El trabajo remoto es una realidad que necesita de una regulación que proteja a los trabajadores que se desempeñan bajo esta modalidad. Si bien no es algo masivo, es inclusivo, por lo que se necesita que cada vez más empleadores y trabajadores lo conozcan.

Trabajar fuera de la oficina, con mayor flexibilidad horaria y sin tener que recorrer grandes distancias para llegar al lugar de trabajo, parece ser el sueño de varias personas que ven al teletrabajo o trabajo remoto como una forma de conciliar su vida laboral con la personal y mejorar su bienestar.

Una muestra de esta necesidad son los resultados del reciente informe sobre valoración de beneficios elaborado por Mercer Chile, donde tener flexibilidad en términos de horas y lugar de trabajo, junto con gozar de suficiente tiempo para la vida personal, eran las condiciones más relevantes para trabajadores de todas las generaciones.

Una realidad que responde a las tendencias en capital humano que se verán en los próximos años, las que van de la mano con las nuevas generaciones. Es así como ganan terreno modelos laborales flexibles. Como ejemplo, Timothy Ferris en su libro "La Semana Laboral de 4 Horas" propone un sistema de trabajo donde lo que importa no es cuántas horas se trabaja, sino cuánto se produce, dejando de lado la creencia que lo crucial es permanecer largo tiempo en la oficina sin necesariamente ser en esas horas más productivo.

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Los beneficios no sólo son para los trabajadores, sino que también para los empleadores. La motivación y el compromiso aumentan, pero también se fortalece la imagen corporativa, dice Benjamín Toselli, presidente ejecutivo de la consultora IT Hunter, en un artículo antes publicado, quien explica que la orientación a las metas es otra gran ventaja: “Una de las claves para que el teletrabajo logre buenos resultados pasa porque se implemente en base a metas o parámetros cuantificables. “En la medida que el empleado tenga claridad sobre los objetivos que debe cumplir ese día, dicho sistema podrá funcionar de manera eficiente, mejorando con ello su productividad”.

¿Qué pasa en Chile?

Si bien en algunos países de América Latina se han creado leyes que regulan el teletrabajo, en Chile se presentará un proyecto de ley de teletrabajo, donde se busca modernizar y reconocer las características de esta nueva modalidad, y así proteger a quienes se desempeñan bajo este modelo laboral, que tiene entre sus beneficios ser inclusivo.

Para Eduardo Durán, diputado de Renovación Nacional y miembro de la Comisión de Trabajo de la Cámara Baja, “el espíritu de este proyecto es que más personas puedan entrar al mercado laboral por este sistema de trabajo. El empleador que le ofrece o conviene con el trabajador un contrato de teletrabajo, debe vigilar y preocuparse de que ese lugar remoto cuente con la iluminación, conexión a internet, es decir, con todas las condiciones necesarias para que el trabajador pueda desempeñar bien sus funciones. Y para que no haya impactos negativos por esta metodología, todo debe ser formalizado por la ley como lo hace Argentina y Colombia”.

El proyecto tiene entre sus grandes beneficios ser inclusivo. “Permite llegar a distintos segmentos de trabajadores, potenciaría la inclusión de la mujer en el trabajo, que aseguraría el derecho a la igualdad de oportunidades laborales de las personas con discapacidad, que aumentaría los índices de empleabilidad”, explica Karina Piña, docente de la Escuela de Derecho Universidad de Las Américas.

Y a esto se suma que permitiría regular un modelo de trabajo que no está regulado del todo ni muy claro, lo que ha generado confusiones. Piña explica que no se suele distinguir entre el teletrabajo autónomo (dado bajo la modalidad de prestación de servicios) y el teletrabajo de subordinación y dependiente (que es el único que está protegido, en términos generales, por la ley laboral). "Esto ha provocado la falta de fiscalización de esta modalidad de trabajo por parte de la Dirección del Trabajo y vulneración de los derechos laborales por parte del empleador, por tanto, se hace necesaria una regulación legal rigurosa, que contemple distintas aristas y que no deje en estados de indefensión en materia laboral y de seguridad social a los trabajadores que opten por esta modalidad”, comenta Piña.

Sin embargo, recién se está regulando esta modalidad, por lo que aún se desconoce qué pasará cuando se implemente. Durán cree que su aplicación se dará de forma progresiva, con días a la semana o con días al mes para poder desarrollar las labores de forma remota. Será el empleador, explica Durán, “quien diseñe los sistemas de control de jornada de trabajo, considerando las 45 horas semanales actuales y garantizando como mínimo 10 horas de descanso diarias”.

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Quienes trabajen bajo esta modalidad deben considerar tener un contrato de trabajo, ya que tienen los mismos derechos y obligaciones que el resto de los trabajadores.

