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Sumatra, el encanto inexplorado de Indonesia
Jueves, Diciembre 21, 2017 - 10:26

La riqueza natural, histórica, gastronómica y cultural de sus islas conducen a los viajeros por una travesía increíble e inolvidable por estas tierras del sudeste asiático.

La recompensa por volar más de 24 horas ha llegado. Desde el cielo se perciben los puntos verdes, salpicados por todo el mar. Indonesia es un archipiélago situado entre Asia y Australia y entre el océano Pacífico y el Índico, que comprende más de 17.500 islas, muchas de ellas, inexploradas y deshabitadas. Hemos llegado al cuarto país más poblado del mundo y con más musulmanes en el planeta, que tras tres siglos y medio de colonialismo neerlandés y tres años de dominio japonés, es ahora un país democrático.

Es uno de los países con mayor biodiversidad del planeta, con paisajes variados, arrozales, terrenos interminables de palmeras de aceite, árboles de caucho y bosques tropicales exuberantes. El viaje desde México es largo, pero al final estamos en Yakarta, la capital del país, que sólo es un lugar de paso por su Aeropuerto Internacional Soekarno-Hatta. Antes de llegar a Parapat, el primer destino, nos detenemos en el mirador Huta Ginjang, en el distrito de Muara, al norte de Sumatra. Desde ahí es posible disfrutar del paisaje del lago Toba, pues estamos a 1.555 metros sobre el nivel del mar. En la cima, descubrimos que Huta significa pueblo y Ginjang, superior. Por lo tanto, es el pueblo de arriba.

Ahí está la Taber Prayer Hill, una de las atracciones religiosas de esta nación, la cual comenzó a construirse en 1996 y empezó a utilizarse desde el 2014. Durante nuestra visita vemos, inmediatamente, las dos estatuas de dos manos rezando. Es un lugar de culto y retiro espiritual, además, está en la meseta más alta de la colina en el área del lago Toba.

Pero en realidad, todo inicia en Parapat, la pequeña ciudad donde hay amaneceres con nubes multicolores, situada en el norte de Sumatra, la isla más grande de Indonesia y la sexta más grande del mundo.

Ubicada a orillas del lago Toba, Parapat es un punto de tránsito para los transbordadores que llevan a los visitantes a Samosir, una isla del tamaño de Singapur.

Pero el lago Toba, es el lago volcánico más grande del mundo, ya que ocupa la caldera de un volcán cuya erupción fue hace más de 75.000 años. Es un lugar épico, cuyo cráter mide 100 kilómetros de largo. Parece más un océano, por ello, no sorprende que sea el más grande del sudeste asiático y uno de los más profundos del mundo, con 505 metros.


Tierra de guerreros

Zarpar en ferry de Parapat y llegar a la isla Samosir nos lleva 45 minutos, tiempo en el que escuchamos cantar a Opi y Parasian, dos niños que deleitan con su voz a cambio de algunas rupias. También admiramos las montañas empapadas de niebla y las casas tradicionales de la etnia Batak, que se caracterizan por su decoración colorida y sus techos curvados hacia arriba en cada extremo, como el casco de un barco.

Cuando llegamos a Tomok, nos sorprenden los puestos de artesanías Batak, repletos de paños y bolsas tejidas a mano o réplicas en miniatura de las casas de la zona. Los Batak eran un pueblo de guerreros y caníbales, principalmente cristianos, y la adoración de los antepasados sigue siendo importante.

Aquí, los sarcófagos del clan Sidabutar son la principal atracción. El rey batak Ompu Solompoan Sidabutar que adoptó el cristianismo está enterrado en el pueblo de Tomok, a 5 kilómetros al suroeste de Tuk Tuk. La imagen de los reyes está tallada en su lápida, junto a las tumbas de su guardaespaldas y la de Anteng Melila Senega, la mujer que se dice que el rey amó durante muchos años sin comprometerse. Está decorada con criaturas míticas con grotescas cabezas de tres cuernos y ojos saltones.

A un lado se encuentra otra más, la del misionero que convirtió al cristianismo a la tribu en el siglo XIX y una tumba real Batak más antigua, que dicen se usa como santuario de fertilidad para parejas sin hijos.

El siguiente destino es Ambarita, donde está la Plaza de las Ejecuciones. Se pueden conocer las construcciones Batak y la mencionada plaza donde hace 150 años decapitaban a los acusados de ciertos delitos. Aquí están las sillas de piedra, una de las principales atracciones de la isla.

En este lugar, los ancianos celebraban reuniones a las que invitaban a gobernantes de las aldeas vecinas para anunciar la captura de un delincuente o un enemigo y determinar su destino.


Historias con aroma a café

Ahora volamos a Padang, para llegar a Bukittinggi y conforme transcurre el viaje, cada destino se vuelve más sorprendente.

Ahí los cantos de las ceremonias musulmanas, saliendo de las mezquitas aledañas, despiertan en la madrugada. Es momento para asomarse a algún balcón y ver como la luz tenue en el horizonte dibuja las montañas, mientras que la niebla sólo deja asomar las partes altas de las construcciones.

