Los llamados acuerdos “en bloque” son un fenómeno que ha convertido a algunos singapurenses en millonarios, ha inspirado exitosos programas de televisión y ha convertido a vecinos en enemigos.
El ingeniero singapurense Andy Goh ha dejado de saludar a algunos vecinos de su bloque.
El estado de ánimo en el complejo de 596 apartamentos Cashew Heights es “tenso y estresado” después de una iniciativa a finales del año pasado para ofrecerlo en una venta colectiva a un promotor inmobiliario, dijo Goh, de 49 años.
Firme opositor al acuerdo, que podría suponer un importe de al menos unos 1.160 millones de euros, Goh se siente superado en número por los propietarios que quieren tomar el dinero y mudarse. Goh, que teme que el precio de venta no le permita comprar una casa nueva de tamaño comparable, señala que en una reunión de la comunidad de vecinos del mes pasado su voz disidente se vio eclipsada por la de los otros propietarios.
Singapur ha experimentado un frenesí de los llamados acuerdos “en bloque” en los últimos dos años en el mercado de la reurbanización, un fenómeno que ha convertido a algunos singapurenses en millonarios, ha inspirado exitosos programas de televisión y ha convertido a vecinos en enemigos.
David Wong, miembro de la comisión a favor de la venta colectiva de Cashew Heights, dijo que los propietarios pueden vender sus apartamentos por al menos el doble del precio en una venta colectiva en comparación con la desinversión individual.
“Creo que la razón financiera supera las razones sentimentales”, dijo, y agregó que los que no quieran vender tienen un voto. Según la ley de Singapur, el 80 por ciento de los propietarios de una comunidad de vecinos debe aprobar la venta antes de ofrecerlo al mejor postor.
En 2017, la suma de estos acuerdos alcanzó los 8.000 millones de dólares de Singapur, el volumen más alto en una década en medio de una incipiente recuperación en el mercado inmobiliario.
La reurbanización se considera clave para optimizar el uso del suelo en la ciudad-estado, hogar de 5,6 millones de personas en unos 700 kilómetros cuadrados.
Con todo, el ritmo de ventas para reurbanización ha empezado a mostrar signos de desaceleración, con medidas recientes del gobierno que ayudan a amortiguar la euforia, incluido un aumento en el impuesto para las compras de viviendas que superen el millón de dólares singapurenses.
Ahora se requieren estudios de impacto del tráfico para garantizar que la reurbanización no provoque atascos. La tributación para reformar inmuebles o construir proyectos más grandes en un terreno se ha elevado de media en un 22,8%, el mayor aumento en una década.
“Creo que si se mira bien, definitivamente la ventana se está cerrando un poco”, dijo Desmond Sim, jefe de análisis de Singapur y el sudeste asiático de la firma de servicios inmobiliarios CBRE.
Sim señala que las ventas colectivas recientes se habían llevado a cabo al precios mínimo al que se había ofrecido, debido a que los promotores están saciados tras la ola de compras del año pasado y las expectativas de los vendedores son desorbitadas.
El auge de la compraventa de terrenos llevó al banco central a advertir en noviembre sobre la “exuberancia excesiva” en el mercado inmobiliario, instando a los promotores a que tengan en cuenta el número de proyectos que ya están en marcha.
Derek Tan y Rachel Tan, analistas de renta variable del mayor banco de Singapur, DBS, dijeron el mes pasado que parecía haber “un poco de fatiga” en el mercado de ventas en bloque, citando los precios relativamente bajos de los acuerdos recientes.
“El hecho de que la mayoría de los sitios también se haya adjudicado al precio mínimo aceptado, sin primas, puede indicar que los promotores se vuelven más exigentes a la hora de aumentar su cartera de propiedades y que son más prudentes en su estrategia de precios”, indicaron.