Para muchas personas, pasar de trabajador a jefe de proyecto es la experiencia más desafiante e inolvidable de todas: Shu Hattori.
¡Ahora yo mando! Éste es quizá el pensamiento más común que pasa por la cabeza de aquellos profesionales que, debido a su desempeño satisfactorio, han sido merecedores de un cargo directivo. Estos individuos seguramente se encuentran celebrando el ascenso, pero olvidan que asumir un puesto de esta índole no es sólo cuestión de modificar las tarjetas de presentación o el rótulo identificador, sino que se trata de un proceso de adaptación en donde las tensiones laborales no se hacen esperar.
Bien lo dice Shu Hattori en su libro La estrategia McKinsey: “Para muchas personas, pasar de trabajador a jefe de proyecto es la experiencia más desafiante e inolvidable de todas”. El experto en gestión y creación de empresas refiere que por primera vez –para muchos individuos– se trata de estar a cargo de todo, por lo que la situación puede volverse abrumadora si no se cuenta con la capacitación adecuada.
“No te puedes esconder detrás de nadie, tienes que ser la primera persona en entrar a la sala de trabajo y la última en irte. Ahora te buscan a ti para que les des instrucciones; asegúrate de que éstas sean buenas y prácticas”, menciona el autor que después de un lustro de formar parte de McKinsey & Company, comparte cuatro prácticas que, asegura, te darán una ventaja a la hora de elevar tu perfil profesional y llevar tu carrera al siguiente nivel.
1. Construir una mejor versión de ti mismo
Ser el líder implica enfocarse en mejoras fundamentales de ti mismo, de conocer tus fallas y debilidades, e irlas remediando conforme avanzas. Para Shu Hattori se trata de maximizar las fortalezas hasta alcanzar un nivel de maduración que facilite la guía de un equipo de trabajo hacia un bien común. Y según Jesús Yeves Gómez, profesor del Departamento Académico de Administración del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la clave está en adaptarse al entorno y a los cambios que ocurren en el mercado laboral:
Hay que ser proactivos, tener iniciativa. Las personas necesitan adelantarse a los acontecimientos y prepararse para lo imprevisto (…) La gestión de la incertidumbre, así como la toma de decisiones, se convierte en algo fundamental para lidiar con los obstáculos”, refiere el también experto en recursos humanos.
2. Crecer con otros
Convertirse en líder no significa llegar e imponer reglas, de hecho este es el error más grande que puedes cometer: “No puedes empezar haciendo cambios, primero tienes que llegar e identificar al equipo de trabajo ya formado, hacer un análisis del panorama, distinguir prioridades y, entonces sí, transmitir tu visión”, expone Geraldine Calvo Zuckerman, coordinadora del Diplomado en Liderazgo Organizacional de la Universidad Iberoamericana.
La académica dice que hay una prueba de fuego que sólo un líder puede superar y es el reconocer y promover a individuos con mayores habilidades que él. Esto, además de hablar una profesional con ego saludable, es sinónimo de un individuo capaz de invertir más en el talento humano, que en lo que haría por él mismo.
3. Domina la gestión de procesos
¡Ahora yo mando! Éste es quizá el pensamiento más común que pasa por la cabeza de aquellos profesionales que, debido a su desempeño satisfactorio, han sido merecedores de un cargo directivo. Estos individuos seguramente se encuentran celebrando el ascenso, pero olvidan que asumir un puesto de esta índole no es sólo cuestión de modificar las tarjetas de presentación o el rótulo identificador, sino que se trata de un proceso de adaptación en donde las tensiones laborales no se hacen esperar.
Bien lo dice Shu Hattori en su libro La estrategia McKinsey: “Para muchas personas, pasar de trabajador a jefe de proyecto es la experiencia más desafiante e inolvidable de todas”. El experto en gestión y creación de empresas refiere que por primera vez –para muchos individuos– se trata de estar a cargo de todo, por lo que la situación puede volverse abrumadora si no se cuenta con la capacitación adecuada.
“No te puedes esconder detrás de nadie, tienes que ser la primera persona en entrar a la sala de trabajo y la última en irte. Ahora te buscan a ti para que les des instrucciones; asegúrate de que éstas sean buenas y prácticas”, menciona el autor que después de un lustro de formar parte de McKinsey & Company, comparte cuatro prácticas que, asegura, te darán una ventaja a la hora de elevar tu perfil profesional y llevar tu carrera al siguiente nivel.
“Las cosas aparentemente más simples, son las que cuestan más trabajo”, o al menos eso se indica en el libro La estrategia McKinsey. Es por esto que María del Carmen Pereda, especialista en liderazgo y coaching de la Universidad La Salle aconseja planear las actividades diarias y establecer prioridades.
La ansiedad que genera no dar el ancho en el nuevo puesto lleva a los profesionales a querer controlar cualquier proceso, acción que los termina saturando: “El problema es que la gente es muy controladora, pero el líder tiene que aprender a delegar. La clave está en definir qué actividades tiene que realizar cada uno de sus colaboradores”, menciona la experta.
4. Dar el paso extra
Para Ivonne Vargas, especialista en recursos humanos de Bumeran.com, el nuevo líder tiene que ser una persona con cierta experiencia en la dirección de equipos de trabajo, ya que conocer cómo se realizan algunas labores facilita su transición profesional. “[El líder] tiene que ser capaz de hablar el idioma de las nuevas funciones, ahora ve desde arriba lo que sucede en la empresa y es su labor convertirse en un integrador importante”.
Dar el gran paso profesional no sólo implica decir sí a la propuesta, “hay que tomar decisiones, crear proyectos y guiar a un grupo de gente. Una persona que va a ayudar a beneficiar a otros tiene que estar capacitada para resolver problemas y satisfacer necesidades”, complementa Ivonne Vargas.
[EE] Finalmente, los expertos coinciden en que la capacitación y el autoconocimiento, son las mejores herramientas para lograr una transición laboral satisfactoria. Shu Hattori refiere que los futuros líderes deben dedicarse a pensar constantemente. Este ejercicio, que debe convertirse en un ciclo cotidiano, es la cereza del pastel para cualquiera que pretenda invertir tiempo y esfuerzo para lograr el éxito empresarial.