El punto de referencia de Bukittinggi es la torre del reloj o Jam Gadang, símbolo típico de Sumatra Occidental.

El reloj tuvo diferentes momentos en su historia y se pueden comprobar por los ornamentos en la torre. En el periodo colonial holandés, contaba con una estatua de un gallo; durante la ocupación japonesa, sus ornamentos se convirtieron en una pagoda, mientras que en el periodo posterior a la independencia, el ornamento cambió de nuevo a la forma tradicional gonjong.

Una de las curiosidades es que el cuatro en números romanos, generalmente, se escribe IV, pero en el Jan Gadang se enumera con IIII. Cuentan que los mecanismos internos del reloj son gemelos a los del Big Ben en Londres.

Los valles más hermosos del mundo están en Tabek Patah, dicen los habitantes de Nagari Tabek, distrito de Salimpaung y se puede constatar desde un punto alto en la carretera, donde se observa la belleza del campo con sus diferentes tonos verdes y sus colinas, bosques de pinos y arrozales.

Cerca de ahí, sobre la carretera, está el café Kiniko, lugar obligado para probar el Kopi kawa, bebida de hojas secas de café y que se prepara como té y es servido en cáscara de coco. Tiene un sabor ligero a café y también un color más claro.


En 1840, y tras el éxito en Java 10 años antes, el café se volvió un producto de alto valor en Europa, por lo que los beneficios económicos que obtenían los holandeses eran notables. Así que se llevaban todo el grano del café para su consumo y venta en diversas ciudades del viejo continente, mientras engañaban a la gente de Indonesia, diciéndoles que el grano era muy malo para ellos, por lo que les recomendaban que sólo consumieran las hojas.

Al independizarse de los holandeses volvieron a apropiarse de su producto. Pero ahora se ha vuelto un hábito y la gente consume el kopi kawa como agua de uso, además de que siguen tomándola para recordar y tener presente el pasado.

La ciudad del palacio

Partimos a Tanjung Emas, cerca de la ciudad de Batusangkar, en West Sumatra y estamos frente a una construcción majestuosa: el Palacio Pagaruyung, que fue el centro del reino de Minangkabau. El también llamado Istano Basa Pagaruyung luce imponente. Fue construido en el estilo arquitectónico Minangkabau Rumah Ggadang tradicional, y tiene una serie de elementos atípicos que incluyen tres pisos de estructura y es más grande en comparación con una construcción Rumah Gadang común.

Aunque hoy en día no existe un rey o familia real en este palacio, desde que el reino Pagaruyung fue disuelto en 1833, el monumento es muy apreciado entre los habitantes, ya que los descendientes de los Minang, nobles dispersos, aún buscan su raíz y vínculo con esta antigua casa real.

El palacio original fue construido en la colina de Batu Patah y fue incendiado durante un motín en la Guerra de Padri, en 1804. Fue reconstruido nuevamente, pero volvió a destruirse en un incendio, en 1966. Lo volvieron a levantar, en 1976, como la réplica del palacio original de Pagaruyung. Una tercera ocasión, el techo del palacio fue alcanzado por un rayo y destruido por otro incendio, la noche del 27 de febrero del 2007. Se estima que sólo 15% de los objetos valiosos sobrevivieron al incendio.

La restauración del edificio tomó seis años, tiempo que tuvo a la población de la zona sumida en la tristeza y pobreza, ya que todos los habitantes dependían económicamente de esa construcción.

El palacio original fue construido enteramente de mampostería de madera; sin embargo, el marco de construcción actual se edificó con una estructura moderna de hormigón. El Istano Basa Pagaruyung fue restaurado con bastante fidelidad utilizando la técnica tradicional y los materiales adornados con 60 esculturas que representan la filosofía y la cultura Minang.

Tiene tres pisos con 72 pilares y el típico techo curvo de Rumah Gadang Gonjong con forma de cuerno hecho de 26 toneladas de fibras de palma negra. Ahora el palacio está amueblado con más de 100 réplicas de muebles y objetos Minang.

Alucinante y natural

Otro destino alucinante es la cascada Lembah Anai en Bukittinggi, en la regencia de Tanah Datar en Padang. Localizada frente a una antigua vía férrea abandonada y con monos de cola larga como habitantes. La fuente de la cascada proviene de la montaña Singgalang, el agua llega al valle desde una altura de más de 50 metros.

Justo en las afueras de la ciudad de Bukittinggi, también en las montañas de Minangkabau, está el Sianok Gorge o Cañón Sianok. El paisaje es particularmente hermoso con la luz de la mañana cuando los primeros rayos del sol atraviesan la neblina que cubre este valle escarpado que tiene como fondo, el majestuoso Monte Singgalang.

Desde el mirador de Panorama Park, los visitantes pueden disfrutar del hermoso paisaje del cañón, de unos 100 metros de profundidad y que se extiende a lo largo de 15 kilómetros de ancho. Además, se pueden conocer monos de Java que se acercan a buscar algo de comida. Hay una torre de 20 metros desde donde se puede ver el cañón y del otro lado, un cementerio musulmán.

