Quizá enfadarse una que otra vez no es del todo negativo, revelan expertos en psicoterapia del Grupo Laberinto, de España
“No te enojes que te van a salir arrugas” o “deja de quejarte por todo”, son frases que escuchamos o decimos cuando alguien ‘explota’ de coraje.
Pero quizá enfadarse una que otra vez no es del todo negativo, revelan expertos en psicoterapia del Grupo Laberinto, de España, publica el portal web de la revista Women’s Health.
“Diferentes estudios determinan que enfadarse de vez en cuando es bueno para la salud, ya que favorece al corazón y al cerebro, producto de que esta emoción oxigena y fortalece el organismo”, aseguran.
Dentro de las conclusiones constan que enojarse en un periodo corto de tiempo ayuda a que algunos órganos del cuerpo se activen, porque el enfado suele ir acompañado de una reacción fisiológica.
El enojo también puede indicarnos si hay algo que nos duele, si descubrimos qué es nos ayudará a deshacernos de esas emociones negativas.
Además, se activa nuestro sistema nervioso simpático, por tanto, aumenta el ritmo cardiaco, la respiración y comenzamos a sudar. Según los estudios, esta es una reacción del cuerpo que busca llenarnos de energía para saber responder ante cualquier situación.
El control excesivo del enfado está relacionado, en muchas ocasiones, con manifestaciones somáticas como úlceras estomacales, cefaleas o hipertensión. Esto se debe a que, a veces, el individuo interrumpe la expresión del enfado por restricciones sociales o por miedo al rechazo.
Según los expertos, cuando uno está enfadado, la ceja se vuelve más marcada, el grosor de la mandíbula aumenta y las fosas nasales se ensanchan. Este gesto hace que la persona que lo luce parezca más fuerte físicamente que los demás.