El sobrepeso, causado en muchos casos por el sedentarismo de la vida actual, es uno de los principales factores de riesgo.
De acuerdo a la reciente Encuesta de Salud, un 31,2% de los chilenos tiene obesidad, un 39,8% padece sobrepeso y un 3,2% obesidad mórbida. Además, se reportó que un 12,3% de la población chilena se encuentra en sospecha de diabetes mellitus, y dicha cifra es mayor en mujeres que en hombres (14% y 10,6% respectivamente).
El panorama se complica aún más cuando la mitad de los que padecen diabetes no lo sabe. “Esto se debe a que en la mayor parte de los casos, la diabetes no da síntomas o da síntomas muy vagos, inespecíficos o que son atribuible a otras cosas. La única forma de diagnosticar diabetes hoy es a través de un examen de sangre.
Entonces, si las personas no nos hacemos exámenes preventivos de manera regular (una vez al año al menos), difícilmente sabremos si somos diabéticos. Se estima que cada vez que se le diagnostica diabetes a una persona, esta lleva al menos 5 años con esta enfermedad y no lo sabía”, explica la Dra. Javiera Salvador, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello.
La nutrióloga detalla siete señales para que una persona descubra si tiene diabetes:
- Aumento del apetito
- Sed
- Aumento de la frecuencia con que se orina
- Pérdida inexplicable de peso
- Visión borrosa
- Sensación de cansancio, fatiga y/o sueño, sobre todo después de las comidas
- Infecciones genitales (vulvovaginitis en la mujer, balanitis en el hombre, infecciones urinarias)
Respecto a cómo se explican las alarmantes cifras de la Encuesta de Salud, la profesional detalla que “hay varios factores que explican este fenómeno. Uno de ellos es el crecimiento económico que determina que tengamos más acceso a comer fuera de casa, muchas veces comida rápida o platos más abundantes; a comprar alimentos ultraprocesados como carnes procesadas, snacks envasados, galletas, golosinas, que son menos saludables que alimentos en su estado natural como frutas, verduras, lácteos, legumbres, granos enteros, cárneos, pescados y mariscos”.
“Muchas más personas vivimos en ciudades grandes y usamos cada vez más medios de transporte motorizados, con lo que nos movemos mucho menos. Esto mismo lleva a que tengamos menos tiempo y seamos más sedentarios. Un 97% de los adultos chilenos lo son, y esto es más importante en niveles socioeconómicos bajos”, dice.
La académica de la UNAB, además, es crítica con las políticas públicas implementadas hasta la fecha (programas de gobierno, leyes para regular la industria alimentaria). “Han sido ineficientes. De hecho en los primeros sondeos de la ley que salió a mediados de este año (la de Etiquetados con los sellos) se demostró que pese a que los chilenos estamos mirando los disco pare y reconocemos aquellos alimentos que no son saludables, los seguimos comprando igual”, señala.
Salvador es categórica al afirmar que el sobrepeso y, especialmente, la obesidad son algunos de los factores de riesgo para ser diabéticos. “Una de las hipótesis es que el tejido graso, sobre todo el que se localiza en el abdomen, produce sustancias inflamatorias (adipoquinas) que inicialmente solo producen resistencia a la insulina, pero que a la larga (no existe un número de años establecido) dañan el páncreas con lo que se genera menor producción de insulina y se desencadena la diabetes. Esto no significa que todos los obesos serán diabéticos, pero hay algunos que tienen más riesgo, por ejemplo, los que tienen más de 50 años, con antecedentes familiares de diabetes o los obesos mórbidos”, concluye.