El antropólogo argentino avecindado en México recibe en diciembre el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Dice que es necesario trabajar en mejores diagnósticos para terminar con la informalidad.
Néstor García Canclini (La Plata, Argentina, 1939) piensa que México aún no ha llegado a la barbarie, pero sí que ya es tiempo de pensar en crear una “comisión de la verdad internacional, independiente” que ayude a saber “¿qué está pasando?”.
El filósofo y antropólogo tiene sus afectos puestos en el país, a él decidió exiliarse en 1976 y a pesar de las dudas, ha elegido quedarse: “hay una responsabilidad hacia la sociedad a la que pertenezco”.
Ese compromiso incluye el reconocimiento: García Canclini recibirá el 2 de diciembre el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 que concede el gobierno mexicano; pero también conlleva las dudas que surgen en el estudio y la reflexión: el sociólogo acaba de publicar "El mundo entero como lugar extraño" (Editorial Gedisa) en donde ha creído necesario hacer un alto y plantear la necesidad de encontrar una nueva forma de hacerse preguntas desde las ciencias sociales.
El filósofo se muestra preocupado, ve un panorama poco alentador, sombrío, que se distingue por la exclusión creciente, la agravada explotación económica y el descreimiento hacia la política y los políticos por parte de una sociedad que se siente cada vez más impotente.
“Vivimos la ilusión de que la globalización nos acercaba, nos daba más acceso, no fue infundada porque efectivamente somos hoy mucho más interdependientes, pero no contamos con narrativas o teorías sociales suficientemente consistentes para explicar y abarcar este conjunto de datos. De ahí que vivamos esta inseguridad radicalizada, la multiplicación de guerras”.
“La antropología ha sido muy sensible a estas nuevas formas de interculturalidad irresueltas, pero se incrementan además con los procesos globalizadores; ahora en muchos países de occidente la propiedad del agua, de la luz, los bancos, las empresas son de capitales chinos, japoneses, muy lejanos con otra cultura laboral, con otra estrategia de expansión, no es fácil administrar esta nueva complejidad, es un desafío esplendido para la investigación pero también un desafío dramático para la convivencia”, dice.
Y si no hay convivencia, lo que impera es la violencia, un terror que en México y en el mundo se sostiene en la “informalidad” que ha alcanzado todo. “Uno de los desencadenantes de la violencia tan agresiva que hay en el capitalismo contemporáneo, no sólo en México, es la informalidad, la informalidad comenzó a ser reconocida hace muchas décadas en los estudios laborales como la fuerza de trabajo no regulada, que no disponía de salarios fijos, contratos durables y obligaba a vivir en la inestabilidad, pero esos sectores eran minoría, con los años han crecido, como vemos en México y casi toda Latinoamérica, la mayor parte de la población trabaja en la informalidad”.
García Canclini dice haberse impresionado después de descubrir en un estudio antropológico que los despachadores de gasolina no tienen salario y sólo perciben las propinas que reciben o que los empacadores (cerillos) de mercancías en el supermercado tampoco tienen un salario, pero ganan más con sus propinas que quienes atienden la caja. “Estas situaciones son generadores de malestar, disminución del consumo, desorganización social y protesta”.
A pesar de la situación, el sociólogo dice: “no estoy de acuerdo con algunos que dicen que está emergiendo de nuevo el México bárbaro, me parece una fórmula fácil que no abarca las causas sociales y económicas del desorden político y de la guerra que estamos viviendo” pero opina que es tiempo de plantear la pregunta de ¿hacia dónde queremos que camine México?...