La nación latinoamericana es la primera en tener un acuerdo comercial con el país asiático, lo que ha permitido liberar más de 3.000 productos para ambas economías. Aunque sus vínculos están aún lejos de ser tan importantes como los establecidos con China, la UE o EE. UU., empresarios y autoridades chilenos e indios creen que las cosas solo pueden mejorar. Y, por ahora, sin necesidad de un TLC.
“India es una de las prioridades de la actual política exterior chilena, ya que conforma el trío de los llamados ‘gigantes’, junto con Brasil e Indonesia”.
La frase del canciller chileno Andrés Allamand –dicha en octubre 2020, en el marco de un viaje realizado a India para avanzar en la profundización del acuerdo comercial bilateral que tiene ambos países– refleja el sentimiento que empresarios y autoridades chilenas tienen respecto al potencial comercial y de inversiones con la nación asiática.
Con más de 1.300 millones de personas y una economía de rápido crecimiento – hasta antes de la pandemia, al menos– India es más que atractiva para Chile, que la ha declarado ‘nación prioritaria’.
Y es que la nación latinoamericana – que hoy tiene 26 tratados comerciales vigentes con distintos países y bloques comerciales en el mundo– no oculta sus ganas de llegar con más de sus productos al país de Narendra Modi. Y la India, en reciprocidad, también se ha interesado por aumentar sus envíos a Chile.
“India tiene perspectivas muy alentadoras para Chile en distintos ámbitos, partiendo por el comercio y las inversiones […] Es un país al cual debemos prestar especial y preferente atención, ya que podemos trabajar con ellos en distintos campos”, señaló Allamand durante esa visita de 2020.
Desde 2006 (aunque entró en vigor en 2007) Chile cuenta con un Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) con India. Se trata de un acuerdo comercial básico, que solo incluye rebajas arancelarias para un grupo específico de bienes. Este AAP se amplió en 2016, y desde 2019 pasa por una nueva actualización para incorporar más productos con aranceles reducidos, como son hoy el concentrado de cobre, el yodo, las cerezas frescas, y los kiwis frescos de parte de Chile, y por parte de India son los automóviles de turismo, medicamentos y camionetas.
De acuerdo con el estudio ‘Chile-India’, lanzado a fines de abril de este año por la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), la existencia de este acuerdo ha significado que a 2019 un 92,8% de los envíos chilenos a India, equivalentes a 1.105 productos exportados gocen de alguna preferencia en cuanto a tarifas.
Al revés, desde el año de la ampliación del AAP, 2.150 productos importados desde la India –equivalentes al 89,3% de lo que llega desde ese país a Chile– cuentan con algún tipo de preferencia.
Y el futuro comercial entre ambas naciones solo puede mejorar, según el reporte de Subrei: “En el actual proceso de ampliación y profundización del AAP, habría una posibilidad de liberalizar hasta un 90% de las líneas arancelarias de la India […] equivalentes a 10.691 productos que actualmente no se encuentran negociados. Asimismo, a través del proceso en curso de ampliación del acuerdo, se podrían liberalizar hasta un 75% de las líneas arancelarias chilenas, equivalentes a 6.411 productos”, detalla el estudio de 68 páginas.
COMERCIO CRECIENTE
La buena noticia es que, tal como expresó en abril de este año, tras la segunda ronda de profundización del AAP, el director general de Asuntos Económicos Bilaterales de la Cancillería chilena, Felipe Lopeandía, entre los dos países “aún hay espacio para crecer”.
India es hoy la quinta mayor economía del planeta con un PIB de US$ 2,5 billones. Es el segundo país más poblado del mundo, tras China, y se define como una economía emergente orientada a los servicios, con un gran desarrollo de las tecnologías de la información, la industrias farmacéutica y automotriz.
Tras años de proteccionismo, el país asiático ha experimentado desde este siglo un proceso de apertura económica y política. Mientras en la década de los 90 el país crecía a una tasa media anual de 5,6%, entre 2009 y 2019 el dinamismo indio ascendió a una tasa media anual de crecimiento de un 6,9%, con un PIB per cápita de US$ 6.977, que contrasta con su PIB de apenas US$ 420 en 1980.