La ley debiera normar el “reconocimiento legal del teletrabajo; la determinación de distintos tipos de jornada; el sistema de remuneraciones; feriados; y, por sobre todo, el sistema de protección social ante eventuales accidentes o enfermedades profesionales”, dice María Paz Guerra, abogada de Lagos & Asociados.

Y Piña agrega que tienen que tener un contrato laboral, el cual debe expresar los contenidos mínimos de cualquier contrato conforme al artículo 10 del Código del Trabajo.

• El empleador debe cumplir con el pago de las cotizaciones laborales y otorgarle cobertura con seguros contra accidentes del trabajo o enfermedades profesionales.
• Tienen derechos a percibir los mismos beneficios (adaptándolos a su contexto) que otros trabajadores de la empresa.
• Trabajar a distancia no implica que no estará afecto a supervisión o fiscalización de su superior jerárquico.
• Debe interactuar con medios tecnológicos, por tanto, es básico tener conocimientos por lo menos a nivel usuario de las herramientas tecnológicas que le permitirán hacer su trabajo.
• Deben ordenar sus tiempos, para poder cumplir con sus objetivos laborales, sin descuidar otros objetivos importantes, tales como, los personales o familiares.
• Deben ser capaz de separar el trabajo de la casa o familia, para no crear doble dependencia que incida negativamente en su trabajo.

Cambio cultural

Más allá de los aspectos legales, el trabajo remoto suele estar relacionado con las nuevas generaciones y nuevos mecanismos de trabajo, donde el trabajo presencial se tiende a relacionar con las generaciones pasadas o modelos de trabajo algo obsoletos, considerando la irrupción de las nuevas tecnologías. Y si bien no es masivo, ya que no se puede aplicar a todos los empelados, porque hay quienes deben desempeñarse presencialmente, es una alternativa que obliga a cambiar la mentalidad de que trabajar largas horas de trabajo y en el mismo lugar son sinónimo de productividad. 

De la mano con este cambio de mantalidad, es cada vez más frecuente ver ofertas de empleo para profesionales en modalidad de tiempo parcial o freelance, donde un importante porcentaje del trabajo se realiza fuera de la oficina o sólo con algunas reuniones presenciales con los empleadores.

Suyin Palma, directora de Responsabilidad Social Corporativa de Adecco Chile, dice que "desde  en el último tiempo hemos notado un aumento en la demanda de profesionales para ofertas laborales en modalidad part-time o freelance. Si bien no se trata de un fenómeno que marque una tendencia clara hacia un nuevo modelo de trabajo, sí existe y puede atribuirse a distintos factores".

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Palma dice que esto con mayor frencuencia cuando se trata de profesiones ligadas con las áreas de certificaciones y auditoría, junto con las comunicaciones, en periodistas y diseñadores. Los prevencionistas de riesgos y químicos farmacéuticos también son demandados bajo esta modalidad. En el caso de los químicos farmacéutico, esto ocurre principalmente para dar cobertura a las exigencias del retail: fines de semana, turnos y horarios de malls.

Palma dice que también se busca mucho esta modalidad "en el ámbito de las relatorías para centros de capacitación se necesitan profesores y psicólogos, quienes se desempeñan como relatores o impartiendo coaching. Por otro lado, participan como asesores en proyectos de selección de personal o de otros temas corporativos (clima laboral,  desarrollo organizacional,entre otras cosas". 

A esto se suma la entrada en vigencia de la Ley de Inclusión Laboral N°21.015, que está demandando asistentes sociales y terapeutas ocupacionales en esta modalidad.

En general, explica Palma, "las empresas que externalizan áreas que no forman parte de su core business, demandan profesionales para consultorías y asesorías".

Todo este nuevo escenario, no sólo requiere de un cambio de mentalidad de los empesarios, sino que también del empleador, trabajadores y sociedad. Karina Piña, dice que no es suficiente la ley por sí sola y que se debe haber campañas de concientización que permitan incentivar esta modalidad de contratación e informar a la población sobre sus ventajas y desventajas. 

Asimismo, y desde la perspectiva del trabajador, "la existencia de una legislación clara también significa que se encuentre dotado de protección legal, lo que indirectamente contribuirá a un cambio de perspectiva, dejando de ser considerado como un sub empleo o trabajo precario", agrega Guerra, abogada de Lagos & Asociados.

Sin duda que la regulación de este tipo de trabajo responde al nuevo escenario que se vive en Chile y en el mundo, donde el trabajo como se le conoce está evolucionando en tipos de cargos, procesos y formas de realizar las laborales. Para Durán, "muchas naciones están avanzando en lo que es la regulación de este tipo de trabajo y otras no, pero esto ha llegado para quedarse y se continuará avanzando en los temas regulatorios, como está pasando en Chile".

Lo cierto, es que el trabajo remoto ya está en la mira del gobierno, instituciones, empresas y profesionales, quienes cada vez están teniendo más claridad sobre lo que significa trabajar bajo esta modalidad. 

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