Aunque es un tema complejo, el testimonio de quienes han vivido la situación y la opinión de expertos coinciden en que los padres pueden percatarse cuando sus hijos estén coqueteando con una sálida drástica a la vida.
Johanes Roselló/ Una guía para los padres para prevenir el suicidio
Brandon Xavier era popular en la escuela, sano, alegre, bondadoso, tenía buenas calificaciones y una familia que lo amaba y lo apoyaba. Su sueño era convertirse en terapista físico, sin embargo, el 9 de febrero de 2013, Brandon se quitó la vida en su hogar en Peachtree City. Tenía 16 años.
Iraida y Alex Camacho, padres de Brandon, hoy recuerdan a su hijo, que este año se graduaría de high school y aún tratan de entender porqué el joven tomó una decisión que jamás vieron venir.
“Nosotros como padres pensamos ‘nunca mi hijo va a hacer eso. Nosotros lo amamos, él tiene un buen hogar, todo lo que él necesita está aquí, él está contento siempre’”, explicó el padre puertorriqueño.
Sin embargo, destrozados por la partida de su segundo hijo, han podido ver que él sí dio señales de que algo le pasaba, pero no las pudieron identificar.
Cuando estaba en décimo grado, los padres notaron un cambio en la actitud de su hijo: parecía odiar a todo el mundo. “Ahora vemos atrás y sí habían señales, pero creíamos que eran cosas de adolescentes”, lamenta Iraida.
A pesar de esas señales, resulta evidente que son muy complejas de identificar. Daniel Reidenberg, psicólogo y director ejecutivo del Suicide Awareness Voices of Education (Save), a veces es difícil ver el panorama completo de cómo sus hijos se están sintiendo.
“Muchas veces es que se lo dicen a muchas personas, a lo mejor no fue a un padre sino a un amigo, a un maestro o a un líder religioso o a alguien de la comunidad y nadie puede encajar todo el rompecabezas. La realidad es que la mayoría de las veces hay factores de alerta”, dijo Reidenberg a MundoHispánico.
Pierluigi Mancini, director ejecutivo de la Clínica de Tratamiento y Control de Adicciones (Cetpa), coincide con Reidenberg. “Somos seres humanos que escondemos muy bien nuestro dolor. No hay señal mágica que los padres puedan ver, lo que hay son migajas”, explica Mancini.
“Tu niño o niña le puede estar diciendo a la profesora un poquito, a la enfermera un poquito, a la tía un poquito y esos mundos muchas veces no se unen, no se comunican”, sostiene el psicólogo colombiano.
Por ello, los especialistas y los padres de Brandon hacen hincapié en la importancia de que las familias estén pendientes a los cambios de conducta en sus hijos y se eduquen sobre cómo hablar con ellos sobre sus sentimientos y si han contemplado el suicidio. “Un padre no debe esconderse del tema. Puede ir a la biblioteca o a Internet y aprender cómo hablarle a su hijo. Debe empezar a aprender las señales”, recomendó Mancini.
Cambios abruptos de conducta, cambio en su relación con amigos, dejar de hacer actividades que antes disfrutaban, cambios en su manera de vestir o regalar posesiones preciadas pueden ser señales de que un joven necesita ayuda, explicó el director de Cetpa.
El colombiano añade que acciones como hacerse cortadas o atentar contra la vida, tomando pastillas por ejemplo, deben ser consideradas con seriedad y se debe buscar ayuda de inmediato.
“La adolescencia es un periodo muy difícil y podemos confundir si, por ejemplo, mi niño está malhumorado, se encierra en su cuarto o solo quiere tener los audífonos, pensando que así es la adolescencia. No debemos presumir eso”, advirtió el psicólogo.
‘Valeria’, de 16 años y a quien cambiamos el nombre en este reportaje, intentó quitarse la vida tres veces el pasado año.
De acuerdo con su madre ‘Aurora’, su hija ha sufrido acoso escolar y recientemente fue diagnosticada con depresión.
“Mi hija era dulce, alegre, amiguera, pero desde los 12 años cambió”, lamentó la madre.
La situación de ‘Valeria’ ocurre con frecuencia entre las jóvenes latinas, según estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Los datos señalan que más del 15% de las adolescentes hispanas han intentado suicidarse en comparación con un 10.7% de jóvenes afroamericanas y un 8.5% de muchachas blancas, según datos de 2013.
Las adolescentes que seriamente han considerado el suicidio representan un 26% de hispanas en el país, en comparación con un 18.6% de afroamericanas y un 21% de blancas, indican los CDC.
Los expertos sostienen que factores como la aculturación, el racismo, la discriminación, el acoso, la falta de un estatus migratorio en la familia y la pobreza son algunos factores que pueden colocar a una joven latina en una posición de vulnerabilidad. Pero estos retos no son únicos para las adolescentes, sino para todos los jóvenes hispanos.
“Los jóvenes latinos tienen los mismos retos que los jóvenes en la población general, pero encima de eso están creciendo en un mundo muy diferente al que crecieron sus padres, lo que llamamos en la psicología el estrés debido a la aculturación a este país”, comentó Mancini.
Sin embargo, el tema del suicidio es complejo y las personas no atentan contra sus vidas por una sola causa, según advierten expertos.
“No es un solo factor, son muchos factores lo que llevan a un niño a contemplar o completar el suicidio”, sostuvo Mancini. “Las personas que han sobrevivido un intento de suicidio nos reportan que ellas no querían quitarse la vida, ellos quería parar un dolor interno que no sabían cómo parar”, advirtió.
Tal como mencionan los expertos entrevistados y padres como Alex, Iraida y ‘Aurora’, los jóvenes que están contemplando suicidarse dan señales de alerta.
Brandon, por ejemplo, reveló sus intenciones a su ex novia, pero ella no se lo dijo a nadie. El joven había pasado por el rompimiento amoroso, lo que lo sumió en una profunda tristeza.
Los padres ahora ven que el joven experimentó situaciones que, gota a gota, fueron llenando el vaso.
Por eso los Camacho tienen una misión: ayudar a otras familias a prevenir que pierdan a sus hijos por el suicidio.
Ellos iniciaron Brandon’s Key 4 Life Foundation para educar a quien lo necesite. “Es importante que todos los padres, familiares y amigos se instruyan en esto. Entender sobre la depresión y saber que es una enfermedad como un cáncer, una diabetes. Hay que tratarla”, manifiesta Iraida.
“Podemos ayudar a que alguien no se quite la vida”, advirtió Mancini, quien explica que en ocasiones los padres deben buscar ayuda de un profesional pues no están preparados para hablar sobre el tema.
Señales de alerta
- Cambia abrúptamente de conducta, se muestra malhumorado, triste, callado. No presuma que es la típica rebeldía de la adolescencia, indague sobre sus cambios de conducta.
- Se aísla de sus amigos o se vuelve más misterioso con ellos.
- Dificultad de concentración, ansiedad, falta de apetito o cambio en sus patrones de sueño.
- De repente deja de practicar actividades que antes disfrutaba, como el deporte, el baile.
- Cambios en su manera de vestir.
- Comienza a regalar posesiones preciadas. Es una manera de despedirse de sus seres queridos.
- Abusa de alcohol o drogas.
- Muestra una conducta desafiante, destructiva o agresiva.
- Baja el rendimiento académico.
- Se autoagrede, por ejemplo se corta o ha intentado quitarse la vida. No importa el método que utilice, los intentos no son un juego y se debe buscar ayuda de inmediato.