A nivel global, India posee 16 acuerdos comerciales notificados ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero a nivel Latinoamericano, solo Chile tiene un tratado con India. Las naciones Mercosur, por otro lado, cuentan con el llamado SAFTA, que es un acuerdo de comercio preferencial y está en conversaciones un TLC con Perú desde 2017, país con el que mantiene un volumen de comercio superior al de Chile (los datos de PROMPERÚ señalan en 2018 era de US$ 3.350 millones, y de US$ 2.667 millones en 2019) , aunque sus mayores mercados hoy en el continente son México y Brasil.
“Yo creo que, en cuanto a comercio, las exportaciones chilenas a India van a aumentar considerablemente […]. La canasta se está diversificando y junto al cobre hay nueces y manzanas. Esperamos en el futuro [que lleguen] más mariscos, productos agrícolas como paltas, cerezas y también litio, y por supuesto vino”, expresa a AsiaLink Anita Nayar, durante su última entrevista como embajadora de India en Chile, tras una misión de cuatro años.
La mala noticia es que, en 2019 y contra todos los pronósticos, India creció solo en 4,2% y, luego de la crisis originada por la pandemia, llegó a una fuerte contracción del 7,7% de su PIB, de acuerdo con la estimación del Gobierno indio hecha en enero de este año. Para 2021, sin embargo, Reuters destacó que la economía india experimentó un crecimiento del 1,1% para el trimestre enero-marzo y se proyecta una expansión del 11%, en los escenarios más optimistas.
De todos modos, Subrei informa que durante 2020 el intercambio comercial chileno con India alcanzó los US$ 1.470 millones, ubicándose como el 17° socio comercial del país latinoamericano.
En el desglose, Subrei detalla que un total de 300 empresas chilenas exportaron a India en ese período, enviando un total de 220 productos y servicios que, en forma colectiva, sumaron US$ 754 millones, donde destacan materias primas como el cobre, molibdeno, yodo, celulosa, oro, litio, más frutas como nueces, kiwis, manzanas, cerezas y uvas.
Asimismo, 1.850 empresas chilenas importaron desde India más de 2.015 productos, que sumaron US$ 716 millones, entre los que destacan automóviles, medicamentos, cafeína, comino, pigmentos colorantes, calzados, arroz y múltiples textiles.
Y junto a un comercio creciente, Chile ha fortalecido el tema inversión de India en su territorio, durante los últimos cuatro años.
InvestChile, la organización a cargo de fomentar la inversión extranjera en el país lainoamericano detalló a AsiaLink que “en el caso de India, la recepción de Chile como nación interesante para hacer negocios, tanto por parte de las autoridades como de los empresarios de India, es calificada por la institución como sumamente positiva”, dice Andrés Rodríguez, director de InvestChile.
Esto se ve reflejado en la evolución de la cartera de proyectos de inversión india en Chile en los últimos años: “en 2017 contábamos con un solo proyecto de India y al cierre de 2020 llegamos a siete iniciativas −en distintas etapas de desarrollo− con un potencial de inversión de US$ 27 millones y 348 empleos a generar. Estamos seguros de que estas cifras crecerán de manera exponencial en los próximos años dada nuestra agresiva estrategia pro-India”, detalla Rodríguez.
La oficina gubernamental explica, además, que entre los principales inversionistas de origen indio en Chile destacan Tata Consultancy Services (TCS), Evaluaserve, Mahindra, Tech Mahindra, Wipro, Polaris Group, HCL Technologies, Grupo Hetero, Godrej Group, Ashok Leyland y JSW Group.
En conjunto, estas compañías tienen cerca de 2.000 empleados en Chile.
“En los últimos años hemos visto un fortalecimiento de las relaciones comerciales entre los dos países, lo que es muy positivo. Desde Chile tenemos una gran oportunidad de aumentar el intercambio no solo comercial, sino de conocimiento. Hoy India es uno de los países líderes en el desarrollo de servicios de TI y está a la vanguardia en temas como inteligencia artificial que, si bien están en un estado incipiente en Chile, van a estar muy presentes post pandemia”, dice a AsiaLink Sol Besprosvan, Chile Country Head de Tata Consultancy Services (TCS)
En general, las compañías indias destacan la facilidad para hacer negocios en Chile, las líneas de apoyo al emprendimiento que el Gobierno posee a través de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), la relación bilateral entre Chile e India, y, especialmente, las ventajas que presenta Chile como plataforma hacia el resto de Latinoamérica. “Por sus acuerdos de libre comercio y conectividad, nuestro país es una buena puerta de entrada hacia el continente”, afirma Rodríguez.
