Por Oscar Cerda Seitz, Gerente de Unidad de Negocios Salud SONDA.
Durante los últimos años, hemos sido testigos de cómo las nuevas tecnologías digitales han revolucionado desde la forma en cómo interactuamos en sociedad hasta las distintas industrias. La salud, una de las industrias más competitivas y de mayor importancia para los ciudadanos, no ha estado ajena a esta ola transformadora.
Mucha agua ha pasado bajo el puente desde la implementación de las fichas médicas electrónicas que operan desde hace casi una década y actualmente son un estándar de la industria. A estas se han agregado sistemas de automatización y digitalización para otros procesos más complejos, como la toma de muestras y la imagenología, que cuentan incluso con interoperabilidad entre distintas instituciones y/o actores del sistema de salud (aseguradores, prestadores y entidades fiscalizadoras). Las hospitalizaciones, por su parte, ya cuentan con un sólido respaldo tecnológico-digital que hace más eficiente la prestación global de servicio a los pacientes, aceleran y mejoran el cálculo de las cuentas médicas, y la aplicación de los distintos seguros y convenios de los pacientes.
En paralelo, se fueron incorporando la automatización integrada de procesos que dependen de distintos actores de la salud, como son las licencias médicas digitales y los bonos electrónicos para atención médica (I-med), innovaciones que simplificaron la vida de las personas y le cambiaron la cara al sistema de salud chileno, mejorando de manera sustancial los servicios que las instituciones prestadoras y aseguradoras de salud entregan a sus pacientes.
Actualmente, la implementación de herramientas de Big Data y Analytics apoya de manera eficiente el diagnóstico temprano de enfermedades. Estas, en base al historial clínico de los pacientes, pueden perfilar las mejores opciones de seguros de salud, entregando mayores herramientas tanto a los afiliados como los distintos actores del sistema, mientras que el uso de dispositivos móviles y “wearables” gracias a Internet of Things pueden articular una red de dispositivos inteligentes que, conectada con los sistemas de salud, entregue información de calidad para prevenir enfermedades o recomendar tratamientos para los pacientes.
Por ejemplo, no está lejano el momento en que, con tecnologías biométricas, las instituciones con sistemas de reconocimiento facial o de huella dactilar, podrían contar con información al instante de un paciente que llega a urgencia, contando con su historial médico (obtenido de todos los prestadores a los cuales haya asistido anteriormente), hábitos alimenticios y sociales (por ejemplo tomando sus fotos de Instagram, posteos en redes sociales), indicadores históricos de salud (si hace deporte, cuánto camina al día, etcétera).
En un mundo cada vez más competitivo, el mercado de la salud es uno de los que lidera la inversión per cápita. Esto hace que las instituciones tengan la necesidad de competir también en el ámbito de la calidad de los servicios que entregan, donde la experiencia digital (toma de horas y agendamiento, visualización de exámenes, interoperabilidad con otras instituciones públicas y privadas de Salud, seguros y convenios, calidad de la información) será un factor adicional a tener en cuenta además de la calidad de sus equipos médicos, infraestructura tecnológica y médica. Mejores sistemas de TI permiten avanzar hacia un modelo de prestación de servicios de salud basado en el modelo Value-Based Health Care Delivery, que mejore la experiencia de atención a los pacientes y agregue valor a los prestadores de servicios médicos.