A pesar de que el tratamiento fue efectivo en un 96 %, se canceló porque causó depresión en algunos participantes. La decisión fue rechazada en redes, ya que son los mismos efectos adversos que tienen las píldoras para mujeres.
El Espectador. Hace algunos días, en varias publicaciones científicas, se repitió un titular que parecía alegrar a unos y otros: un anticonceptivo para hombres que se estaba probando en ensayo clínico había demostrado tener el 96 % de efectividad. Tanto hombres como mujeres, finalmente, estaban cerca de tener la misma responsabilidad a la hora de tomar decisiones sobre el control natal.
La inyección, que debían aplicarse los 350 hombres que formaron parte del estudio, cada dos meses, parecía contener una fórmula perfecta de dos hormonas para disminuir sus capacidades reproductivas: una forma activa de progesterona, que actuaba sobre la glándula pituitaria desactivando la producción de esperma, y la testosterona, para compensar la disminución de hormonas masculinas que podía desencadenar la primera.
Durante el último año todos los participantes, que debían tener una pareja estable, sólo podían planificar usando este método. ¿El éxito? La inyección probó ser tan o más eficiente que un condón que, en promedio, sólo garantiza un 82 % de seguridad para no quedar en embarazo.
Sin embargo, el optimismo de la investigación se iba agotando a medida de que se avanzaba en el artículo. Debido a que algunos colaboradores empezaron a sentir efectos adversos, como “depresión, acné y aumento en la libido”, 20 de ellos decidieron retirarse, lo que detuvo el ensayo clínico antes de tiempo. A los científicos, que estaban realizando la investigación en diez centros de estudios diferentes, tener el primer método anticonceptivo para hombres se les resbaló de las manos.
En redes, las reacciones no tardaron. Desde el punto de vista de varias personas, había una gran “ironía” en las razones por las que los participantes se retiraron del ensayo, sobre todo cuando “depresión”, “acné” y “cambio en la libido” son algunas de las contraindicaciones que cualquier mujer puede leer en el reverso de la caja de anticonceptivos que lleve en la cartera.
“El control de la natalidad de los hombres causa cambios de humor y depresión. ¿Qué piensan que hace la píldora, que nos convierte en pequeñas bolitas de sol?”, escribió una usuaria de Twitter. “El anticonceptivo masculino da a los hombres efectos secundarios, por lo que no estará disponible. El anticonceptivo femenino da efectos secundarios, ¿y qué?”, publicó otra.
En parte, sus palabras tienen mucho de cierto, pues desde hace años las mujeres son quienes vienen sometiendo sus cuerpos a fuertes cargas hormonales para no quedar embarazadas. Esto sin contar que, para muchas otras, la carga también es económica.
De hecho, son varios los estudios que demuestran la relación que existe entre la depresión y las píldoras hormonales femeninas. Uno de ellos, publicado en septiembre de este año en la revista científica JAMA -que no causó ni la mitad del alboroto- reveló que entre el 20 y 30% de las mujeres que planificaban con la píldora estaban en tratamiento por depresión.
Para entenderlo, el periódico The Independent realizó la siguiente sencilla comparación. Según el último reporte dado por el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, (NHS, por sus siglas en inglés), los efectos adversos del ensayo de anticonceptivos en hombres son acné (45%), aumento en la libido (38%), dolor en el lugar de la inyección (23%), desórdenes emocionales (18%), dolores musculares (16%) y bajo conteo de esperma después de suspender el tratamiento (5%).
Mientras que en la lista de efectos secundarios encontrados en el estudio publicado en JAMA están los desórdenes emocionales, acné, aumento de peso, pérdida del deseo sexual, dolor en los pechos, debilitamiento de huesos y riesgo de contraer infecciones. Esto sin contar con que en muchas de las cajas de píldoras que rondan libremente en los mercados se anuncian contraindicaciones que van desde quistes ováricos hasta cáncer cervical.
El problema, como explicó Richard Anderson, uno de los coautores de la investigación al periódico The Guardian, puede que no sea de ciencia. Desde 1976 -sólo 25 años después de que se creó la píldora femenina- los científicos han explorado la idea de un método de planificación que recaiga exclusivamente en los hombres.
“Conseguir la infertilidad masculina a niveles aceptables es difícil, pero no imposible. Lo que realmente le ha faltado al campo es un campeón con mucho dinero y entusiasmo, para que se obtenga una participación industrial”, afirmó al diario inglés.
Pero más allá de que sea porque los hombres “son muy flojos” o por falta de inversión, lo cierto es que a ellos se les acaba de pasar, ante sus ojos, la opción de poder tomar una decisión de control sobre su natalidad. Esa que adquirieron las mujeres en 1951 y que no sólo se convirtió en una liberación de la biológica, sino en una de la sociedad.