Tras anunciar públicamente que lleva un largo período sin excesos, su último disco presentado a comienzos de 2016 indaga intensamente en la composición y en escritura de canciones.
No hay duda de se trata de la voz femenina más importante del rock argentino. Y en esta nueva etapa, en la que se centra en la composición y letras junto a Lisandro Aristimuño, la artista se asume con sus idas y vueltas. Todo ese se ve en su disco "Súperamor".
"Me siento en una nueva oportunidad, estoy bien, sola, me cuido. Estoy sana y contenta de estar viva. Los que estuvimos en el rock y estamos vivos somos sobrevivientes”, ha comentado en la prensa.
De hecho, previo a la Navidad y en un acto de total valentía y reconocimiento, publicó en su cuenta de Facebook una carta abierta a sus seguidores sobre el consumo de drogas.
“La gente cambia, sí. Gracias a Dios, hace 17 años me metí en recuperación y es la primera vez que paso tres años y dos meses limpia; el que quiera creer que crea. He evolucionado gracias a mi esfuerzo y no soy la misma, gracias a Dios. Siento que soy una servidora pública y no un ego emplumado”, sostuvo.
También dejó claro que “siento que tengo una enorme responsabilidad con la gente que escucha mi música, y antes ni me daba cuenta de eso, así que disculpen a los que quieran a la antigua Fabi. Sólo la van a encontrar en los videos viejos. Gracias y que la luz del universo nos acompañe”.
Su nueva producción contiene doce temas y por ser independiente Cantilo tuvo la libertad que tanto quería para hacer lo que quisiera, cosas no tan comerciales, en la que ha dejado claro que el nombre de la producción no tiene nada que ver con la relación de pareja, sino más bien con el amor a un hijo.
El álbum comienza con "Desde el cielo", que es como una especie de declaración en la que dice: “Algo va a pasar, que puede cambiar, la presencia del dolor…”. Es una balada en que los acordes de piano se entremezclan con la guitarra y que, en cierto modo, recuerda un tanto a su amigo Charly García.
"Cápsula de escape", en tanto, es una secuencia lenta y desoladora, que transita en una atmósfera entre la oscuridad y la luz. Su interpretación es bien visceral.
El tema que le da nombre al disco, "Superamor", tiene una carga poética, la presencia del dolor acecha, pero la esperanza es el destino final. “Revolver un nido de papel, alcanzar la cima del dolor, conocer la muerte y renacer”, canta en medio de teclados y programaciones.
