Por Emily Williams, directora de Gestión de Productos de Infor
El año pasado, muchos descubrimos el poder de cinco palabras sorprendentes: “Alexa, encarga más papel higiénico”. En la prioridad de cosas que no queremos que se acaben en el hogar, el papel higiénico está primero en la lista. Así, en poco tiempo el poder de la voz ha aumentado notablemente, asegurando que las familias no se queden nunca sin nada, desde cereales a bolsas de basura.
Lo increíble no es que Alexa logre que las cosas lleguen a nuestra casa o que podamos obtener eso a través de nuestro computador o levantando el teléfono, sino que Alexa es superior por su habilidad para brindar mayor flexibilidad, libertad y contribuir a nuestro recurso más escaso: el tiempo. No es necesario buscar ningún dispositivo o ingresar a alguna cuenta, ni siquiera hay que sentarse, podemos agregar cosas a nuestra lista en todo momento y lugar a medida que nos acordemos.
¿Y si existiesen estos poderes en el trabajo? Pronto todos podríamos tenerlos. De hecho, ya existen en forma limitada, un ejemplo, es Infor, empresa proveedora de aplicaciones empresariales, que ya está haciendo un piloto de comando de voz para tareas administrativas, como para instalar la respuesta “fuera de oficina” o ingresar la solicitud de vacaciones.
Pero, ¿qué pasa con tareas más complejas? Como el uso de comandos de voz para chequear el inventario en el almacén; buscar el historial de órdenes de un cliente, hacer reportes y que se distribuyan automáticamente. Las oportunidades son ilimitadas.
Pensemos aún más allá de las tareas, hacia la interacción y consultas. En este tipo de escenario, después de preguntar el nivel del inventario de un proveedor, se pueden pedir recomendaciones para proveedores alternativos. De esta manera, al pedir el informe se puede pedir una sinopsis verbal y recomendaciones sobre cómo tratar algunos de los temas identificados. Siguen las posibilidades, acá es donde el concepto de inteligencia artificial cognitiva entra en juego, con dispositivos que aprenden a lo largo del tiempo y se vuelven proactivos, en lugar de sólo reaccionar a los comandos.
Estas funcionalidades están más allá en el horizonte, pero ya se pueden divisar, haciendo que el concepto de voz como el principal sistema operativo sea una realidad. ¿Qué significaría para la productividad, creatividad e inventiva del personal si se pudiese liberar de tareas administrativas tediosas y tuviese tiempo para focalizar sus energías en otro lado? ¿Llegará el tiempo en que el círculo sea completo y no tengamos computadoras en nuestro escritorio, definiendo nuestros días y dándole forma al trabajo de la manera que lo conocemos? Difícil, pero interesante de imaginar.