Respecto de la evolución del Acuerdo de Alcance Parcial y la profundización en curso, los resultados de las simulaciones han arrojado efectos económicos positivos de una mayor liberalización, lo que podría implicar un crecimiento de 27% de las exportaciones chilenas en caso de una liberalización total de los embarques a la India.
La Subrei explica a AsiaLink que, en el actual proceso de profundización del AAP, se podría liberalizar 10.691 productos que actualmente no se encuentran negociados, como manzanas frescas, vinos, nueces, pasas, miel y aceite de oliva extra virgen.
En línea con el comercio potencial entre Chile e India, la entidad dependiente de Cancillería considera que además el AAP podría contribuir a profundizar una mayor inserción de Chile en las denominadas “cadenas globales de valor” (CGV), aprovechando encadenamientos productivos (EP) para utilizar a Chile como país plataforma de transformación productiva, teniendo a India como proveedor de insumos para exportar a países de América Latina.
“Chile podría exportar a países de la Alianza del Pacífico (Colombia, México y Perú), aprovechando las oportunidades de EP en los sectores de agro-alimentos; alimentos procesados; productos químicos farmacéuticos; plásticos y petroquímicos; sector maderero; sector metalmecánico; y, maquinaria industrial, en línea con las estructuras productivas y exportadoras de los países involucrados”, enfatiza el reporte de Subrei.
RALENTIZACIÓN PANDÉMICA
Con 25 años de existencia y más de 30 empresas asociadas, la Cámara Chileno-India de Comercio (Camindia) ha visto en años recientes los efectos positivos del AAP y sus ampliaciones.
Si bien el AAP contribuyó a aumentar el ritmo de las exportaciones chilenas a la India, desde 2012 el intercambio comercial ha avanzado y retrocedido en volumen, indican las cifras de la Cámara. Y tras registrar embarques por US$1.200 millones en 2019, las exportaciones chilenas de 2020 descendieron tres puestos comparados con el año anterior. “Lo que claramente podemos atribuir al contexto sanitario mundial”, dice en su sitio web la organización.
En efecto, India no solo ha visto caer su PIB y ha visto afectado su comercio debido al SARS-CoV2, como casi todas las economías del globo. Además, ostenta el nada deseable segundo lugar mundial en cuanto a muertes por este virus, después de Estados Unidos, con más de 325.000 fallecimientos y poco más de 27 millones de contagios.
Así las cosas, no es extraño que, también para el caso de las importaciones, India bajase en 2020 tres puestos en el ranking de proveedores chilenos en relación con 2019. Concretamente, “las importaciones se contrajeron en un -21% respecto al año 2019, mientras que el nivel de transacciones de las exportaciones declinó en un -28%, respecto al mismo año”, señalan los datos de la Cámara.
“Ha sido complicado para las empresas; es inimaginable todo el daño que ha causado la pandemia, con una baja de importaciones y exportaciones” comenta a AsiaLink Andrea Rojas van Dyck, de la Cámara Chileno-India de Comercio.
Pero al mismo tiempo, la imposibilidad de viajar en cierta forma ha acelerado los contactos y acercamientos con empresas.
“[La pandemia] nos ha acercado mucho, porque nosotros estamos teniendo reuniones todas las semanas con posibles compradores o importadores, que al final puede ser tan fácil como organizar una videollamada”, detalla Rojas. “Dentro de lo malo, lo positivo es que ahora el contacto con empresas ha sido mucho más rápido ya no hay que esperar a poder realizar ferias o misiones comerciales para poder establecer los contactos, es más directo.”
En este escenario, el contacto y apoyo de las instituciones del gobierno chileno a las compañías indias también se ha mantenido y reforzado de manera remota, tanto a las empresas que ya están en el país como a las nuevas que comienzan a explorar una eventual instalación o negocio en Chile, afirma InvestChile.
