Lo hacen por medio del recientemente descubierto sistema “glinfático” del cerebro. De confirmarse, se abren caminos preventivos para varias enfermedades neurológicas.
Una nueva investigación publicada en línea en The FASEB Journal sugiere que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, que se encuentran en el aceite de pescado, podrían mejorar la función del sistema glinfático, lo que facilita la eliminación de los residuos desde el cerebro, y promover la eliminación de metabolitos incluidos los péptidos amiloide-β, considerado uno de los principales culpables de la enfermedad de Alzhéimer.
El sistema glinfático ha sido descubierto y descrito muy recientemente, y es una señal de que el cuerpo posee sistemas todavía no detectados. Su nombre proviene de la combinación de las palabras “glia” y “linfático”. Y el bautizo lo realizaron Maiken Nedergaard y Jeffrey Iliff, de centro médico de la Universidad de Rochester, en 2012.
Lo nuevo es el papel importante de los ácidos grasos Omega-3 en el proceso. Según el FASEB Journal, publicación dependiente de la Federation of American Societies for Experimental Biology, un grupo de investigadores utilizó ratones transgénicos Fat-1. Se trata de animales modificados para que expresen o produzcan, de manera endógena, una alta cantidad de ácidos Omega-3 poliinsaturados (PUFAs, por sus siglas en inglés) en el cerebro.
Lo anterior buscaba investigar el efecto del omega-3 PUFAs en la función de limpieza en el sistema glinfático. Los resultados indicaron que, en comparación con los ratones “normales”, los ratones modificados promovieron significativamente la función de limpieza del sistema linfático, incluyendo la extracción de las proteínas Aß del cerebro.
Ahora, cuando a los ratones no modificados se le complementó la dieta con aceite de pescado, que contiene altas concentraciones de ácidos grasos omega-3 PUFAs, los científicos encontraron que en estos últimos también mejoró la función de limpieza que realiza el sistema glinfático, en comparación con los ratones de control a los que no se les administraron suplementos de aceite de pescado.
Desde hace tiempo, observaciones empíricas indicaban que el omega-3 ayudaba a mantener la homeostasis cerebral, y podía proporcionar beneficios en un número de enfermedades neurológicas, como la enfermedad de Alzheimer, lesión cerebral traumática, y el deterioro del sueño deterioro, pero la forma específica en que lo realizaba era desconocida, aunque se especulaba que tenía que ver con la irrigación sanguínea.
“Estos, ahora famosos, ácidos grasos han sido objeto de importantes estudios, tanto en el mundo académico, como en la industria (que los produce). Justo cuando pensábamos que habíamos oído todo, aquí surge algo nuevo, y es provocativo, de hecho”, dijo sobre la investigación, Thoru Pederson, editor en jefe de The FASEB Journal. Quién agregó que, “este estudio no debería desviar la atención de las funciones de estas sustancias en el mantenimiento de la salud vascular, pero tampoco hay que restringir a ello nuestro punto de vista. El cerebro es un órgano muy vascularizado, ahora también tenemos que tomar en cuenta que los ácidos grasos omega-3 pueden tener un impacto neuronas, células gliales y hasta los mismos astrocitos “.