En el lado opuesto de Panorama Park está el Lobang japonés, el hoyo japonés, una red de túneles subterráneos y búnkeres construidos por indonesios de Java, Sulawesi y Kalimantan, que los japoneses forzaron a trabajar como mano de obra, durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor de 1942.

Hay que bajar 132 escalones para llegar a los 21 túneles que recorren 1.470 metros, 50 metros debajo del cañón Sianok.

Aquí se encuentran salas especiales subterráneas que no se utilizaban solamente como residencias, lugares de reunión, cocina y almacenamiento de municiones, sino también como cámaras de tortura, espionaje y cautiverio. El agujero japonés comenzó a organizarse como atracción turística histórica en 1984, por el gobierno de la ciudad de Bukittinggi.

Entre pimienta y estaño

Llegamos al destino final: Belitung. Es una isla de 4.800 kilómetros cuadrados en la costa este de Sumatra. La isla es conocida por sus cultivos de pimienta y las minas de estaño. Fue posesión del Reino Unido desde 1812 hasta que Gran Bretaña cedió el control de la isla a los Países Bajos en el tratado anglo-holandés de 1842.

Su ciudad principal es Tajung Pandan y tiene en su centro una glorieta con un monumento especial: la réplica de una piedra que se formó hace millones de años, a partir del resultado de la reacción de una colisión de un meteorito con una capa de tierra que contenía estaño.

El Batu Satam es una roca negra rara, típica de Indonesia y se utiliza para hacer piezas de joyería. A 100 metros de la glorieta se pueden encontrar los mejores fideos de Belitung, no es mentira, el lugar se llama Atép, un lugar muy sencillo, pero visitado por todo extranjero que llega al lugar, además de artistas y funcionarios de todo el país.

Las dos etnias con mayor porcentaje en la isla, que una vez fue conocida sólo como Billiton debido al gigante minero australiano BHP Billiton, dueño de las minas de estaño, son los malayos junto con los chinos. Hay poblaciones de bugis, sudaneses y javaneses que anteriormente trabajaban para los holandeses y en las minas.

Es una isla de las más espectaculares del sudeste asiático, rodeada por más de 100 islas pequeñas, que durante años fue una ínsula humilde y subestimada, conocida sólo por la minería, pero que no figuraba en el escenario turístico, hasta que en el 2008 finalmente saltó a la fama y fue después de que se dio a conocer toda su belleza a través de los escenarios filmados para la película Laskar Pelangi, basada en la novela exitosa del hijo pródigo de Indonesia, Andrea Hirata, escritor que nació y creció en Belitung.

Los paisajes encantadores de Tanjung Tinggi se conocieron en el resto del mundo y se ganó un lugar como paraíso. Y aunque no es tan popular como Bali, cuenta con fantásticas playas de arena blanca entre rocas gigantes de granito, que surgieron del centro de la tierra hace miles de años y que debes escalar para presenciar una inmejorable vista de la puesta de sol.

Otra isla, Tanjung Kelayang cuenta con hermosas costas. De su playa de agua azul y transparente salen lanchas que nos dejarán ver durante el camino paisajes fascinantes de varias islas pequeñas frente a la costa de Belitung, como la de Eagle Head Rock. Aquí el agua de mar es muy tranquila, por lo que es adecuada para nadar, bucear y ver peces multicolores y arrecifes de coral.

Después de 20 minutos de paseo en el mar, se llega al otro punto, la isla de Lengkuas, pequeña pero esplendorosa, donde está el emblemático faro construido por los holandeses, en 1882. De 65 metros de alto y con 313 escalones, sigue manteniendo su función de guiar a los barcos. En la isla del Light House, el paisaje es idílico, hay exuberantes palmeras y rocas enormes de formas caprichosas, dispersas por todo el lugar y que son muy divertidas para escalar.

La noche se acerca y apenas da tiempo de conocer el Museo de las Palabras de Andrea Hirata, el primer y único Museo de literatura de Indonesia, un sitio de colores vivos, murales, pisos de mosaicos y espacios para leer, que es la ventana inspiradora para todos y sugiere que es posible alcanzar nuestros sueños a pesar de los inconvenientes, tal como la novela lo presenta a través de Ikal, el niño que crece en la isla pequeña en medio de limitaciones y pobreza, pero que logra mantener firme su sueño de viajar algún día a otras partes del mundo, lo que finalmente logra.

Metros más adelante se encuentra una réplica de la escuela primaria Muhammadiyah Gantung, que es otro de los escenarios de la famosa novela.

Ya es de noche y cenamos por última vez, ahora será en el Kampong Belitong Timpo Duluk. Un lugar especial que utiliza el concepto del pasado en el decorado. El menú es de comida tradicional que se llama bedulang. Son diferentes platillos como estofado de carne de res con leche de coco, pescado al curry, pollo frito, verduras guisadas y berenjenas, entre otras delicias.

Durante el vuelo traté de aprender algunas frases en bahasa indonesia, el idioma nacional, pero no fue necesario aplicarlas, con esa gente te entendías sólo con la mirada y lo confirmabas con una sonrisa.

Autores

Fernando Villa del Ángel/ El Economista.com.mx