Aunque es casi imposible no hacer amistad en la oficina, sí está claro que no se debe descuidar el trato.
Ya sea porque usted llegó a una empresa en que un buen amigo es el jefe o se dio que con el paso del tiempo se hizo amigo del gerente o director, hay ciertas reglas que es mejor tener en mente y así no afectar su imagen y al clima laboral.
Aunque existe consenso en que dado que se suele estar tanto tiempo en el trabajo es casi imposible no profundizar en las relaciones, sí está claro que no se debe descuidar el trato. Para Javier Krawicki, fundador de Tu Primera Pega, en estos casos debe primar la ética y el profesionalismo, pues “ambos deben funcionar y relacionarse de forma tal de poder separar la amistad de la relación laboral. Es difícil, pero sin duda se puede”.
Esta ética y profesionalismo debe estar marcado por evitar de parte del jefe beneficios y tratos especiales por sobre los demás, como aumentos salariales, días libres y menos carga de trabajo. “Esto impacta directamente en la equidad interna y es el límite que no se puede sobrepasar”, dice Krawicki y agrega: “no se debe generar una injusticia dentro la organización”.
Pero también el empleado debe tener cuidado, porque sería conveniente no hablar de su relación dentro de la oficina. “Si en una reunión con colegas hablan de todo lo que hicieron juntos el fin de semana, este por ejemplo debería ser un comentario que deberían dejarlo reservado para ellos. Obviamente no es ningún crimen ser amigo de tu jefe, pero si es importante minimizarlo frente al resto del equipo”, dice Krawicki.
También es recomendable que el empleado mantenga una postura ejemplar, que demuestre que no existe ningún beneficio extra.
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