de primeros emprendimientos que fracasan. En este contexto, un MBA entrega un stock de conocimientos funcionales para aplicar en un emprendimiento real. Además, proyectando a 5 o 10 años los proyectos propios de un emprendedor y generando las redes de contacto que abran oportunidades de negocios y acuerdos comerciales.
-Crecer profesionalmente: a un ejecutivo que lleva años de trabajo en terreno, un MBA le permite actualizar sus conocimientos y cuestionar académicamente los desafíos que el mundo laboral le presenta. “El mundo se está volviendo más y más complejo y cuando uno ya ha adquirido cierta experiencia de trabajo, es necesario volver atrás y revisar sus conceptos”, dice Marina Heck, decana asociada del MBA FGV EAESP.
-Networking: adquirir una red profesional que entregue oportunidades laborales siempre fue importante entre los ejecutivos latinoamericanos. Pero ahora, con el surgimiento de herramientas digitales y redes sociales, sus oportunidades de generar contactos globales es mayor que nunca. “El MBA permite acceder a una red de contactos conformada por ejecutivos de las más importantes organizaciones y multiplica las oportunidades para generar nuevos negocios”, comenta Jaime Serida, decano de la Escuela de Administración de Negocios de ESAN.
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