Russia Beyond The Headlines | Los rusos ya están medio acostumbrados a los triunfos del equipo KAMAZ-Master en el Dakar. Este año ha sido la decimocuarta victoria en la categoría de camiones. En cambio la victoria de Serguéi Karyakin en cuatriciclos es un hito para el motociclismo ruso. El joven cuenta con un presupuesto mucho más bajo que otros participantes y carece de apoyo de grandes patrocinadores.

 

El camino al podio no fue fácil. En la primera ocasión que participó tuvo que vender su propio auto para poder correr el rally. Actualmente tiene tres trabajos y monta en cuatriciclo en su tiempo libre. “Es mi cuarto Dakar y me parece que ganarlo en el primer intento es imposible. Es tan complejo que antes de todo hay que entender bien todos sus aspectos, sobre todo la estrategia y la energía de los participantes. A partir de ahí puedes elegir el método de preparación correcto y el ritmo indicado para tratar de ganar”, cuenta el campeón.

 

También añade que la buena suerte es indispensable para conseguir la victoria. “Imagina conducir 9.000 km fuera de los caminos, en medio de arena, rocas y ríos donde puede pasar cualquier cosa. Si tienes mala suerte no puedes hacer mucho”, dice el ruso con conocimiento de causa, ya que hace dos años tuvo que abandonar la carrera en la cuarta etapa por un fallo en su cuatriciclo.

 

Seguéi Karyakin explica que solo el 5% de los debutantes es capaz de finalizar el rally. “En mi primer Dakar terminé séptimo. En aquel momento contraté un equipo francés que me preparó el cuatriciclo y, la verdad, no lo hizo muy bien ya que se me rompía todo el tiempo. Tuve suerte de llegar hasta el final”, recuerda el piloto ruso. Ahora tiene su propio equipo, formado exclusivamente por rusos que además de muy buenos profesionales son sus amigos.

 

 

Confiesa que no pensaba participar en la edición de este año porque no encontraba patrocinadores. Sin embargo, en el último momento un viejo amigo, con quien había conducido  cuatriciclos a los 13 años, le escribió diciendo que quería que Rusia estuviera presente en la categoría de los cuatriciclos. Este amigo le ayudó a juntar los fondos suficientes para poder participar.

 

Seguéi Karyakin comparte la opinión del tricampeón argentino Marcos Patronelli quien dijo que al rally más extremo del mundo “le falta desierto”. Aunque aclara que en la edición de este año sí que las había pero que debido a las fuertes lluvias la arena se endureció y parecía hormigón; “se hizo tan dura que era imposible de quedarse varado en las dunas”. El ruso afirma que le gustaría que el recorrido del Dakar incluyera a Chile, donde hay muchas dunas en las que le encantaría conducir.

 

El cuatriciclista comenta que al principio del rally padecía un virus o un resfriado y se sentía mal. Sin embargo en ningún momento pensó en abandonar la carrera y se repetía que  tenía que seguir adelante, sobre todo por responsabilidad ante los seguidores que le deseaban la victoria. Se daba cuenta que no les podía fallar y decirles que no era capaz. “No puedes rendirte ya que todo el mundo, sobre todo tus familiares y amigos ponen sus esperanzas en ti y quieren que tengas un buen resultado”. Recuerda con ilusión el momento de la victoria, cuando tras ganar encendió el celular y encontró miles de mensajes de sus seguidores.

 

Desafortunadamente la experiencia de Serguéi en Argentina fuera del Dakar no siempre fue buena. Hace dos años un presunto taxista le robó todos los documentos, lo que puso en duda su participación en el rally. Tuvo suerte y los organizadores le dejaron a correr. También que le llamó atención el nivel de inseguridad en el país y que a uno de sus amigos le robaron un reloj. Afirma que en Rusia nunca le pasó nada parecido.

 

 

Dice que le encantaron los paisajes y la naturaleza del norte de la Argentina donde manejaba su cuatriciclo con una sonrisa feliz. Tiene también buenas palabras para el público argentino, que siempre daba una calurosa acogida a los participantes del Dakar.

 

Seguéi Karyakin nació en la ciudad rusa de Ekaterimburgo donde vive actualmente. Tiene 25 años. Está casado y tiene dos hijos.

 

Russia Beyond the Headlines