Ad portas al estreno de su cuarta temporada, compartimos con ustedes algunas realidades que como emprendedores podrán ver reflejadas en la serie.
Por Pablo G. Bejerano para ThinkBig. Silicon Valley se ha hecho un hueco de honor en el panorama de series actuales. Su humor ácido, que adereza los continuos disparates de cada capítulo, ha captado la atención de millones de espectadores. La cuarta temporada dará comienzo en abril y llegará con nuevas aventuras. Con toda seguridad se tratará de situaciones que reflejarán el mundo de las startups, el sector tecnológico y la inversión.
Estos ingredientes son los cimientos argumentales sobre los que caminanlos personajes de Silicon Valley. El equipo de Pied Piper ha pasado ya por una ristra de situaciones variopintas, llevadas al histrionismo, pero que no dejan de aludir a realidades que se plantean en el mundo de las startups. Como aperitivo al estreno de la nueva temporada, que se podrá ver en Movistar+ a partir del 23 de abril, repasamos algunas de estas realidades.
¿Vender la startup o aceptar una inversión?
Esta disyuntiva es la premisa que da el pistoletazo de salida al argumento de la serie. Al principio Richard, que no sabe lo que tiene entre manos, colapsa ante una doble oferta. Por un lado tiene a un posible comprador de su aúnnon nata startup, de otra parte, a un inversor.
Es una decisión a la que se enfrentan en cierto momento algunas startups. Si tienen éxito o un producto de valor puede que una compañía más grande se acerque. Aceptar la oferta supone cobrar mucho dinero, pero perder la independencia. Mientras que continuar con una inversión significará que solamente ceden un porcentaje, a cambio de capital que les permita seguir creciendo.
Las responsabilidades del fundador varían
(ATENCIÓN SPOILER: pues sí, lo que viene en este apartado es un amable spoiler; de la segunda temporada. Y aunque Silicon Valley no es una serie de suspense hay giros en la trama que conviene verlos, no que te los cuenten). Uno de ellos tiene que ver con las responsabilidades de Richard, fundador de Pied Piper.
Cuando una startup empieza lo lógico es que el fundador sea el CEO. Es el responsable, el jefe, el que mejor conoce el proyecto, algo fundamental para llevarlo a buen término. Sin embargo, cuando la empresa crece las responsabilidades del CEO son desbordantes. Y, cuando el CEO, como le ocurre a Richard, es un técnico, un programador, no suele ser la persona ideal para dirigir el negocio. Al menos es lo que en muchos casos acaban pensando los inversores, quienes proponen a su propio CEO. Ponen a una persona con experiencia y contactos en el sector, para relegar al fundador a un puesto más acorde con sus capacidades.
El paso de crecer a vender
Una cosa es desarrollar producto y otra muy distinta, venderlo. La primera fase es la de los ingenieros y la de las ideas. En la segunda entran en juego los números y los compromisos. Hay startups que tienen muy claro su modelo de negocio desde el principio, pero otras no tanto. Esto es lo que le ocurre a Pied Piper. En cuanto se contrata a un equipo comercial aparecen las tensiones.
El fundador y los creadores del producto tienen una idea del mismo. Mientras que el equipo de ventas suele contar con una aproximación más laxa al concepto. En este caso lo importante es vender y el choque es inevitable. La pugna entre desarrollo y ventas que se ve en la serie Silicon Valley no es extraña en una startup.
La amenaza de verse copiada
Si un producto es bueno no tardan en aparecer los imitadores. En la serie Silicon Valley el producto de Pied Piper tiene valor, así que la competencia florece con rapidez. En este pequeño spoiler, ojo, de la primera temporada, la gran empresa Hooli aprovecha todos sus recursos para copiar el concepto y construir una herramienta igualmente funcional.
A una startup con una buena propuesta de valor los competidores pueden surgir de cualquier sitio. Las grandes empresas u otras startups que comparten ambición. Copiar e imitar son verbos –y, sobre todo, acciones– que se entrelazan. Pero está claro que la amenaza de que otros lleguen antes o lo hagan mejor es una constante de la escena emprendedora.
Imágenes: HBO