Expertos concuerdan en que salir de los roles cotidianos en el contexto de un viaje genera variados beneficios en las personas.
Además de los paisajes y las experiencias que se quedan como una película en la memoria para siempre, los viajes constituyen un motor dinámico para la salud de las personas. Desde la neurología, por ejemplo, se señala que lo que se vive en los viajes genera una reserva cognitiva importante, gracias a la posibilidad de desarrollar mayores conexiones neuronales.
De esta forma, las experiencias vividas junto a otros tipos de personas y en varios contextos, permite enfrentar la vejez en mejores condiciones mentales. Y es que la aventura de viajar, no importa dónde sino que más bien el hecho de salir de una realidad constante, ayuda a descubrir diversas creencias, ideas, opiniones, formas de vida, paisajes, prácticas, variadas culturas o fórmulas para enfrentar la vida.
Contrarrestar la realidad propia con otras amplía los puntos de vista y ayuda a entender de manera más contextualizada la realidad.
Un estudio publicado por la Global Commission on Aging, la Transamerica Center for Retirement Studies y la U.S. Travel Association destaca que el viaje reduce el riesgo de infarto de miocardio, la depresión y la salud del cerebro.
Por su parte, el Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología, liderado por Sagrario Manzano Palomo, subraya que el encéfalo es el principal beneficiado con los viajes. Se trata, precisamente, de la zona cerebral en la que se generan las conexiones neuronales.
El comportamiento cotidiano de las personas se limita por las funciones estables que deben adquirir, tanto laboral como familiarmente. El hecho de relajar esos roles en una instancia de descanso y conocimiento, además, en un contexto de aventura que genera un eje liberador que se queda tras regresar.
La psicóloga Cristina Silvente subraya en la prensa que "esta detención de lo diario ayuda a ver las cosas desde cierta distancia, que permite verlas desde otra perspectiva: todo eso empuja hacia formas renovadas de tomar decisiones”.
Si el viaje es con la familia o con amigos, se aprende a conocerlos desde otra perspectiva. Bien encaminada, la experiencia puede ser muy reveladora y entregar muchas herramientas de desarrollo personal.
Y viajar solo entrega una manera muy potente de enfrentar muchos problemas y buscar variadsas formas de resolverlos. Todo ello mejora la autoestima, potencia nuevos recursos propios y construye una sólida fuerza interna.
La creatividad es otro aspecto que se mejora. “El aprendizaje multicultural es un importante mecanismo por el cual las experiencias que son vividas en entornos foráneos conducen a la mejora creativa”, acota el doctor Thomas Gilovich, profesor de Psicología de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos.
Definitivamente, cambiar de ambiente ayuda también a abandonar malos hábitos que muchas veces están asociados a ciertos contextos. Sobre todo amplía el marco de referencia y ayuda a entender que existen múltiples realidades, así como a desarrollar un mayor grado de empatía y humildad ante lo diverso.