Por Dra. Erica Castro, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián.
El envejecimiento de las personas es un proceso natural donde interactúan factores genéticos, influencias extrínsecas como el medio ambiente, la adaptabilidad del organismo a medida que pasa el tiempo y la calidad de vida que éste ha tenido. En aspectos de salud reproductiva, involucra al sistema endócrino y reproductor de mujeres y hombres.
Es conocido que en las mujeres pasado los 40 años, cambia el ritmo de producción hormonal, lo que se va marcando el final de su fertilidad y con ello, importantes cambios corporales, psicológicos y sociales. ¿Pero existe esta etapa en los varones?
El término menopausia masculina se utilizó por primera vez en 1944 para describir malestares en hombres, que reflejaban en cierta medida los síntomas climatéricos en las mujeres. Este cuadro se asoció con la disminución de la testosterona y los autores informaron que la sudoración repentina y excesiva, comúnmente denominada bochorno, no era dependiente del género y que los síntomas climatéricos afectaban a ambos sexos, variando sólo en términos de tasas de incidencia.
Desde entonces, a medida que ha ido incrementando la esperanza de vida, se ha observado un aumento en la incidencia de perturbaciones entre los hombres, análogas a las del climaterio femenino, lo que se ha denominado andropausia. No obstante, las investigaciones aún son escasas, por los que se hace necesario estudios en profundidad para investigar esta población.
Hasta ahora, se ha encontrado que existe analogía entre la menopausia y la andropausia respecto a algunas manifestaciones clínicas, pero no en la naturaleza de los cambios hormonales subyacentes. Una disminución del nivel de la testosterona - la principal hormona masculina - es permanente en los varones en lugar de transitorio, y es aproximadamente 1% por año.
De acuerdo con numerosos psicólogos, en la andropausia, muchos hombres, a pesar de encontrarse en el apogeo de su carrera profesional o estatus económico, comienzan a manifestar problemas psicológicos los que obstaculizan sus objetivos, resultando en una insatisfacción general.
El síndrome de andropausia se caracteriza por signos y síntomas clínicos tales como: fatiga, disminución del deseo sexual y alteraciones en las erecciones, reducción de la masa muscular, caída del vello corporal, alteraciones de la piel, y desgaste de la densidad de los huesos. Los síntomas de trastornos emocionales incluyen irritabilidad, nerviosismo, depresión, desconcentración, deterioro de la memoria y estrés. En un estudio realizado en una clínica andrológica europea, se encontró trastornos depresivos en aproximadamente 42% de sus usuarios, relacionados con esta menopausia masculina.
¿Cómo se detecta u orienta un diagnóstico de andropausia? A través de la exploración física y el apoyo de parámetros bioquímicos. También se aplican cuestionarios relacionados con el Síndrome de ADAM o Deficiencia de andrógenos en el envejecimiento masculino. El consenso general es que el hipogonadismo tardío (LOH) constituye un valor predictivo de este síndrome, y según sus resultados puede identificar al hombre como un candidato o no a numerosas enfermedades. Así, en 2002, la Sociedad Internacional para el Estudio del Envejecimiento del Hombre (ISSAM) publicó las primeras recomendaciones sobre el diagnóstico y tratamiento de LOH, los que en algunos casos severos requerirían terapia hormonal.
El envejecimiento requiere una visión integral en su manejo, con la intervención del Estado y la generación de políticas públicas con enfoque de género para la salud sexual y reproductiva, donde se invite a los hombres a participar activa y responsablemente en el autocuidado de su salud.