Justicia de ese país indaga la muerte de un paciente en el Hospital Maciel. Autoridades reconocen que recintos no están obligados a registrar ni iniciar sumarios internos por este tipo de hechos.
Por El Observador. Casi uno de cada 10 pacientes, según la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente (AMSP) de la OMS, sufre algún daño al recibir atención sanitaria, dentro de lo que se encuentran los eventos centinela y, entre ellos, el suicidio intrahospitalario. Los casos se agravan si se trata de lugares en los que la atención en salud es precaria y es entonces que la AMSP, a la que Uruguay adhiere, asegura que es "imperioso desarrollar más la investigación" como forma de encontrar soluciones a esos problemas de atención. Sin embargo, Uruguay sigue sus propias reglas.
La Justicia de ese país investiga el suicidio de un paciente en el Hospital Maciel (recinto público, al oeste de Ciudad Vieja), que había sido operado de apendicitis y luego se quitó la vida. Según dijo a El Observador la jueza a cargo del caso, María Noel Odriozola, el director del hospital, Álvaro Villar, fue llamado a declarar y otros dos médicos ya comparecieron ante la Justicia. La autopsia confirmó que se trató de un suicidio, afirmó Odriozola.
Desde la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) afirmaron a El Observador que se dio parte al Ministerio de Salud Pública (MSP) sobre el hecho, aunque fuentes del ministerio afirmaron que la notificación todavía no había llegado. Desde el MSP agregaron sin embargo que quien debe investigar el caso es el prestador.
Pero consultado acerca de cómo se actúa frente a este tipo de casos, el director del Comité de Seguridad del Paciente del Ministerio de Salud Pública, Marcelo Barbato, aseguró a El Observador que si bien dada la alta sensibilidad de ese tipo de episodios se recomienda hacer un análisis de las causas, no es obligatorio ni llevar un registro, ni realizar una investigación.
Lo mismo sucede en el resto de los casos centinela, es decir, en los eventos inesperados que involucran "la muerte o un daño permanente o severo de función, o un considerable riesgo de que ello ocurra, derivado de la atención de los pacientes y no directamente producido por la enfermedad" que presentaban al ingresar al centro de atención de salud, de acuerdo con una definición del MSP.
Dentro de esos casos, además del suicidio intrahospitalario, se encuentran los problemas de medicación errónea o infecciones –que ocurren con frecuencia–, el robo de bebes o la entrega equivocada de niños. Pero, según explicó Barbato, el reporte "queda solo a voluntad del prestador" y tampoco se realiza una búsqueda activa de casos. Si bien hay una "intención de avanzar hacia ello" y que los casos puedan ser registrados e investigados, dijo el director de Cosepa, no hay capacidad técnica para analizar cada evento.
Reportar cada caso
Específicamente para el caso de los suicidios, la que asesora a la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, obliga a sus miembros a que reporten cada caso y a llevar a cabo un análisis causa-raíz para encontrar el porqué de esos incidentes, de manera de poder prevenirlos. Y recomienda, por ejemplo, para que los pacientes estén debidamente atendidos y controlados –sobre todo aquellos que están fuera de las unidades de psiquiatría– realizar como parte del proceso de admisión al centro una revisión a todos los pacientes en búsqueda de síntomas de depresión.
Si bien para el caso de los pacientes que ingresan a los centros de salud con antecedentes de intentos de autoeliminación o tienen problemas psiquiátricos o de depresión se sigue un protocolo para evitar nuevos intentos –como el retiro de los objetos punzantes, de cordones y cinturones– o el tomar precauciones con respecto al acceso a ventanas o lugares de altura, "tomar medidas para todos los pacientes como potenciales suicidas es imposible", dijo Barbato a El Observador.
Y "no existe la posibilidad de riesgo cero en todos los pacientes porque si no se valora que tenga riesgo es muy difícil que se tomen todas las precauciones" agregó Barbato.
De todos modos, afirmó que se debería chequear si cualquier persona que ingresa presenta algún síndrome depresivo que "pueda ser gatillado por la internación". Eso se facilitaría al contar con una buena historia clínica, afirmó Barbato, pero reconoció que dada la heterogeneidad y diferencia de los registros que se tienen en los diferentes prestadores, es algo muy difícil de implementar.
Sin medidas específicas
Las posibilidades de evitar un suicidio son bajas, dijo Barbato, porque el suicidio intrahospitalario es bajo. Aunque las construcciones edilicias tienden a no favorecer que ocurran esos sucesos, no se toman medidas específicas para evitar la posibilidad en todos los centros, explicó el director de la Comisión de Seguridad del Paciente.
Dentro de un hospital, señaló, hay riesgos mayores de daño, como las caídas en un baño, que ocurren con más frecuencia que un suicidio. De hecho se registraron sólo dos autoeliminaciones en los últimos tres años. No obstante, lo inaceptable, recalcó Barbato, es que un paciente ingresado con antecedentes depresivos o de intento de suicidio logre su objetivo una vez internado, como sucedió en 2013 con un paciente psiquiátrico en Rivera, y por el que fueron procesadas dos enfermeras.