Se trata de las principales conclusiones del Global Alumni Reunion 2014 organizado por IESE, y donde directivos definieron los retos.
La Global Alumni Reunion 2014 reunió la semana pasada en Madrid a numerosos líderes del sector público, del mundo académico y de los negocios. Bajo el lema “Changing Tack: Shaping Europe as a Global Reference,” directivos de compañías globales y europeas abordaron el papel que deben jugar las empresas en, por un lado, el fomento del crecimiento, y por el otro, el regreso de Europa al mundo competitivo global.
“Europa es el lugar más fantástico de la Tierra”, se arrancó Jürgen Stackmann, CEO de SEAT, ya que según él posee “una diversidad incomparable y una tradición única, basadas en sus cualidades y en sus valores”. El reto de las empresas, dijo, es hacer realidad esta proposición de valor y transformarla en una ventaja competitiva a escala global.
En general, los diferentes panelistas respaldaron este entusiasmo, y debatieron los grandes asuntos a los que se enfrenta Europa hoy en día, identificando siete conceptos clave.
1. Innovar pese a la austeridad: Amparo Moraleda, directora no ejecutiva de varias compañías, insistió en que la austeridad “no es incompatible con la innovación”. La clave, aseguró, es que las empresas tengan la flexibilidad de adaptarse o de cambiar de estrategia en tiempos de crisis.
Describiendo la innovación como un “estado mental”, Aymar de Lencquesaing, vicepresidente sénior y presidente para Europa, Oriente Medio y Asia (EMEA) de Lenovo Group, instó a las empresas a centrarse en la optimización continua de cada una de las partes que integran su negocio. “Los cementerios están llenos de organizaciones que no innovan”, recordó, antes de añadir que obtener una conexión directa con el consumidor final debería ser parte integral de todo proceso innovador.
El vicepresidente ejecutivo de Nestlé Health Science and Nutrition, Luis Cantarell, coincidió en esa idea, y apeló a que Europa facilite que “el talento tenga mayor libertad de movimiento y pueda cruzar las fronteras, si no se quiere perder productividad”.
2. No temer al fracaso: Ana Maiques, cofundadora de StarLab, contrapuso el “miedo al fracaso” europeo con ese paradigma de los emprendedores en Estados Unidos, “el fracaso forma parte del éxito”, que los europeos deberíamos aprender a adoptar. La clave del éxito para un emprendedor es, en su opinión, tener visión, compromiso –puesto que el camino es largo– y apasionarse por lo que se hace, lo que siempre estimula la innovación.
Maiques también hizo un llamamiento a que Europa se esfuerce en la consolidación de competencias clave tales como la robótica y la programación, y a que se incluya la “iniciativa emprendedora” en los currículos escolares.
3. Flexibilidad digital: Los panelistas definieron la tecnología y la “Internet de las cosas” como uno de los mayores impulsores de la innovación, e instaron a que Europa adapte políticas flexibles para poder seguir el ritmo marcado por la revolución digital. “El marco está ahí”, dijo Cantarell, “pero contamos con demasiadas estrategias. Hemos de estar más sedientos de ideas”.
4. Internacionalización y capacidad de adaptación cultural: Señalando la “internacionalización” como otra clave para el crecimiento, el presidente de Deloitte España, Fernando Ruiz, indicó la necesidad de que los directivos tengan mayor “coraje, innovación, profesionalización y disponibilidad”. La ventaja competitiva de un país proviene, más que de sus recursos naturales, de sus valores y de su cultura, aseguró.
Amparo Moraleda coincidió con la idea, y añadió que la disposición a cambiar de dirección estratégica puede permitir salvaguardar la prosperidad en tiempos de recesión. Citó el ejemplo de Melià International, que ha pasado de una cultura orientada al coste a un modelo inclusivo en el que “toda la organización se implica en la obtención de ingresos”. Y para combatir esta “crisis prolongada”, añadió, las empresas deberían poder crear valor para sus accionistas a medio y a largo plazo.
5. Tolerancia cero con la corrupción Sobre temas como la corrupción o el auge de los movimientos populistas en Europa, Julio Rodríguez, vicepresidente ejecutivo de Operaciones Globales en Schneider Electric, advirtió de que las empresas y los inversores precisan de "marcos regulatorios estables y predecibles".
Moraleda añadió, sobre el mismo asunto, que la recuperación de la confianza pasa por tener tolerancia cero con la corrupción y por que un liderazgo responsable tenga apoyos amplios. Pero deberíamos intentar evitar, señaló Ruiz, que algunas opiniones extremistas utilicen la corrupción como plataforma para “cuestionar el sistema en su totalidad”.
6. Agilidad para abrazar el cambio: David Mills, CEO de Ricoh Europe, advirtió de que la economía digital crecerá siete veces más rápido que las demás, pero que hasta el 65% de los actuales líderes no están preparados para aprovechar dicho impulso. Invitando a los líderes empresariales europeos a ganar “agilidad,” insistió en la idea de que “el cambio es la única constante”.
Respondieron al vuelo los copanelistas Jürgen Stackmann, presidente del Comité Ejecutivo de Seat, y René Aubertin, CEO de Haier Europe. Aubertin coincidió con Mills en que globalizarse pasa por abrazar modelos organizativos de base, que apuesten por la agilidad.
7. Centrarse en lo local: En este sentido, Aubertin insistió en la importancia de construir equipos de liderazgo locales para los mercados locales. “La globalización consiste en identificar, comprender y saber negociar los obstáculos culturales”, reflexionó.
Stackmann, por su parte, señaló que la diversidad cultural europea es, en el fondo, una ventaja competitiva y una proposición de valor única. No obstante, cerró la última sesión del día realizando un encendido llamamiento a que Europa se unifique y constituya “una fuente única de fortaleza y poder que sea capaz de resistir la ‘olla a presión’ de la competencia global”.