Es un tipo de viaje en la que se busca vivir la experiencia como si se fuera parte del destino que se está visitando. Y eso es una tendencia que está aumentando de forma gradual.
En el Día Internacional del Turismo seguramente le va a interesar buscar alternativas de viajes y destinos diferentes.
Las atestadas playas de Bali o Filipinas son de esos destinos que se llenan de turistas durante cualquier estación del año. Personas de diferentes partes del mundo, muchas veces crean choques culturales, recorriendo en masa los principales atractivos de cada ciudad, y a vaces ensuciando o generando demasiado ruido, lo que redunda en quejas de los ciudadanos locales y otros turistas menos extrovertidos.
Para distanciarse de esas situaciones y lograr disfrutar con mayor detalle el lugar, es que toma mayor protagonismo una nueva forma de viaje, conocida como Slow Travel.
“Slow Travel es un tipo de viaje en la que se busca vivir la experiencia como si se fuera parte del destino que se está visitando. Y eso es una tendencia que está aumentando de forma gradual, porque sigue existiendo el perfil de turistas más que de viajeros”, afirma Sergio Correa, Gerente de Marketing y Producto de Viajes El Corte Inglés.
Esta tendencia estaría en línea con todo el movimiento slow de cocina, comida y mindfulness.
Pero a pesar que recién está dándose a conocer en Sudamérica, ya existen paquetes que incluyen este tipo de viajes.
En el caso de Chile, la agencia El Corte Inglés reconoce que algunos se solicitan con frecuencia. “Las personas que eligen realizar un Slow Travel, o un viaje sin apuros, no se preocupan del horario, ya que priorizan conocer el día a día del destino, vivir sus costumbres y quedarse en lugares que disfruten, sin importar que dejaron de conocer museos u otras zonas turísticas", explica Sergio Correa, Gerente de Marketing y Producto.
También es posible encontrar clases de Yoga en India, clases de cocina local en el Sudeste Asiático y en localidades semi rurales de Italia cursos de preparación de pizzas y/o pastas, que muchas veces incluyen a toda la familia en grandes cocinas de casonas mediavales que se acondicionan como hostales.
Bastante más cerca, la isla de Cuba se suma a este tendencia, ya que se puede visitar el país y alojar en casas de lugareños, para aprender su cotidianidad, su cultura y gastronomía, entre otros entornos.
Respecto a precios, Correa comenta que puede ser un poco más costoso, pero en general se puede llegar a gastar prácticamente lo mismo que un viaje “normal” que incluya tours o rutas especiales.
"En el caso de Cataluña, uno puede ir a Barcelona cómo un viaje normal y tomar un Tour que cuesta alrededor de 100 dólares, y es una excursión que dura todo el día, uno se aleja de la ciudad y va en dirección a diferentes mercados, dónde te enseñan cómo comprar, según cada temporada, y luego se van a diferentes viñas, dónde te enseñan a combinar los vinos con productos que se han seleccionado, finalmente termina con un curso de cocina. En el Sudeste Asiático es incluso más barato y se pueden conseguir unas clases exclusivas por US$70 dólares, lo mejor de todo, es que después se pueden comer todo lo preparado", concluye.