Los signos de desaceleración de la segunda economía mundial han encendido las alarmas de los mercados financieros de todo el planeta.
¿Invertiría en un país cuya bolsa cae un 8,5% en una jornada, devalúa su moneda un 3% (la mayor en dos décadas), reduce sus exportaciones e importaciones en el último año, y el PIB se ralentiza por primera vez tras 17 años? Eso es precisamente lo que ha sucedido en los últimos meses en China.
Según se indica en el portal de noticias de IESE, los signos de desaceleración de la segunda economía mundial han encendido las alarmas de los mercados financieros de todo el planeta, que temen que este supuesto frenazo chino repercuta a escala global. Entonces, ¿es seguro invertir allí? “Es el momento de ir. China es un país de oportunidades”, zanjó el profesor Pedro Nueno durante una sesión dirigida a antiguos alumnos del IESE.
Gran conocedor de la realidad del gigante asiático desde hace tres décadas, Nueno insistió en que China es un excelente mercado para los inversores extranjeros. “El país quiere más empresas, más empresarios y más emprendedores”, aseguró.
Nueno se mostró convencido de que el PIB chino continuará con su tendencia a la baja hasta situarse en torno al 5% en los próximos años. En su opinión, todas estas medidas están perfectamente planificadas por las autoridades del país para, entre otros objetivos, disminuir la brecha social entre la población, mejorar la calidad de vida de sus 1.500 millones de habitantes y evitar posibles revueltas que pongan en jaque al Gobierno. “El Estado sigue teniendo importantes reservas de divisas y su interés ahora es integrarse internacionalmente”, afirmó. “China debe abrirse al mundo para ser la primera economía global”, añadió.
El profesor, que también es fundador y presidente de la China Europe International Business School (CEIBS), con sede en la ciudad de Shanghái, animó a las empresas a establecer alianzas comerciales con China y destacó las fortalezas que, en su opinión, ofrece España para atraer inversores internacionales, incluidos los procedentes del país asiático. Nueno recordó algunas operaciones muy ventajosas para compañías españolas, tras alcanzar distintos acuerdos con multinacionales chinas. Es el caso, por ejemplo, de Osborne, que tras vender el 20% del negocio al Grupo Fosun, vio cómo sus exportaciones de jamón y vinos se disparaban en China. Algo parecido ocurre con Bodegas Torres, que se ha consolidado como segunda importadora de vinos en el mercado asiático. O con Volvo, propiedad del fabricante de automóviles chino Geely Holding Group desde 2005. Aquella compra salvó a la compañía sueca de la quiebra, y hoy China ya exporta a EE. UU. vehículos Volvo producidos en sus factorías.
Por último, Nueno enumeró cuatro aspectos que toda empresa debe tener en cuenta a la hora de invertir. El primer paso pasa por “clarificar la oportunidad”. “Un buen modelo de negocio es siempre global”, incidió. Otra condición indispensable es disponer del equipo de personas preciso para poder llevar a cabo la inversión. Si se establece una “correcta integración” de todos los elementos que forman el negocio y se “adquiere un compromiso”, la operación está lista para llevarse a cabo.
Con todos estos factores y muchas dosis de “humildad y respeto”, concluyó Nueno, es posible salir al mundo.
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