Según algunas estimaciones, en México hay alrededor de 280 tiendas físicas formales de juguetes sexuales o sex shop, aunque la cifra puede ser mayor.
Una de las principales recomendaciones que hace Luis Llanos, responsable de Mercadotecnia en Wham, dueña de las firmas Erotika y Pure Love, sobre la apertura de tiendas de juguetes para adultos es aclarar a los dueños del local sobre tipo de establecimientos que se pretende abrir. Erotika cuenta con 50 sucursales en México, 20 menos que hace un año. Una de las razones de que haya menos unidades ha sido la intervención de los vecinos.
Según algunas estimaciones, en México hay alrededor de 280 tiendas físicas formales de juguetes sexuales o sex shop, aunque la cifra puede ser mayor, ya que Enrique Alcázar, director general de Alcázar & Compañía, calcula que entre 8 y 10% de las sex shops que hay en el país operan bajo el modelo de franquicia: Erotika Love Store (centro); Erectus (Guadalajara) y Venus Sex Shop (Nuevo León). El resto son independientes.
-¿Cuesta trabajo vender este tipo de franquicias? Se le pregunta a Luis Llanos, quien responde: “Actualmente ya no tanto, lo que nos cuesta trabajo es conseguir locales. Todavía no tenemos una apertura, el giro de las sex shops continua estigmatizado… nos enfrentamos a grupos de vecinos que no aceptan este tipo de giros, hay todavía cierta resistencia a estos negocios”.
La Ley de Establecimientos mercantiles de la ciudad de México considera a las sex shop como comercios de bajo impacto, aunque prohíbe el acceso a menores de edad y la existencia de privados. Esto hace que sea ese tipo de negocios que la autoridad siempre tiene “en la mira”.
Y es que sobre las sex shops persisten duros estigmas. En octubre del 2013, el Instituto de Verificación del Distrito Federal (InveaDF) suspendió las actividades de 42 sex shops en la Plaza Olimpia, en el Centro Histórico. Según denuncias ciudadanas, en ellos “se vendían artículos sexuales, exhibían pornografía y se ofrecían servicios sexuales”, consignó Proceso en una nota.
Luis Llanos recuerda que cuando lanzaron su formato de franquicia, en 2004, el éxito fue rotundo. “Tuvimos un boom los tres primeros años, abrimos muchísimas franquicias y luego el mercado se vino estableciendo. Ahorita tenemos abiertas más de 50 sucursales y este año tenemos proyectado abrir seis más”.
-En abril de 2015 reportaban 71 unidades ¿qué pasó, por qué cerraron? Hay muchos factores como una mala administración o que nos las han cerrado los vecinos. Sí nos hemos enfrentado con muchas cosas, pero yo creo que la más importante es una mala administración del propietario, señala el ejecutivo de Wham.
Wham es tal vez el mayor distribuidor de juguetes sexuales en el país. Además de Erotika, hace dos años incursionaron con el concepto Pure Love, una tienda de lencería para mujeres, que apuesta más por la sensualidad, que por la sexualidad explícita. Tiene dos sucursales en la ciudad de México y su competencia directa son las tiendas de ropa íntima para dama.
Además de los vecinos, las sex shops también sufrían otra clase de discriminación. Enrique Alcázar recuerda que no hace mucho estos comercios estaban vetados en programas de apoyo para micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) o franquicias. “No los apoyaban por moralidad”.
Las sex shops, indica, se concentran en las grandes ciudades. En la ciudad de México, la mayoría está en la Zona Rosa y Centro, y en centros comerciales con ciertas limitantes. “Saliendo de la Zona Rosa, todo lo demás es mojigatería”, coincide “Jorge”, de LoveStoreInn.
¿Industria galopante?
LoveStoreInn es un fabricante de juguetes sexuales. La planta se encuentra en Naucalpan y en ella trabajan ocho empleados; no hace mucho eran 25, pero las condiciones económicas no han sido favorables a esta empresa, cuyo dueño pide omitir su nombre, por lo que lo llamaremos “Jorge”.
Su empresa produce 1.000 distintas líneas de productos entre partes corporales, suplementos, afrodisiacos, lubricantes y condones “engrosadores”. Su principal mercado son los moteles, también cuenta con franquicias en línea, a las que se accede por 6.336 pesos anuales (US$ 354).
