El logro se debe a la apertura comercial que la nación asiática mantiene.
Singapur subió al tercer lugar en el Índice Mundial de Competitividad 2017 IMD World Competitiveness Center, desplazando a Estados Unidos, que cayó al cuarto lugar. Encabezan la lista Honk Kong y Suiza, en los puestos 1 y 2, respectivamente.
El logro de Singapur se debe a la apertura comercial que el país asiático mantiene.
El reporte, presentado el miércoles 31 de mayo por su presidente, Arturo Bris, también situó a Singapur como número uno en el ranking de competitividad digital, que este año por primera vez se presenta como un ranking por separado.
Datos de los reportes de cada país muestran que Estados Unidos retrocedió en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), per cápita y general; además aumentaron los riesgos de inestabilidad política (tras el triunfo de Donald Trump); y se percibe una menor cohesión social, mayor déficit presupuestal del gobierno y políticas proteccionistas.
Mientras que Singapur mostró una mejoría en el manejo del presupuesto gubernamental; aceleró el número de patentes; avanzó en la solución de problemas de contaminación, en la regulación laboral, en los activos del sector bancario, en el crecimiento de las empresas pequeñas y medianas, y en el gasto total en salud.
En la parte de la encuesta que forma parte del indicador, entre los principales atractivos de Singapur para la inversión se ubicó la estabilidad política y predictabilidad; la infraestructura confiable, y el ambiente amigable con los negocios.
Cuando se preguntó sobre los mayores atractivos de Estados Unidos, el mayor fue el dinamismo de la economía, seguido de acceso a financiamiento, y una fuerte cultura de investigación y desarrollo.
El cuarto lugar en competitividad global que tuvo la economía estadounidense está avalado por fortalezas como la inversión directa al interior del país y fuera de él; las exportaciones de servicios comerciales; costos de alimentos; la actividad de los fondos de capital emprendedor; el gasto total en salud; las computadoras por habitante; el financiamiento para el desarrollo tecnológico; el número de investigadores y científicos, y la transferencia de conocimiento.
Sin embargo, la mayor economía del mundo ocupó el último lugar en el porcentaje de sus exportaciones de bienes, y estuvo en entre los tres últimos sitios por la proporción de su comercio respecto al PIB; también salió mal evaluado en en la remuneración de los gerentes y de los profesionales en servicios, y por el nivel de las reservas en moneda extranjera por habitante.
Mientras que en la parte negativa del país asiático estuvieron el empleo de largo plazo; contribuciones para seguridad social del empleado; impuestos efectivos al ingreso personal y crecimiento real per cápita.