De acuerdo a reporte de Randstad, la alza se registró en el periodo de marzo a mayo.
No cabe duda de que la emergencia sanitaria ha impactado fuertemente el mercado laboral y que intensificó la preocupación de los trabajadores por mantener su fuente de generación de ingresos, resintiendo las certezas respecto a la posibilidad de encontrar otra ocupación estable en plena emergencia asociada al COVID-19.
Sin embargo, es indiscutible que el mundo del empleo ya no será el mismo post pandemia y todo indica que algunos cambios llegaron para quedarse. De hecho, de acuerdo a cifras de la consultora multinacional de RR.HH. Randstad, desde el inicio de la crisis en Chile, las solicitudes para la incorporación de trabajadores temporales crecieron 346% en 2020 versus 2019, considerando el periodo entre marzo y mayo. La mayor alza se dio en abril, ya que 87% de las peticiones se concentraron en ese mes, lo que se debe a que muchas empresas comenzaron a ver esta alternativa como una forma de enfrentar el actual escenario sin aumentar la planta de colaboradores, especialmente para cubrir licencias médicas y ver cómo se comporta la economía.
Al respecto, Francisco Torres, director de Staffing & Outsourcing de Randstad, dice que con el aumento que ha tenido el empleo informal, que llegó a 28,9% en el trimestre móvil enero-marzo, con un aumento de 1,6 % en 12 meses; los servicios transitorios representan una excelente oportunidad para quienes se encuentran desempleados y necesitan reincorporarse en el mercado laboral o para aquellas personas que no están viendo otra opción que comenzar a desempeñar labores sin la debido protección social.
De hecho, la última encuesta de la Asociación Gremial de Empresas de Recursos Humanos de Chile (AGEST) reveló que tres de cada cuatro personas que hoy tienen un empleo formal bajo la modalidad de servicios transitorios estaban cesantes o trabajando de manera informal. Así, “a pesar de que la mayoría de las posiciones disponibles actualmente suelen estar activas por un periodo de tiempo determinado, son tremendamente útiles para ganar experiencia y competencias profesionales, además de dar la posibilidad de generar una nueva red de contactos. Por lo demás, existe una alta probabilidad de conseguir un cargo permanente una vez finalizado el proyecto o el reemplazo puntual”, dice.
Incluso, según el estudio de la Agest, este tipo de contratación ya venía creciendo en 2019, considerando que al cierre de ese año el monto total por contrato entre empresa contratante y proveedora del servicio fue de más de 3 millones 600 mil UF, lo que representa un alza de 2,4 puntos porcentuales (pp) en relación a 2018; mientras que las expectativas de crecimiento para 2020 de las organizaciones que componen la Asociación son altas, llegando a un 8,6% promedio, sin tener aún en cuenta la magnitud que alcanzó la emergencia sanitaria.
En este sentido, el ejecutivo de la multinacional dice que “cada vez más firmas están comprobando las ventajas de los servicios transitorios, tanto para la misma compañía, a la cual le permite adaptar sus estructuras según las necesidades cambiantes del mercado y enfocarse en su core business; como para los empleados, que acceden a una jornada laboral flexible y pueden ir ganando especialización en un rubro o en un cargo determinado, ya que el contrato puede ser por proyecto o indefinido”, dice.
Por otro lado, el trabajo temporal se consolida como sub-44, ya que 89% de los perfiles contratados por este servicio tienen entre 18 y 44 años. “Actualmente, existe una tendencia denominada ‘economía concierto’, en la cual la fuerza laboral se mueve de una organización a otra prestando sus servicios o asesorías. Y los empleadores, ante la necesidad de aumentar la eficiencia a través del trabajo temporal, han amparado el nacimiento de un nuevo tipo de colaborador, aquel que prefiere no atarse a un contrato indefinido y contar con la flexibilidad para emplearse en diferentes proyectos durante el año”, recalca. Así, “el mundo post COVID-19 ofrecerá mayores posibilidades para formatos y experiencias flexibles y la inclusión de freelancers como parte del pool de talento de las organizaciones.
Con la tecnología como facilitador, veremos el crecimiento de la ‘Gig Economy’, como se denomina a la economía de trabajo móvil, remoto, a demanda e independiente. En este sentido, dado que la especialización y el conocimiento no reconocen formatos de contratación, la incorporación de talentos temporales, por proyecto o part-time crecerá de la mano de un contexto en el que las organizaciones necesitarán más que nunca ser competitivas para recuperarse del impacto económico que dejará la pandemia”, enfatiza.