“Hemos realizado actividades especiales destinadas a su mercado, con foco en sectores como fintech y hemos incluido algunas empresas de tecnología emblemáticas de la India, sobre todo en el sector de tecnología, en nuestra campaña de outreach. Asimismo, hemos incorporado grandes empresas indias en nuestra estrategia ‘Invest in Chile Now’, para contactarlas directamente”, complementa Rodríguez respecto de la labor de su institución con India durante la pandemia.
“La pandemia cambió muchas cosas, pero el COVID no estará por siempre, así que [cuando esto pase] verán que India es un tremendo mercado para los productos chilenos”, evalúa la exembajadora Nayar, quien se muestra más preocupada en las barreras que no se pueden modificar, como el idioma y las distancias geográficas.
“No hay rutas directas a la India: [tus mercancías] van a un puerto, luego vas a otro puerto y ahí nuevamente esperas. Es una situación Catch-22, porque si tenemos volumen las compañías navieras definitivamente ven los beneficios de poner una línea directa [hacia Latinoamérica], pero como no tenemos esa línea directa hay cosas en las que India no es considerada, porque quieren el producto en tres semanas y no podemos hacer ese tipo de entrega. Pero estoy segura de que en algún momento va a haber una ruta directa y así el tiempo [para los envíos] va a caer a un mes”, dice la diplomática.
Por ahora, el gobierno chileno está impulsando actividades de contacto 1:1 con empresarios de India y Chile, potenciando su área de marketing digital para mantenerse en contacto con las compañías y generar nuevos contactos en tiempos de pandemia, “además de poner a disposición de los inversionistas nuestros productos, como los cinco nuevos e-books que acabamos de lanzar con información y oportunidades de negocios en sectores clave: energía, minería, servicios globales, venture capital e industria alimentaria”, detalla Rodríguez de InvestChile.
Esto, mientras se sigue a la espera de retomar de manera activa la atracción de inversión presencial, “cuando las condiciones sanitarias lo permitan, ojalá dentro del segundo semestre y en esa línea, evaluar la posibilidad de hacer una nueva gira a India próximamente”, anuncia Rodríguez.
Y es que el tema central para aumentar el comercio sigue siendo la promoción.
“En India no se conoce mucho sobre Chile, así que esa campaña tiene que hacerse; la publicidad tiene que hacerse. Pero una vez que los indios estén convencidos de la calidad de los bienes chilenos va a ser un gran éxito. Al revés, creo que India puede ser un gran fuente para Chile de todo tipo de insumos industriales […] hay un gran potencial para los productos indios, porque tenemos buena calidad y buenos precios”, recalca la exembajadora Nayar.
Algo en lo que coincide Jorge Heine, exembajador de Chile en India (2003-2007) y hoy es profesor de relaciones internacionales en la Pardee School of Global Studies, de la Universidad de Boston.
“Es positivo que Chile haya puesto como prioridad a India, pues mi perspectiva es que no se le había dado relevancia. [Por años] hubo ralentización de las relaciones así que esta prioridad que le ha dado el Canciller a India, ojalá se traduzca efectivamente en más visitas, más comercio, que se expanda el AAP, porque en general le falta mucho por potenciar la relación con India que, es una de las grandes economías del mundo”, dice a AsiaLink Heine, en cuyo período Chile firmó el AAP.
Para él hay posibilidades enormes en comercio bilateral que están subexplotadas, pues del 2003 a 2007 las exportaciones pasaron de US$ 200 a US$ 2.000 millones y desde entonces “[que] el comercio haya bajado en estos años, obviamente quiere decir que hay algo que no estamos haciendo bien, porque la India ha crecido enormemente”, recalca, agregando que debido a la competencia con otras naciones y a lo jerárquico de la sociedad india “a no ser que al más alto nivel de gobierno se le dé prioridad y tengan lugar visitas de Estado, de ministros, se firmen acuerdos […] es muy difícil penetrar el proteccionismo y las numerosas barreras de entrada que hay en India”, advierte.
Un camino que es bidireccional, porque también India reconoce que necesita mostrarse más internacionalmente.
“La gente todavía asume que India es una tierra de elefantes y encantadores de serpientes. Tenemos que superar eso, porque hay tanto que hoy producimos que es comparable con cualquier otra cosa que se fabrique globalmente en sectores como el farmacéutico, de biotecnología e incluso en la industria espacial…quizás en India esté lo mejor del mundo”, ríe Nayar.