Ver "Te sigue" en el cine es una experiencia tan satisfactoria como atemorizante. Por un lado, el filme del cineasta independiente David Robert Mitchell es, además de una excelente obra de terror, una muy buena película. Desde su arranque, en el que una joven escapa de algo que el espectador desconoce, el director establece que su obra no seguirá las reglas repetidas del género. Aquí no hay sustos provocados por seres que aparecen detrás de un espejo sin previo aviso. En cambio, "Te sigue" logra helar la sangre con un recurso simple: extraños que caminan.

 

El filme, que se estrenó en Uruguay luego de haber pasado por el Festival de Cine de Cannes y las salas de Estados Unidos, es protagonizado por la joven actriz Maika Monroe, interpretando a Jay. Tras un encuentro sexual con su pareja, a su personaje le será pasado "algo" que hará que una "criatura" le siga incansablemente para matarla de una forma tenebrosa. Las comillas deben ser utilizadas, ya que en ningún momento se conoce la real naturaleza de esta amenaza.

 

"Es lento, pero es inteligente", le explican a la joven al referirse al ser/demonio/maldición que puede cobrar la forma de cualquier persona (aunque generalmente se trata de un extraño) y la acosará sin previo aviso en donde se encuentre, ya sea el liceo o su casa. La única forma de deshacerse de ello es teniendo sexo con alguien más, pero si esa persona muere entonces "eso" volverá a perseguir al anterior "anfitrión".

 

 

Una vez que la protagonista y sus amigos –un grupo de jóvenes sin aparentemente mucho para hacer más que ver películas de ciencia ficción clásicas– comienzan a tratar de lidiar con "eso" que los acosa (aunque solo el personaje de Monroe puede ver), Mitchell utiliza todas las herramientas posibles para hacer buen cine.

 

La fotografía pálida y sin esperanza de un barrio suburbano de Detroit, la música estridente de sintetizadores (un guiño sonoro a otra época del cine de terror) y los momentos de aparente paz para los personajes son todos utilizados para generar una ficción fantástica que en ningún momento parece tal, sino más bien el registro escalofriante en un mundo de adolescentes en el que no parece haber adultos.

 

Que recursos cinematográficos como un zoom (algo que cualquier fotógrafo sentenciaría) puedan ser tan escalofriantes, hacen de "Te sigue" una cita obligada al cine. El relato logra que el espectador comience a sentir la misma sensación de peligro inminente que sus personajes o que imagine y observe elementos que no están ahí pero que así lo parecen. Es raro que otras películas de terror que hayan precedido al filme de Mitchell en estos años hayan generado una sensación apenas similar.

 

 

Se ha discutido sobre el verdadero significado de "eso" que persigue a los personajes. Varios creen que alude al miedo a las enfermedades de transmisión sexual (algo que motivó miles de películas de terror en Estados Unidos), mientras que otros creen que habla de la imposibilidad de evadir la muerte.

 

Igual, poco importa, porque el camino que propone "Te sigue", lento, temible y sorpresivamente bello, es digno de recorrer tan solo por la experiencia de conectar de forma visceral con un narración tan poderosa como una película. Esa es una misión que la era de abundancia de efectos especiales ha olvidado y que una pequeña película independiente ha sido tan amable de recordar.

 

El Observador / Lifestyle