Bajo la metodología microlearning, hackU quiere convertir el aprendizaje en un hábito y no en una obligación.
El 2020 puso a prueba la capacidad de adaptación de todo tipo de organizaciones, con nuevos escenarios y cambios abruptos que las obligaron a desplegar nuevas estrategias que movieron viejas estructuras.
Pero, para las empresas es crucial mantener capacitados a sus trabajadores. Es por esto que varias organizacines promueven una mayor cultura de aprendizaje.
Una de las propuestas que bajo la metodología microlearning busca hacerse un espacio entre las empresas, es la startup colombiana hackU, que afirma querer convertir el aprendizaje en un hábito y no en una obligación. Mediante el servicio de mensajería de WhatsApp, transfieren contenidos educativos abiertos - estos se actualizan diariamente y pertenecen a Harvard Business Review, TED o el WEF, entre otros- a no nativos digitales y profesionales que necesitan actualizar sus conocimientos.
“En el mundo de hoy el tiempo es muy valioso. hackU quiere evitar que los profesionales gasten minutos preciados viendo contenidos de baja calidad o caducos, por el contrario con nuestro desarrollo queremos dejar atrás la memorización tradicional y buscamos que nuestros usuarios desarrollen un hábito continuo de aprendizaje de forma simple y satisfactoria y se conviertan en aprendices durante toda la vida (Lifelong learners)”, señala Santiago Salazar, director ejecutivo de hackU.
Además, los usuarios pueden acceder a módulos de estudio y tener un canal directo con un coach de aprendizaje, quien está en constante interacción para resolver dudas y acompañarlos en el proceso.
“Según el investigador Rodolfo Llinás, los usuarios olvidan hasta un 93% de lo que memorizan de manera tradicional. Esto está directamente relacionado con que los usuarios tienen ciclos de aprendizaje muy cortos y disminuyen dependiendo de la edad o el nivel educativo, ya que la concentración es una capacidad desarrollada. Por esto hackU trabaja con micro contenido educativo, enviando cápsulas que duran en promedio 10 minutos, favoreciendo así el aprendizaje continuo”, comenta Salazar y agrega que la flexibilidad es clave: "Hay unos que quieren estudiar 6 días de la semana, otros 3 y algunos que lo dejan abierto a los tiempos que vayan manejando en su agenda”.
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