“Jorge” afirma que en México el mercado sexual no existe, o menos no se conoce su valor. A nivel mundial, la industria de juguetes sexuales está valuada en US$ 17.000 millones. Los principales fabricantes son Estados Unidos, China y Alemania. México importa de estos países 95% de los productos que comercializa; no existen ni siquiera cifras de cuántas tiendas de juguetes para adultos hay en el país.
“Mientras que en Estados Unidos casi todas las mujeres tiene un juguete –sexual- en su casa, en México ni idea tenemos; hay un rezago cultural de 50 años. Las expo sexo no sirven absolutamente para nada, más que para sacarle fotos a las chavas”.
El sexo sin embargo sí es una industria galopante, con ventas estimadas en 52.000 millones de dólares para el 2020. En los últimos años se han formalizado alianzas de líderes del sector como Pipedream Products y Brookstone Partners, que formaron Diamond Products, con líneas como juguetes sexuales, lencería, lociones y cremas que se venden en más de 80 países, a través de 5.000 minoristas.
Incluso plataformas de crowdfunding, como Indiegogo, permiten campañas para juguetes sexuales. La startup Minna Vida levantó más de US$ 83.000–su meta eran 60.000- para un vibrador, y VibeEase levantó US$ 100.000, tres veces más dinero que lo propuesto para su vibrador de aplicación controlada.
“A medida que el mercado de juguetes sexuales crezca, es probable que siga la trayectoria de otras industrias de alta tecnología. Podría entrar más dinero para los inversionistas y ello conducir a una mayor consolidación. Amazon y otras minoristas grandes podrían saltar al juego, como lo han hecho con el cine y la televisión. Al igual que la industria de videojuegos, cada uno está buscando la mejor alternativa. Es el momento perfecto para convertir una fantasía en una oportunidad de negocio”, escribió en Alternet, en el 2014, David Rosen, autor de “El pecado, sexo y subversión”.
El negocio de la fantasía
¿Vale la pena invertir en este tipo de negocio? Enrique Alcázar considera que sí. “Las sex shop es un sector que está creciendo incluso más que el de las franquicias –en 2015 esta industria creció 12%, según la Asociación Mexicana de Franquicias. La gente tiene más inquietud, hay mercado, Internet y las redes sociales se vuelven un gran vocero”.
Con 20 años en el mercado, Erotika es la mayor firma franquiciante de América. Luis Llanos detalla que cada día atienden entre 200 y 300 clientes, con un ticket promedio de 800 pesos. Estos acuden una o dos veces al mes. El 95% de sus artículos son de importación y alcanzan precios desde 400 pesos (US$ 22) hasta 25.000 pesos (US$ 1.400).
“Dentro de nuestra gama de productos, los lubricantes son como de canasta básica. Cualquier persona debe tener uno en su casa, ya sea para usarlo con la pareja, para uno mismo, o con el juguete sexual. Los lubricantes representan 30 o 40% del volumen de venta. Pero si hablamos de juguetes, los vibradores son los que más se venden, con 20 o 23% del volumen”, explica.
El directivo de Erotika indica que el hogar no puede sustituir la intimidad de las cabinas, que hay en casi todas las tiendas de sex shops. Sobre el perfil del cliente, indica que son mujeres de 25 a 50 años. El mayor flujo de clientes se da por las tardes, entre 6 y 10 de la noche, así como los fines de semana. Es un cliente que primero ve, investiga y luego regresa a comprar.
Pero además de dinero ¿qué se necesita para estar detrás del mostrador de estos negocios? Antes que nada una mente muy abierta, en el que el tema de la sexualidad no le genere conflicto, subraya Enrique Alcázar. “Las tiendas de juguetes eróticos son muy rentables, pero si vas a tener un conflicto personal, emocional o moral, mejor ni te metas”.
“Jorge” señala que LoveStoreInn tienen 39 franquicias, pero han observado que los dueños “no mueven ni un dedo. Piensan que de manera mágica la gente va a entrar a su página, sobre los pedidos que les hacen ni nos enteramos… El problema no es si el negocio vale la pena para invertir, vale como cualquier otro, te va a dejar dinero igual que una zapatería, te va a dejar tanto como a cualquier dinero al que hay que echarle ganas y no estés esperando que se venda solo”, remata.
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